Ya en el siglo XVI se realizaban
contiendas o "corridas" donde dos equipos de jinetes intentaban hacerse
con un pato vivo (de ahí el nombre del juego). El mismo fue inventado
por los gauchos que habitaban la pampa, existiendo testimonios que dan
cuenta de su existencia ya en 1610.2 En sus inicios se lo practicaba con
un pato muerto, o a veces vivo, colocado dentro de una bolsa, de donde
procede su nombre.
Las crónicas mencionan partidos con hasta 200
participantes, disputados de estancia a estancia. El animal usado para
el juego solía ser entregado por un pulpero, a veces envuelto en una
canasta o dentro de una bolsa de cuero con asas.3
La ausencia de
reglas causó que el juego fuera en ocasiones extremadamente violento.
Muchos gauchos resultaron muertos durante corridas, al "rodar" su
caballo o siendo atropellados por otros caballos. También se dieron
casos en que, en el fragor del juego, disputas entre rivales fueron
dirimidas a cuchillo. Por esos motivos, las autoridades civiles y
eclesiásticas vieron el juego con desagrado. El 20 de agosto de 1790 el
Virrey Arredondo prohibió el juego del pato. En 1796 un edicto de la
iglesia católica aclaraba que no se debía dar sepultura cristiana a
quien moría jugando al pato, y en 1822 el gobierno de la provincia de
Buenos Aires prohibió la práctica del juego. Dicha prohibición fue
sostenida durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas (quien, se
rumoreaba, sentía especial fastidio por el juego).
Es de notar el escaso número de menciones al pato en la literatura gauchesca.
En la década de 1930, el estanciero bonaerense Alberto del Castillo
Posse se dedicó a definir y reglamentar la variante moderna del pato,
que abreva del polo en ciertos aspectos, y retiene ciertas
características del pato tradicional, en particular el elemento de la
cinchada, y la ensilladura y estribos propios del gaucho bonaerense.
El juego así definido experimentó un cierto auge, al punto que el 3 de
abril de 1941 fue creada la Federación Argentina de Pato. El presidente
Juan Domingo Perón decretó en 1953 que el pato es el juego nacional de
la Argentina. Esto no bastó para que el pato gane adeptos en las grandes
ciudades. Los medios masivos no se ocupan del pato (como sí lo hacen
con el polo). Las competencias de pato se hallan más bien acotadas al
ámbito rural, muchas veces en conjunción con eventos de doma o música y
baile. En Tafí del Valle, en Tucumán por ejemplo, cada verano se celebra
un torneo de pato con la concurrencia de deportistas de toda la
Argentina.
Muchos observadores han aseverado que la competitividad
de los polistas argentinos y de sus caballos tiene su origen en la
tradición del pato.
El pato moderno tiene parecidos con el polo:
las dimensiones de la cancha son relativamente similares, los equipos
constan de cuatro jinetes, y el juego se divide en períodos cortos de
gran intensidad (si bien en pato no se usa el vocablo chukker para
designar cada tiempo). En pato, cada partido consta de hasta seis
"tiempos" de 8 minutos cada uno, separados por entretiempos de 5
minutos.
En esta forma se llegó a 1937 cuando un cultor de
nuestras tradiciones don Alberto de Castillo Posse, se dedicó a revivir
el antiguo juego transformándolo en el deporte organizado para lo cual
redactó el primer reglamento, creó la silla, ideó la pelota de 4 asas y
luego la de seis que se usa en la actualidad.
hola como estas? gracias por este blog guia de estambul
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