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domingo, 23 de septiembre de 2018

El día previo a la Gran Batalla: Los Tucumanos, al mando del Gral. Belgrano, se juegan todo en una última desesperada partida

por José María Posse

Estaban todos ellos ensimismados en los preparativos, cuando por fin llegó una buena noticia: en Trancas, el bravo capitán tucumano oriundo de la zona, Esteban Figueroa junto con un grupo de Decididos, había apresado a un notorio oficial realista, el coronel Huici, con algunos de sus soldados. 

Tan envalentonados estaban los hombres del rey, que ya se animaban a internarse en las cercanías de la retaguardia criolla, sin mayores cuidados. El general Pío Tristán pidió en una carta enviada a su antiguo amigo, el general Manuel Belgrano, que el oficial prisionero fuera tratado con humanidad y respeto, diciendo que él haría lo mismo con los prisioneros patriotas en su poder. Envió también cincuenta onzas de oro para cubrir los gastos de la manutención del prisionero, y firmó: "Campamento del Ejército GRANDE, setiembre de 1812"

Manuel Belgrano, con un toque de humor, devolvió las cincuenta onzas para que con ellas cubriera los gastos de los prisioneros patriotas y firmó la nota: "Cuartel General del Ejército CHICO, 17 de septiembre de 1812”.

Más allá de lo anecdótico, para Tristán lo de Huici fue una sorpresa. Pero era tanta su superioridad numérica y de armamentos que ensoberbecido como estaba, el hecho no lo inquietó mayormente, mientras continuaba su avance. Sus espías le habían informado que Belgrano enfilaba rumbo a Santiago del Estero, en consecuencia Tucumán caería fácilmente; por ello se quedó unos días en Metán aprovisionando su tropa; ese lapso sería fatal para él, pues le regaló un precioso tiempo a los criollos para alistarse.

El 22 de setiembre llegó a Tapia y el 23 acampó en Los Nogales. Eran más de 3.500 hombres veteranos, bien armados y con cañones. Los patriotas, alrededor de 1.700, de los cuales poco más de 400 veteranos. La mayoría contaba, como ya establecimos, con armamento precario: conformaban apenas una entusiasta, aunque claramente inexperta milicia.

En un principio, el general Manuel Belgrano había apostado a sus tropas hacia el Norte de la ciudad, donde aproximadamente se encuentra el actual estadio de Atlético Tucumán; por entonces era esa una zona de bosques tupidos, donde era fácil ocultar las tropas, pero las cosas iban a cambiar con las primeras luces.


FRAGMENTO: "Bernabé Aráoz, el Tucumano de la Independencia", José María Posse. Mundo Editor 2018.

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