por Horacio Yanicelli
Las Ezcurra eran dos hermanas, María Josefa y Encarnación. La primera, fue amante de Manuel Belgrano, como ya lo comentamos en otro artículo. La segunda, casose con Juan Manuel de Rosas. Para ser justos, debemos decir que ambas niñas eran muy particulares y sobre todo, no eran dóciles. Tenían una fuerte personalidad, como veremos en lo que vamos a contar a continuación.
María Josefa de Ezcurra |
María Josefa, enamorada de Belgrano y habiendo partido forzadamente su marido español a la península, luego de la Revolución de Mayo porque era hombre de la corona e intimidad del Virrey depuesto, siguió al patriota hasta su campamento en el norte, en Campo Santo en el año 1812. Lo acompañó en el Exodo Juejeño y en la Batalla de Tucumán.
Los Ezcurra intentaron de mil maneras convencerla de que no viajase, que el camino de Buenos Aires a Jujuy de casi 1800km., era peligrosísimo y además, los riesgos de que la acusen de adulterio eran enormes. Pero nada de eso detuvo a la enamorada. Viajó al Norte quedando allí embarazada y para evitar las consecuencias de su relación adúltera con el vencedor de Tucumán y Salta, se separaron a fines de 1812 y ella tuvo el niño en una estancia de Santa Fe, dándolo en adopción al matrimonio de su hermana Encarnación con Rosas.
Y como tal cual dijimos, el matrimonio de recién casados de Juan Manuel de Rosas y Encarnación merece un párrafo aparte. Veamos.
Juan Manuel contaba 19 años y Encarnación dos menos aproximadamente. Tenían tal metejón que se querían casar y así se los hicieron saber a sus respectivos padres. Los Ezcurra aceptaron, pero el problema se planteó con Doña Agustina López de Osornio, la mamá del futuro Restaurador de las Leyes. La mujer se plantó en que eran demasiado jóvenes y que deberían esperar para obtener su consentimiento.
Encarnación de Ezcurra |
Ante tal postura irreductible de su madre, Rosas planificó una travesura a las que era muy afecto. Hizo que Encarnación le escribiera una carta donde le comunicaba que estaba embarazada de él y que si no se casaban, ella armaría un escándalo gritando a los cuatro vientos que la había engañado y abusado de su inocencia y enamoramiento. Luego, dejo como al descuido el sobre con la nota en un lugar donde Doña Agustina lo pudiese encontrar y con lo curiosa que era seguramente lo leería. Y así sucedió nomas.
Cuando la mujer se enteró y espantada por el escándalo en ciernes, inmediatamente habló con su hijo dándole el consentimiento para el matrimonio. Así fue que se casaron encarnación y Juan Manuel. Como corría el año 1813, al poco tiempo del matrimonio nació el hijo de María Josefa con Belgrano, al que los Rosas adoptaron. De ese modo, la casa de los Ezcurra quedó en orden. Se ocultó el fruto del adulterio y se calmaron los calores de los jóvenes novios que obtuvieron la legalización para retozar libremente en la vida.
Pedro Pablo Rosas y Belgrano |
Encarnación fue protagonista y en gran parte hacedora del asenso político de su marido. Después del éxito de Rosas en la Campaña al Desierto, a Encarnación se la denominó Heroína de la Santa Federación. Es de destacarse que en aquellos tiempos, donde la mujer no contaba en la vida política, la niña Ezcurra haya logrado tanta notoriedad y protagonismo. Sin embargo, es justo que se señale, su accionar se vio deslucido porque se acusa a ella de ser la inspiradora de las persecuciones, acusaciones, encarcelamientos y demás actos de violencia cometidos por la temible Mazorca.
La esposa de Juan Manuel de Rosas murió joven, a los 43 años un 20 de octubre de 1838 conmoviendo a Buenos Aires cuestión que se evidenció en el populoso funeral de mas de 25 personas, en una ciudad que por ese entonces contaba con mas o menos 60.000.
María Josefa acabó su vida en una avanzada vejez para esa época, a los 70 años, en tiempo posterior a la caída de su cuñado, a quien también apoyó y acompañó activamente en su vida política caracterizándose por su carácter enérgico y apasionado.
Rama de los Ezcurra en Tucumán
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