Curiosamente, por muchos años, se dudó de la fecha de esta épica batalla, que era recordada el 4 de mayo, hasta que el historiador Miguel Ramallo hizo la rectificación un siglo más tarde y fijó con exactitud el 15 de abril el día de su rememoración, en coincidencia con los próceres argentinos, que publicaron parte de la batalla.
La Batalla de la Tablada, que se libró el 15 de abril de 1817, constituyó la acción de mayor importancia en la sacrificada lucha de los tarijeños por alcanzar la independencia, señala la reseña histórica realizada por Eduardo Trigo O´Connor d’Arlach y difundida con motivo del Bicentenario de la gesta libertaria de Tarija.
El artículo señala que el general Manuel Belgrano, que había sido designado jefe del Ejército de Perú, preocupado por la situación de los patriotas del norte, dispuso que una división de las tres armas ingresara por Tupiza al Alto Perú para protegerles y lograr que la insurrección ocupara una vasta región.
Gregorio Araoz de La Madrid, encabezando aproximadamente a 400 hombres, partió de la plaza de Tucumán el 18 de marzo de 1817. Enterado de instrucciones que impartían autoridades españolas desde Lima para reforzar su presencia en el sud y ante la escasez de cabalgaduras que le afectaba decidió dirigirse a la Villa de San Bernardo de Tarija, pues estaba convencido de que allí encontraría los elementos para enriquecer la expedición a su cargo. Ante este accionar calificado de inconsulto fue reprochado por Belgrano.
En virtud del nuevo plan, los expedicionarios cambiaron de rumbo, descendieron por la cuesta del Inca para ingresar a Tarija por la cuesta del Gallinazo. Allí se incorporó a la división volante el caudillo Eustaquio Méndez con 100 hombres para cubrir la vanguardia patriótica. El 14 de abril, la fuerza que conducía amagaba a la Villa por el este; a las cuatro de la tarde se encontraba en la cuesta del Gallinazo. En esta fuerza se encontraba Méndez con su gente, además de los caudillos Juan Esteban Garay y Matías Guerrero.
Mateo Rodríguez, gobernador español y jefe de los Húsares del Cuzco, salió a detener a los insurgentes, pero fue rechazado por éstos cuando pretendía cruzar el río Guadalquivir. Después de este incidente armado, los patriotas ocuparon las alturas de la Villa y se parapetaron en la loma de San Juan, donde instalaron dos piezas de artillería de montaña. A ese lugar llegó el refuerzo de 1.000 combatientes chapacos comandados por José María Avilés, Francisco Uriondo, Manuel Rojas y Juan Ignacio Mendieta quienes eran apoyados por el filántropo Joaquín Tejerina.
Al siguiente día, martes 15 de abril de 1817, el teniente coronel Gregorio Aráoz de La Madrid fue informado que una fuerza enemiga de 150 hombres provenía de Concepción, en consecuencia con un grupo de hombres marchó hacia La Tablada; dejó en su reemplazo al mayor Giles. Le acompañaba el capitán Lorenzo Lugones y los ayudantes Manuel Cainzo y Victorino Llorente. Los guerrilleros chapacos conducidos por Méndez, Avilés, Mendieta y otros, mientras tanto, ocuparon la ribera del río Guadalquivir.
El encuentro de los beligerantes en La Tablada fue muy veloz. El resultado arrojó 40 prisioneros y 63 heridos realistas. Los patriotas sólo perdieron al Negro Herrador que murió en el enfrentamiento. La Madrid retornó a Tarija y se incorporó a la fuerza que se encontraba en la colina de San Roque, desde donde se dirigió nuevamente a la colina de San Juan, fortificado allí otra vez intimó a Ramírez, quién agobiado por los acontecimientos se rindió.
La capitulación tuvo lugar ese mismo día en el campo de las Carreras (hoy Parque Bolívar). Se rindieron ante los patriotas y entregaron sus armas, Mateo Ramírez, Andrés de Santa Cruz (más tarde Presidente de la República), 27 oficiales y 274 soldados.
“La noticia de la rendición de Tarija –dice Bartolomé Mitre– cayó como un rayo en el Alto Perú, fue la primera que tuvieron los realistas de la expedición argentina”.
Fuentes: Lostiempos.com
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