Bandera de Cataluña |
La investigación ha determinado que los apellidos más
frecuentes (como Ferrer, Soler, Vidal o Serra) lo son porque se fundaron
independientemente muchas veces
No todas las personas que se apellidan Serra provienen de un
antepasado común, ni todos los Vidal proceden del mismo linaje, según un
estudio del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) de la Universidad
Pompeu Fabra, que ha descifrado el origen genético que se esconde tras los 50 apellidos catalanes más comunes.
Investigadores
del Instituto de Biología Evolutiva, un centro mixto UPF-CSIC, acaban
de publicar los resultados de su trabajo en la revista European Journal of Human Genetics,
donde destacan que, en cada generación, una media del 2% de los hombres
recibe el cromosoma Y de una persona que no lleva su apellido.
Los
autores de la investigación han sido Neus Solé Morata, Jaume
Bertranpetit, David Comas y Francesc Calafell, biólogos que, a partir de
una muestra de saliva de 2.500 voluntarios con apellidos catalanes, han
hecho un estudio genético del cromosoma Y, que es el responsable de los
rasgos sexuales masculinos en el genoma humano.
La investigación
pretendía responder a preguntas como: ¿por qué hay apellidos más
frecuentes que otros?, ¿qué relación existe entre la raíz lingüística de
un apellido y el origen de sus fundadores?, o ¿es posible predecir el
apellido a partir del genoma de una persona?.
El estudio ha
determinado que los apellidos más frecuentes (como Ferrer, Soler, Vidal o
Serra) lo son porque se fundaron independientemente muchas veces,
mientras que la mayoría de los portadores de apellidos más raros (como
Balasch, Llach o Melis) son descendientes de uno o pocos antepasados.
Francesc
Calafell ha explicado que "algunos aspectos como los casos de adopción,
de falsa paternidad, de cambios de apellido o la herencia del apellido
materno separan la transmisión del apellido de la transmisión del
cromosoma Y". Este cromosoma Y sólo lo tienen los hombres y de una
generación a otra se transmite por la línea masculina de padre a hijo.
El
estudio ha revelado que, en cada generación, una media del 2% de los
hombres recibe el cromosoma Y y el apellido de personas diferentes, bien
sea por falsa paternidad o por adopción o transmisión del apellido de
la madre.
"Desde la baja Edad Media, en Europa Occidental los
apellidos tienen un comportamiento parecido. Es el apellido paterno el
que se transmite, mientras que los apellidos de las mujeres casi siempre
se pierden", ha recordado Calafell.
Como no todos los cromosomas
Y son iguales, los biólogos evolutivos han utilizado diferentes tipos
de variaciones y se han basado en estas diferencias para seguir el
origen de los apellidos catalanes.
Han analizado
un tipo de variación lenta que se encuentra en frecuencias diferentes
en poblaciones diferentes y otras variaciones más rápidas que son
prácticamente particulares de un individuo o una familia.
El
estudio ha garantizado la confidencialidad de los voluntarios con un
código personal para cada participante. A cambio, cada persona que ha
colaborado en el proyecto ha podido conocer el origen de su cromosoma Y
y, una vez finalizado el estudio, ha podido saber cuál ha sido la
relación existente con los demás participantes, con respecto al origen
geográfico de su linaje.
Entre los resultados figura que los 71
voluntarios apellidados Alemany proceden de 20 antepasados diferentes,
que los 74 Armengol tienen su origen en 23 linajes distintos, o que los
25 Bonastre tienen doce orígenes diferentes.
Los 59 voluntarios
apellidados Bosch han resultado pertenecer a 41 grupos de hombres
diferentes descendientes de un antepasado común, mientras que los 28
hombres que se llaman Casajuana proceden de cinco linajes, aunque uno de
ellos concentra al 60% de los voluntarios.
De los 31 apellidados
Balasch, 23 proceden de un antepasado común, los 33 voluntarios Gasull
son descendientes de 8 antepasados diferentes, y los 75 Grau vienen de
39 linajes distintos, mientras que los 26 Llach analizados tienen su
origen en ocho linajes originarios de tierras gerundenses.
El
estudio también ha analizado genéticamente a 54 voluntarios apellidados
Mas, que también ha revelado una diversidad de orígenes con 36 linajes
diferentes.
Los 74 Nadal provienen de 40 linajes, aunque uno
concentra a los que son de origen mallorquín y alicantino y los 70 Pons,
un apellido muy común en Menorca, resultaron pertenecer a 41 linajes,
de las que cinco familias biológicas se ubican en la isla menorquina.
Otros apellidos analizados son Reixach, Roig, Ricart, Ros, Sabater,
Sala, Serra, Soler, Vidal o Vives.
Fuente: Lavanguardia.com
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