Apenas habían transcurrido siete
días del formidable triunfo de "Maypo", en el que las fuerzas del
Ejército Unido Argentino-Chileno había consolidado la libertad de Chile.
Era un lugar llamado "El Salto", a unas dos leguas de Santiago. Sólo dos hombres. San Martín y su Edecán O´Brien.
Finalizada la batalla de "Maypo", caen en poder del ejército patriota
gran cantidad de documentación realista. Y dentro de esos
comprometedores papeles, había unas cuantas cartas que involucraban
seriamente a muchos ciudadanos chilenos. Téngase en cuenta que el 19 de
marzo había sido la catástrofe de "Cancha Rayada", y apenas dos semanas
después la historia cambiaba y se llamaba "Maypo". Muchos ciudadanos
creyeron perderlo todo luego de la aciaga noche del 19, e intentaron
salvarse, tratando de congraciarse con el español. Sin embargo nunca
tuvieron en cuenta a la extraordinaria recuperación del Ejército
Libertador del 5 de abril...
Una a una fueron leídas con
detenimiento por el General San Martín. Cuando llegó al fin de tal
felonía, ordenó a O´Brien que encendiera una fogata, y todas ellas
fueron quemadas, para que la culpabilidad de aquellos hombres quedara en
el olvido de la historia.
“San Martín - cuenta el historiador Luis
Pacífico Otero - leyó una por una las cartas que formaban ese legajo
documental y cuando hubo terminado esa tarea - dichas cartas en cuestión
eran testimonios fehacientes de la deslealtad para con él de varios
prohombres de Santiago – pensando no en la venganza, sino en el perdón,
las entregó a las llamas”. “Sólo una naturaleza como la suya era capaz
de un gesto semejante y el hombre que acababa de vencer al enemigo en el
campo de batalla se venció a sí mismo”.
Fuente: Granaderos Bicentenario
Fuente: Granaderos Bicentenario
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