El cruce de relaciones comerciales entre Europa y América a través de Canarias ha generado casos curiosos de apellidos canarios. Eran europeos pero los canarios los adaptaron tal y como se pronunciaban. Procedian de Flandes, Reino Unido o Francia. El caso más singular es el del apellido Perdomo.
En Canarias el periodo obligatorio de registro de apellidos comenzó en el Siglo XVI y así consta en las partidas de nacimiento, bautismos, enlaces matrimoniales y fallecimientos que hay en parroquias canarias. Apellidos que antes no se habían escuchado comenzaron a circular por los documentos oficiales.
La experta en genealogía de Canarias, Cristina López Trejo, una de las mayores autoridades de esta materia en las islas, apunta que «indudablemente el árbol genealógico de un canario encierra la historia de un Archipiélago, una historia de sangre y esplendores, una historia donde se mezclan distintas culturas para enriquecerla».
Como en las islas los antiguos canarios no tenían apellidos castellanos, se fueron adaptando a los tiempos. Y el comercio aceleró este proceso. Algunos mantuvieron su base original como Taoro, Guanarteme en Gáldar, Oramas, Bencomo o Tacoronte. Los comerciantes que se quedaban iban popularizando su inscripción.
Así, por el comercio venía procedente de Reino Unido, Barcelona, Flandes, o Génova hay apellidos que se han transformado con acento de la islas. Marrero, con alta presencia en Tenerife, es de Portugal y llegó a las islas en 1500 como Marreiro. Estos apellidos, con la emigración española desde las islas, llegaron a América. Como el apellido Capote, que surgió en La Palma.
Perdomo
El apellido Artiles tiene su base en Art, que no se usa en las islas actualmente. López Trejo explica que Perdomo es un apellido netamente canario porque era un jurista que quedó en la isla como juez. Desde su Normandía natal, Jean de Arriete, era conocido en Lanzarote como «Prud'hom», un mediador de disputas. En el año 1402 llegó con con Jean de Bethencourt y fue juez de paz en Lanzarote para dirimir conflictos de lindes de tierras.
«Prud'hom» se hizo apellido y ahí aparece Perdomo. Pero hay más como Berriel, que viene Berrier; Betancor, de Bethencourt; Azuaje, de Soaggi; Melián, de Meilland, Arencibia, que viene de Arancibia o Bandama, de Vandamme. Hay otros como Reverón, de Riverol; Monteverde, que es una traducción literal del Groenberg, procedente de Colonia, Alemania, y que pervicve en El Hierro. El apellido Yánez, muy presente entre Teror y Arucas, de Eanes.
Febles, Grimón, Marichal
En las islas, hay apellidos que llegaron a las islas desde Normandía como Diepa, Gopar, Marichal, Pícar o Umpiérrez. El apellido Westerling llega a La Palma a principios del siglo XVI por un comerciante holandés. En el caso de «Aert» o «Arnould» se pudo tranformar, al vincularse con Westerling, en Artiles, es un apellido que se ubicó tiene cierto origen flamenco y fue usado por la gente de clase alta. El apellido Grimón vendría de George Grimont, un holandés de origen francés. Este Grimont llegó a Canarias en 1496. El apellido Febles es la versión canaria de Lefevre.
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