La servilleta no siempre ha sido un artículo básico e imprescindible en las mesas. Explica Carlos Fisas, autor de varios libros de divulgación histórica, en su libro ¡Que aproveche! que fue Leonardo da Vinci quien la inventó en 1491. Éste dejó escrito en sus diarios, cuando relataba sus vicisitudes como maestro de ceremonias del duque de Milán, que tuvo la idea de ofrecer a los invitados una manera de limpiarse las manos durante los banquetes.
Escribía el gran da Vinci que en aquella época su señor Ludovico Sforza, duque de Milán, amarraba conejos (vivos) adornados con cintas a las sillas de los invitados, para que pudieran limpiarse las manos impregnadas de grasa sobre sus lomos. Leonardo encontraba esa costumbre impropia de la época y decidió cambiarla disponiendo un paño individual para cada uno de los comensales.
Por extraño que nos parezca, en esa época el invento de la servilleta no fue bien entendido.
Carlos Fisas en su libro recoge el testimonio del embajador de Florencia, Pietro Alemanni, durante una de las ceremonias celebradas en Milán que relata lo siguiente:
«Nadie sabía cómo utilizarlo o qué hacer con él. Algunos se dispusieron a sentarse sobre él. Otros se sirvieron de él para sonarse las narices. Otros se lo arrojaban como un juego. Otros aun envolvían en él las viandas que ocultaban en sus bolsillos y faltriqueras. Y cuando hubo acabado la comida, y el mantel principal quedó ensuciado como en ocasiones anteriores, el maestro Leonardo me confió su desesperanza de que su invención lograra establecerse».
No sabemos cuándo empezó realmente a usarse la servilleta para los fines que había visionado da Vinci, pero, afortunadamente, siglos después es un útil imprescindible en las mesas de Occidente de todas las clases sociales. Cabe especificar que no es costumbre en las culturas asiáticas poner servilletas en la mesa, salvo en restaurantes de alto nivel o influencia occidental. Por ejemplo, en los códigos de etiqueta japoneses no se tiene en cuenta la servilleta y los comensales usan papeles o pañuelos propios. En China es corriente encontrar paquetes de servilletas de papel sobre la mesa para servirse uno mismo si lo desea. En India, Malasia e Indonesia es habitual encontrar fuentes o lavabos comunes en alguna parte del recinto donde poder lavarse las manos antes y después de comer.
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