Los días 10, 11 y 12 de agosto de 1806 se combatía en las calles de
Buenos Aires para reconquistar la ciudad que estaba usurpada por los
ingleses. Todos participaban en la lucha, las mujeres con el mismo
fervor que los hombres.
Cuando el combate había llegado a su
culminación en la llamada plaza Mayor (hoy Plaza de mayo), donde las
fuerzas al mando de Liniers trataban de tomar la Fortaleza (hoy Casa
Rosada), una mujer del pueblo se destaca entre los soldados, uno de los
cuales era su marido, a quien había resuelto acompañar.
La metralla
no la acobarda. Por el contrario, se lanza al lugar de mayor peligro
siempre al lado del soldado de patricios, con el que formaba una pareja
de leones. El hombre cayo atravesado por una bala. Manuela tomó su fusil
y mató al inglés que había disparado sobre él. Pasada la lucha, el
general vencedor la recompensó con el grado de alférez y goce de sueldo.
En su parte dirigido a la metrópoli decía: "No debe omitirse el nombre
de la mujer de un cabo de Asamblea, llamada Manuela la Tucumanesa (era
nacida en Tucumán), que combatiendo al lado de su marido con sublime
entereza mató un inglés del que me presentó el fusil".
Una anécdota
de la reconquista de Buenos Aires en 1806, de la que existen
documentos, relata que cuando Liniers llegó hasta el fuerte con el
uniforme atravesado por tres balazos, acompañado por una turba de
soldados con uniforme y milicianos en su mayoría desarmados, su atención
se dirigió hacia una mujer que había matado a un soldado inglés con sus
propias manos. Esa mujer era Manuela Pedraza, a quien Liniers llama "la
Tucumanesa", y era la compañera de un cabo, a cuyo lado había peleado
en las calles de Buenos Aires.
Liniers se ocupará de recomendar a
"la Tucumanesa" ante el Rey de España tan persuasivamente que a pesar de
tratarse de un reconocimiento extraordinario para los ejércitos de
entonces, Carlos IV le concederá a una mujer el grado de subteniente con
sueldo y uso del uniforme correspondiente.
El 16 de agosto de 1806
Santiago de Liniers, Comandante General de Armas de Buenos Aires,
informó a Manuel Godoy, a la sazón Príncipe de la Paz, acerca de los
sucesos de la Reconquista. Y entre las acciones extraordinarias dignas
de premio incluyó "la de la mujer de un cabo de Asamblea llamada Manuela
la Tucumana, quien combatió al lado de su marido, y mató a un soldado
inglés, del que me presentó el fusil". El hecho debió ser notorio, pues
un francés que participó en la Reconquista, Pierre Gicquel, recuerda a
"Manuela la Tucumana", que, vestida de hombre, combatió junto a su
marido y, de propia mano, mató a un soldado enemigo. Y considera, con
ironía, que tal vez no fuera el primero, ya que ella "ha recorrido
largamente los campos como contrabandista".
Pasó el tiempo, y el 25
de mayo de 1807 el Cabildo porteño consideró una nota de Liniers "en que
recomienda el mérito de doña Manuela Hurtado, conocida por la
Tucumanesa, que sirvió en la reconquista de esta capital en clase de
soldado blandengue". En su virtud, la corporación acordó a doña Manuela
una gratificación de cincuenta pesos, por única vez, y también, mientras
durase la guerra con Gran Bretaña y a partir del mes de junio,
inclusive, el goce del prest (sueldo) de diez pesos mensuales, como
soldado del Cuerpo de Artillería de la Unión.
En el Archivo General
de la Nación (Sala IX, legajo 26-7-4, f. 245) se conserva una
presentación firmada por "Manuela Urtado y Pedraza, natural del Tucumán y
avecindada en esta ciudad" (de Buenos Aires). En ella solicitaba se le
entregase una suma del caudal de presas a que se consideraba acreedora.
El 5 de junio de 1807 Liniers, en providencia marginal, ordenó que se
pasara oficio a los ministros de la Real Hacienda para que se entregaran
a la peticionante diez pesos fuertes "a cuenta de la parte que pueda
corresponderle en ellas" (se refiere a las presas). Este es el único
documento conocido con la firma autógrafa de la Tucumanesa.Estaba yo
revisando en nuestro Archivo General de la Nación el libro copiador de
correspondencia, correspondiente a los años 1807 a 1809, de la casa de
comercio de Jaime Alsina y Vergés (que fue teniente coronel del Batallón
de Urbanos del Comercio), cuando, al voltear uno de sus folios,
encontré la copia de una carta que don Jaime dirigió a Luis de la Cruz,
fechada en Buenos Aires el 16 de octubre de 1807. El autor de la misiva
consignó, en referencia a los valientes que más se habían distinguido en
la defensa de la ciudad, en julio de ese año: "podemos decir que todos
fueron los más valientes, hasta aquella oficiala Tucumanesa que ha
salido herida de un balazo en un muslo, a la que sin duda se le graduará
a tenienta con sueldo?? (Sala VII, legajo 10-6-4, f. 81 vº.)
La
referencia, contenida en ese documento privado, alude a dos
circunstancias. La primera de ellas, en relación con la lesión sufrida
por la Tucumanesa durante el gran asalto de los británicos a la ciudad
en julio de 1807. La segunda, referida a un grado militar que, antes del
suceso, le había sido conferido por el Rey de España, lo que resulta
ser exactamente cierto.
En virtud de la recomendación hecha por
Liniers en su citado parte del 16 de agosto de 1806, por Real Orden
comunicada por el ministro Caballero a Pascual Ruiz Huidobro, fechada en
El Pardo, el 24 de febrero de 1807, por la que se concedían grados de
ejército y milicias, se incluyó "grado y sueldo de subteniente a favor
de doña Manuela la Tucumanesa, en premio del valor que combatió al lado
de su marido".
El despacho original respectivo que se acompañó,
firmado de real mano, se encuentra hoy en el Instituto Histórico de la
Ciudad de Buenos Aires, por compra que de él se hizo en el remate,
realizado hace algunos años, de la colección que perteneció a Marcos
Estrada Lynch.
Dice su texto: "El Rey: Por cuanto atendiendo al
valor y distinguida acción de doña Manuela la Tucumanesa combatiendo al
lado de su marido en la reconquista de Buenos Aires; he venido en
concederle el grado y sueldo de Subteniente de Infantería. Por tanto
mando a los capitanes generales, gobernadores de las armas, y demás
cabos mayores y menores, oficiales y soldados de mis ejércitos la
guarden y hagan guardar las honras, gracias, preeminencias y exenciones
que por razón de dicho grado la tocan, y deben ser guardadas bien y
cumplidamente. Que así es mi voluntad, y que el Ministro de mi Real
Hacienda a quien perteneciere dé la orden conveniente para que se tome
razón de este Despacho en la Contaduría principal, y en ella se formará
asiento, con el expresado sueldo, del cual ha de gozar desde el día del
cúmplase de este despacho sin contribuir cosa alguna al derecho de media
anata. Dado en el Pardo a veinte y cuatro de febrero de mil ochocientos
y siete = (firmado:) Yo El Rey.= (firmado:) José Caballero.= S. M.
concede grado y sueldo de Subteniente de Infantería a doña Manuela la
Tucumanesa".
Cabe preguntarse si recibió efectivamente doña Manuela
el grado y sueldo de subteniente que le adjudica el Real Despacho. En el
Archivo General de la Nación, donde se conservan encuadernadas las
copias de los despachos militares con su correspondiente toma de razón
por la Contaduría, no se encuentra el de la Tucumanesa, lo que arroja
una incertidumbre sobre la posibilidad afirmativa que no me es posible
despejar por el momento. Y ahí se pierde el rastro documental de esta
famosa hija de Tucumán, considerada por los historiadores como la
heroína de la Reconquista de Buenos Aires en 1806, también habrá de
serlo, de ahora en más, de la Defensa de la ciudad en 1807
Fuente: LaGaceta
Es una vergüenza que no la hiciesen sentir en mi escuela.
ResponderEliminarGracias por los datos!!!!
Sr. Respeto a la Tucumanesa por ahí leí que murió en total pobreza y mendigando !!! por las calles de la zona de la reciba.
ResponderEliminarDesde esa época había quien se quedaba con lo de otro. Ja !!!.