Un trabajo de la UPV/EHU revela que el cromosoma Y no procede de la población del Paleolítico sino de la Edad del Bronce
Después de varios años de estudios, el grupo BIOMICs de la UPV/EHU ha hecho un hallazgo significativo. Tras recopilar, revisar y recalcular la procedencia de una variante del cromosoma Y, —la variante R-S116— únicamente en la población vasca, afirman que más del 80% de los varones del País Vasco desciende de un antepasado que vivió hace 4.500 años en la Edad del Bronce. Estos resultados han sido publicados en Scientific Reports, revista digital del grupo Nature.
Los cromosomas son las estructuras que contienen la mayor parte del material genético de cada individuo. El cromosoma Y es uno de los cromosomas presentes en los individuos varones. «Se transmite únicamente de padres a hijos varones y se trata de un marcador de linaje patrilineal que nos permite seguir la evolución de la población», explica Marian M. de Pancorbo, investigadora del grupo BIOMICs de la UPV/EHU y autora del estudio publicado en Scientific Reports, amén de ser una referencia en su campo de estudio.
Además, «el cromosoma Y tiene ciertas variantes que surgen en un individuo y a partir de él pasan a sus descendientes porque se mantienen muy estables a lo largo de las generaciones. Es el caso de la variante R-S116 en la población del País Vasco, marca característica de más del 80% de los varones vascos», explica. «El objetivo de este trabajo, realizado en colaboración con el personal investigador de la Universidad de Santiago de Compostela y de la Escuela Universitaria de Colorado, ha sido realizar un cálculo ajustado para conocer cuándo puede haber surgido esa variante del cromosoma Y centrándonos únicamente en la población del País Vasco», añade la catedrática de Biología Celular de la UPV/EHU.
«Para ello se ha analizado un grupo de individuos con la variante característica R-S116 tanto en Álava (75 %), Guipúzcoa (86,7 %) y Vizcaya (87,3 %), y a través de ciertas fórmulas estadísticas en las cuales se tienen en cuenta la tasa de mutación y el tiempo que transcurre de una generación a la siguiente, se calcula el tiempo hasta el ancestro común más reciente», cuenta Martínez Pancorbo. «El tiempo que transcurre de una generación a otra es muy variable, de ahí que los cálculos de la antigüedad sean orientativos y en lugar de situarse en unos años concretos se sitúan más bien en un periodo, en este caso, por ejemplo, en la Edad del Bronce, alrededor de hace unos 4.500 años», añade.
«Si estudiamos el linaje materno vemos que en el País Vasco se mantiene el linaje del Paleolítico, es decir, las mujeres siguen transmitiendo el ADN mitocondrial antiguo del Paleolítico entre generación y generación. Sin embargo, al estudiar el cromosoma Y nos hemos encontrado que no procede del Paleolítico, sino que se trata de una variante nueva del Neolítico; como si hace 4.500 años en la Edad del Bronce, surgiera una variante y reemplazara a todos los linajes del cromosoma Y de los varones que vivían en el País Vasco: los antiguos cazadores, recolectores…», indica Marian Martínez de Pancorbo. «Hemos observado que desde la Edad del Bronce no se siguen transmitiendo aquellos linajes de los varones vascos y los descendientes nuevos que aparecen son hijos de estas nuevas variantes que han llegado. Se trata de un dato muy curioso que llama mucho la atención y que no se comprende muy bien el por qué», subraya Martínez de Pancorbo.
Distintas hipótesis
«Una de las hipótesis que se baraja es que posiblemente cuando llegó aquella población más avanzada tecnológicamente procedente de la estepa euroasiática, los varones tuvieran mayores posibilidades de tener descendientes con las mujeres vascas. Pero insisto —subraya Martínez de Pancorbo— no deja de ser una hipótesis puesto que no hay evidencias de que se eliminara a los varones que en aquel entonces estaban en el territorio que hoy conocemos como País Vasco, porque no hay evidencias de guerras, ni masacres…». Igualmente, «no deja ser muy curioso que en tan poco tiempo lleguen a reemplazar todo lo que había alrededor», recalca la investigadora. Podría haberse debido a que los nuevos pobladores, tecnológicamente más avanzados, tuvieran mejores posibilidades para alimentar a sus progenies y por tanto dejasen un mayor número de descendientes que fueran transmitiendo cromosoma Y de tipo R-S116.
Sin embargo, «personalmente tengo otra hipótesis —comenta la catedrática de Biología Celular de la UPV/EHU—que nos gustaría comprobar y quizás nos ayudaría a comprender mejor esto. Tal vez la fertilidad, o la probabilidad de tener hijos varones de aquellos individuos con la variante R-S116 del cromosoma Y era mayor que en los varones con otros tipos de cromosoma Y, y por eso el número de descendientes masculinos que dejan es mayor en cada generación». «Se podría realizar un estudio y ver simplemente si actualmente los individuos portadores de esa variante del cromosoma Y tienen un número de descendientes varones más alto que el número de hijos varones que tienen otros individuos con otros tipos de variantes del cromosoma Y. Pero no podemos remontarnos a las condiciones de vida de la Edad del Bronce, y puede que los datos actuales no reflejen la realidad antigua, ya que en distintas condiciones de vida los individuos somos más o menos eficientes biológicamente», señala Martínez de Pancorbo.
Según Marian M. de Pancorbo, «este estudio cierra un ciclo de trabajos muy largos que ofrecen una gran fiabilidad. Sin embargo, cabe destacar también que aún queda abierto el resolver cómo se pudo producir ese reemplazamiento, es decir, cuál fue la principal causa para que tuviera lugar la prácticamente desaparición de los linajes del cromosoma Y de los antiguos pobladores del País Vasco para ser reemplazados por estas nuevas variantes».
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