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miércoles, 16 de octubre de 2019

Presentación del Libro “Taficeños de Pura Cepa” Aportes desde la genealogía para la historia e identidad de Tafí Viejo


Síntesis del Libro 

El libro Taficeños de pura cepa realizado por Luis Caro Zottola realiza un nuevo aporte para la historia e identidad de Tafì Viejo. El trabajo presenta, a través de un estudio genealógico, diferentes registros documentales en donde las familias taficeñas han dejado su huella. Se rastrean documentos que van desde 1770 hasta antes de la construcción de los Talleres Ferroviarios a principios de 1900. Los más antiguos pobladores de Tafí Viejo son sin duda los pueblos originarios, confirmado con los hallazgos arqueológicos encontrados que datan de másde 3 mil años. Durante el periodo colonial fue tierra sujeta a encomienda y más adelante tierra jesuita. La primera mención escrita de Tafí Viejo tiene casi 250 años, y documentos históricos indican que los primeros pobladores que ya llamaban esta tierra por su nombre actual, están presentes al menos desde 1769. 

Por otro lado el libro realiza aportes para la reconstrucción de la identidad taficeña,definitivamente pluricultural como resultado de su base indígena amalgamada con las corrientes inmigratorias pasadas y presentes. 

Algunos de los aportes del libro son los siguientes: La Familia Interétnica Taficeña. Tomando como punto de partida la historia del pueblo realizada por el padre David Dip, quien indica que los primeros compradores de las tierras de Tafí Viejo fueron los hermanos Juan Clemente Méndez y José Martín Méndez, el trabajo indaga sobre el linaje de dichos hermanos y su familia. Confirma que efectivamente son hermanos pero con un sorprendente hallazgo: Juan Clemente figura en los registros parroquiales como indio, y su hermano José Martín como español. La condición indígena de Juan Clemente Méndez y de
su esposa Agustina Heredia, queda confirmada en un acta de bautismo de 1781 de la Iglesia Nuestra Señora de la Encarnación, actualmente Iglesia Catedral, curato al que pertenecía Tafí Viejo. En este registro el encargado parroquial hace constar que “bautiso puso oleo y crisma a Cayetana de cinco días hija leg.[ítimo] de Clemente Mendes y Agustina Heredia indios.” Encontraste, José Martín Méndez aparece en diferentes registros como “español”, al igual que sus hijos y nietos. Esta familia indígena tendrá al menos ocho hijos con descendientes hasta la actualidad en Tafí Viejo, y el mismo autor del libro descubre que Juan Clemente Méndez es su octavo abuelo por rama paterna. 

El fundador de la familia interétnica: el Capitán Clemente Méndez de los Reyes.  El padre del indio Juan Clemente y del español José Martín, es decir el fundador de la familia interétnica taficeña, es el Capitán Clemente Méndez de los Reyes, un hacendado descendiente de los primeros colonizadores del Tucumán con fuertes vinculaciones económicas, políticas y religiosas en la región. No tenemos certeza de las circunstancias y de la causa que pudo haber motivado la filiación interétnica entre el Capitán Clemente Méndez y el indio Juan Clemente, el único hijo que lleva su nombre.  La familia del Capitán Clemente Méndez está constituida por su esposa y 10 hijos, ocho varones y dos mujeres. Entre dichos hijos, de su hija María Clara Méndez se desprenderá la rama del gobernador Próspero Mena; y su hijo mayor José Domingo Méndez estará casado con una tía abuela de Alejandro Heredia. Tafí Viejo de esta forma es protagonista de una de las modalidades de las profundas relaciones interétnicas ocurridas en el periodo colonial: una filiación interétnica en donde la relación entre padre e hijo no surge por el mestizaje de sangre, sino a partir de una “adopción” de un indio por parte de un español. 
Este hallazgo taficeño puede ser entendido en el marco de diferentes estudios etnohistóricos quedan cuenta de la existencia de vinculaciones profundas, económicas y afectivas, entre indígenas y españoles, que aparecen en los intersticios del espacio colonial de dominación y opresión. Esta filiación tiene un elemento que lo caracteriza y está dado por la igualdad de tratamiento que realiza el padre entre su hijo indio y el resto de sus hijos españoles. No hay marcas de distincióndirecta en ningún acto o documento. Al contrario, en su testamento y posterior división de bienes, el indio Juan Clemente hereda en la misma proporción que sus hermanos. El tratamientoigualitario entre los hijos españoles y el indio que se presenta en este caso, si bien es novedoso para la historia de nuestro pueblo, no es una situación que no se haya dado en otros casos durante el periodo colonial. Un caso importante en este sentido lo ilustra el relato de un vecinode Córdoba, Pedro Arias de Saavedra, quien comenta cómo incorpora a su grupo familiar a dos indios huérfanos, Joseph y Nolasco, a quienes había cobijado en su casa, vestido y cristianizado, y que expresa, obviando su original en castellano antiguo que “que habiéndose consumido todos los indios de dicho pueblo y quedado, huérfanos sin padre ni madre los dichos dos muchachoslos recogí a mi abrigo y amparo donde entre mis hijos se han criado doctrinado y tenido la enseñanza que los dichos mis hijos como hijos de persona noble, pues evidente y clara eracontra caridad dejarlos solos en el dicho su pueblo a la inclemencia del cielo y por esta obra se hallan conservados sin que se les haya hecho maltratamiento alguno”.

Ciertamente el tratamiento igualitario que realiza el Capitán Méndez es una novedad en unasociedad jerarquizada, aunque posible. Más si este tratamiento igualitario viene de una persona como el Capitán Méndez con fuerte apego y vinculación con los impulsores por excelencia del trato igualitario al indio, como fueron los jesuitas. En efecto, de las fuentes encontradas surge una estrecha relación entre el Capitán Méndez y los padres jesuitas, quienes incluso le proveyeron de yerba y azúcar durante su enfermedad y del ataúd para su muerte, el mismo Procurador de la Compañía de Jesús del Colegio de San Miguel de Tucumán, Juan de Amilaga, hace constar esta circunstancia en 1756.

Tafí Viejo fue tierra jesuita. Tafí Viejo fue tierra jesuita y emerge su nombre a partir de las profundas trasformaciones ocurridas tras la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767. El área de Tafí Viejo formó parte de una mayor extensión de tierras pertenecientes a la Orden denominada “Taficito”. Esta “suerte de tierras” que es la última del inventario realizado tras la expulsión, pertenecía al complejo jesuítico con centro en Lules que se conectaba con el camino del Perú, y vinculaba a las otras haciendas de los religiosos en Tapia y Vipos. Del  “Taficito” se desmembrarán las tierras pertenecientes a las actuales Yerba Buena, Cebil Redondo y Tafí Viejo. En 1774 la denominación de “Taficito” derivará en “Taficillo” pero ahora indicando sólo una parte específica de esta basta fracción jesuita. La forma de cómo llegan estas tierras de la Orden de Jesús hasta los hermanos Méndez es explicada por la importancia que tuvo el Capitán Méndez, el padre de los primeros taficeños. Éste es un actor central a tener en cuenta, ya que de las vinculaciones familiares y económicas entabladas por éste con los jesuitas y con el poder político tucumano, explicará el acceso a la compra de las tierras de Tafí Viejo en 1774 por parte de sus hijos Juan Clemente y José Martín. Las haciendas del Capitán Méndez se encuentran inmersas en las tierras estratégicas de la Compañía de Jesús, especialmente en sus dos grandes propiedades: la estancia de Los Nogales y el potrero de Anfama. Por su parte, el Capitán pertenece a una familia constituida por José Méndez de los Reyes y María López Romano, familia contemporánea al traslado de San Miguel de Tucumán en 1685 de Ibatín a La Toma y es protagonista y participa de la actividad económica de venta y traslado de mulas al Potosí, que se dinamiza luego de finalizada la resistencia Calchaquí en 1665. 

La importancia del documento de 1770: la primera mención escrita de Tafí Viejo y nueva información para la historia local. La condición de tierra jesuita donde se asienta Tafí Viejo, queda demostrada a partir de un documento de 1770, hasta ahora nunca mencionado en la historia del pueblo. Este documento constituye hasta ahora la mención más antigua del nombre “Tafí Viejo”. De esta forma, hacemos un paso más en la contribución en la historia local iniciada por el padre David Dip, quien expresaba en su libro pionero que “la referencia más antigua que hemos encontrado de „Tafí Viejo‟ alcanza a año 1781”. Esta fuente no sólo fija la antigüedad de 250 años de la mención escrita del nombre, sino que da cuenta de la presencia de los hermanos Méndez al menos desde 1769, quienes ya en esta fecha, manifiestan ser dueños de la tierra incluso antes de su compra en 1774.

Taficeños y taficeñas en las milicias cívicas  de 1832 y en los Censos Nacionales de 1869 y 1895. Las principales fuentes de información para ubicar a las familias taficeñas lo constituyen los registros parroquiales. Sin embargo el trabajo indaga otras fuentes que permitieron encontrar a habitantes de Tafí Viejo y tener un panorama más amplio de sus vinculaciones familiares.
Entre estas fuentes alternativas a los registros parroquiales se indaga el listado de las “Milicias Cívicas” organizadas en 1832 por el gobernador Alejandro Heredia, en donde existe un listado de 81 taficeños, aunque por las características de dicho registro, sólo consigna a varones mayores de edad. Otras fuentes consultadas fueron los censos nacionales de 1869 y 1895, en donde existen las cédulas censales o “libretos censales” nominales, es decir, posee un listado de los habitantes con sus datos personales. En el caso del Primer Censo Nacional de 1869,realizado en el gobierno de Domingo Faustino Sarmiento, hemos podido identificar al menos dos libretos censales pertenecientes a familias taficeñas que corresponden a 320 personas que integran 54 familias. En el segundo Censo Nacional de 1895 decretado en 1894 durante la presidencia de Luis Sáenz Peña y puesto en práctica bajo la administración de José Evaristo Uriburu, se pudo detectar cédulas censales de habitantes taficeños, en donde ya vivían al menos 904 habitantes que integraban 169 familias. Tafí Viejo no nació como villa veraniega. Es conocido el cliché sobre que “Tafí Viejo nació como villa veraniega”. En cierta medida esta expresión niega un rico pasado que identifica al pueblo. La creación de la villa veraniega fue la realización de un importante proyecto urbanístico dentro de un pueblo ya conformado, que como desarrolla el trabajo, inició su desarrollo más de un siglo antes de la creación de la “estación veraniega”. Como se aclara en el mismo proyecto de ley presentado, se trata de la creación de una villa veraniega “en Tafí Viejo” y su área está perfectamente limitada entre las actuales avenidas Roca, Perú, Alem y Sáez Peña, en una extensión de 80 hectáreas, es decir, mucho  menor que de lo que comprende y comprendió el pueblo de Tafí Viejo. De los antecedentes documentales existentes sobre la creación de la villa, se desprende que jamás estuvo en el proyecto de los impulsores de la misma la creación de un pueblo. Tampoco se desprende de dichos documentos que hubiera habido una voluntad de cambiar el nombre de Tafí Viejo por San José de Calasanz, sino que dicho nombre fue la designación de tal villa comprendida en las 48 manzanas dentro del pueblo de Tafí Viejo.

La denominación de la villa luego fue modificada por “Villa Mitre”, pero ninguna de estas denominaciones pretendieron designar y/o sustituir al antiguo nombre de Tafí Viejo. 

Genealogía de las primeras familias de Tafí Viejo. El libro realiza un estudio genealógico sobre las primeras familias. La primera cepa taficeña sigue presente entre sus descendientes y en familias vinculadas como los Vaca, Padilla, Fernández, Velárdez, Ríos, Martínez, Chavarría, Romano, Mena, Velis, Gómez, Rocha, Cuenca, Alzogaray, Sosa, Laza o Lara, Alderete, Sánchez, Aparicio, Ponce, Juárez, entre otros. De algunas de ellas el libro presenta una primera aproximación genealógica de las familias Vaca, Padilla, Juárez, Tejeda, Ponce y Velárdez, esta última familia de donde proviene la inmortal Nina Velárdez. Estas primeras familias se unirán con las familias migrantes de fines del siglo XIX que se registran en Tafí Viejo en 1895 antes de la construcción de los Talleres Ferroviarios, como las provenientes de Austria como la familia Marsilli, Vidas, Zar, Briccio y Manistar; de Francia como los  Kreyenbulh, Delaquier, Piebou, Jeul, Astie, Roy, Ficher, Morlet, Condina y Buscez o Busqués; de Italia como las familias Martinei, Perleon, Matiussi, Hilario, Morandi, Goradini, Francisas, Perlisa, Bisma, Pastinino, Otonello, Gadina, Rogi, Morandini y Bellini; de España como los Estapé y Rodríguez; de Bolivia como algunas familias Jiménez y Pérez; de México como los Rivera. Estas familias taficeñas serán testigo de la construcción en 1902 de los gloriosos Talleres Ferroviarios, y luego de su apertura en 1910, recepcionará una enorme cantidad de nuevas familias, tanto de otras provincias argentinas como de las provenientes de la más grande oleada inmigratoria realizada en nuestro país a principios del siglo XX, que se re-unirán en esta tierra en el común propósito del progreso Genealogía e identidad: el árbol genealógico en primera persona. El libro finaliza con dos epílogos. El primero es una invitación a recontruir la propia identidad y la del pueblo a través del conocimiento genealógico. A partir del hallazgo respecto de que el indio Juan Clemente Méndez es el octavo abuelo del autor, expone su propio árbol genealógico indicando que “Elestudio genealógico en general es un trabajo apasionante, pero cuando este estudio se aplica a la propia persona, más que un estudio genealógico se constituye en un proceso de decontrucción y reconstrucción identitaria”. A su descendencia italiana por rama materna suma su orgullosa descendencia de los pueblos originarios. Si bien presenta los documentos que lo vinculan con este pasado profundo, lo complementa con estudios de ADN de laboratorios especializados en “estimación étnica” que si bien dichos estudios es una simple aproximación en base a una metolodogía que explica el trabajo, sí representa una importante herramienta genealógica. Dichos estudios revelan la presencia, además del componente europeo, de un predominio de marcadores genéticos vinculados a lo que el estudio denomina poblaciones “mesoamericanas y
andinas”
.   
Propuestas para contribuir a la identidad taficeña. El segundo epílogo propone la creación un “Centro de Historia de las Familias de Tafí Viejo” o un “Centro de Estudios Genealógicos e Históricos de Tafí Viejo”, espacio donde los taficeños y taficeñas cuenten con herramientas genealógicas, históricas y geográficas para reconstruir la historia personal y familiar, para que cada uno pueda “subirse al árbol genealógico taficeño”. Asimismo propone que las antiguas familias estén presentes en calles y plazas y la celebración del “Día de la Identidad Taficeña”,que refleje su pertenencia a los pueblos originarios y su vinculación con las oleadas inmigratorias recepcionadas en el pueblo. También la creación de la “Plaza de la Identidad Taficeña” en donde se recree la genealogía y la historia de las familias taficeñas, antiguas y actuales, así como la historia de la inmigración tanto de los siglos pasados como las corrientesinmigratorias actuales como la de senegaleses, coreanos, chinos entre otros. Finalmente propone la producción de contenidos taficeños, dado que el pueblo cuenta con una riqueza histórica, cultural, deportiva, social y económica que tendría que ser contada y mostrada desde los primeros años escolares. Es necesario para ello, la realización de manuales con contenido local, que contribuya a la educación para la igualdad y la diversidad. Esto puede ser complementado también con la realización de libros de cuento para niños, novelas para adolescentes y adultos que relate la vida de Tafí Viejo en el pasado y presente. También otros formatos pueden ser utilizados para transmitir la historia local como documentales o películas que presenten los diferentes pasajes de la historia que el trabajo aborda.

Tafí Viejo, un pueblo bajado de los barcos y de la montaña de nuestros ancestros indígenas. El autor expresa en las conclusiones que este libro demuestra la conformación de “un Tafí Viejo definitivamente pluricultural, „bajado de los barcos‟, pero también de la montaña de nuestros ancestros indígenas…” y expresa que “La primera parte del árbol genealógico taficeño está hecho, sólo falta que cada uno elija agarrarse de sus ramas y subirse…

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