El ADN del hombre mesolítico descubierto en una cueva en Valdelugueros
marca un gran hito científico / 'Nature' presenta a nivel mundial su
genoma
Han sido años de trabajo y en ‘carrera’ con otros países europeos. Pero
España ha vuelto a marcar otro hito en la historia de la ciencia. El
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ya ha desvelado
el genoma completo, por primera vez, de un cazador-recolector del
periodo mesolítico, el que separa el Paleolítico del Neolítico, entre
hace 10.000 y 5.000 años de antigüedad. El hallazgo ha sido posible
gracias a un ‘leonés’, La Braña 1, un individuo de hace 7.000 años
hallado en la cuenta de La Braña-Arintero, en el municipio de
Valdelugueros, que ha aportado un resto de vida de sus dientes para que,
con su ADN, haya sido posible la investigación.
Recreación del CSIC del aspecto de La Braña 1, con los ojos azules y la tez morena. |
El estudio
del genoma, que publica a nivel mundial este domingo la prestigiosa
revista ‘Nature’, desvela multitud de datos curiosos, desmiente
cuestiones que ya se había dado por zanjadas y ofrece una importante
utilidad a la comunidad biomédica, que puede servirse de La Braña 1 para
ahondar en la investigación del sistema inmunológico. Tenía los ojos
azules y la piel oscura, al contar con una genética africana y a pesar
de ser un individuo europeo. “La mayor sorpresa fue descubrir que este
individuo poseía las versiones africanas en los genes que conforman la
pigmentación clara de los europeos actuales, lo que indica que tenía la
piel oscura, aunque no podemos saber el tono exacto”, destaca Carles
Lalueza-Fox, el investigador que ha dirigido el análisis del genoma.
Hasta
el momento, se consideraba que el cambio de pigmentación de la piel era
posterior. De hecho, en reconstrucciones de cómo eran individuos
anteriores en el tiempo, como el Cromañón, se les atribuye la piel
clara. El hecho de que este hombre del Mesolítico haya aportado una piel
oscura “más que la de un europeo del sur después de haber tomado el
sol, pero más clara que la de un africano”, indica ahora que esa
mutación dérmica no corresponde al Paleolítico sino al Neolítico.
Ojos azules, un “fenotipo único”
Otro
de los rasgos que llama la atención, y que ya había adelantado
leonoticias.com, es el color de sus ojos. La Braña 1 cuenta con genes
relacionados con esta tonalidad, lo que le relaciona directamente con
los actuales pobladores del norte de Europa y da como resultado un
“fenotipo único en un genoma que por otra parte es inequívocamente norte
europeo”. El estudio del genoma sugiere que las poblaciones actuales
más cercanas a Braña 1 son las de este punto del planeta, como Suecia y
Finlandia.
Composición del rostro que tenía el hombre mesolítico hallado en León, hace 7.000 años |
Además, el trabajo señala que La Braña 1 tiene un
ancestro común con los pobladores del yacimiento del Paleolítico
superior Mal’ta, ubicado en el lago Baikal (Siberia), cuyo genoma fue
recuperado hace unos meses. “Estos datos indican que existe continuidad
genética en las poblaciones del centro y del oeste de Euroasia. De
hecho, estos datos coinciden con los restos arqueológicos, ya que en
distintas excavaciones de Europa y Rusia, incluido el yacimiento de
Mal’ta, se han recuperado figuras antropomórficas, las llamadas Venus
paleolíticas, muy similares entre sí”, concluye Lalueza-Fox.
La mejor base para la investigación inmunológica
Además
de estos datos que permiten concretar ciertos aspectos evolutivos e
históricos, uno de los principales valores que puede aportar esta
investigación tiene relación con el campo biomédico. “Es el genoma más
antiguo que hay antes de la agricultura y la ganadería y es de cuando
los europeos eran cazadores-recolectores”, señala Lalueza. La adaptación
del hombre a las actividades de agricultura y ganadería implicó cambios
genéticos relacionados con el cambio de dietas, con el sistema
inmunológico, con las nuevas enfermedades de transmisión animal y con
cambios metabólicos.
“Desde un punto de vista biomédico es
interesante tener un genoma de antes de estos cambios. Los hombres
actuales tenemos cosas que han cambiado y cosas que no han cambiado,
como problemas de dieta relacionados con esa transición. El hallazgo es
de referencia de tipo biomédico”, señala a leonoticias.com el
investigador, que afirma que cuestiones relacionadas con la intolerancia
a la lactosa o problemas digestivos relacionados con la ingesta de
cereales pueden tener su explicación comparando los mapas genómicos del
Mesolítico, mediante los restos hallados en León, con los que existen
relacionados con el hombre del neolítico.
El paraje del municipio de Valdelugueros donde se hallaron los restos del mesolítico |
Pero, sobre todo, este
mapa del genoma tiene trascendencia a nivel del sistema inmunológico.
“El Neolítico representa un desafío inmunológico por las enfermedades
nuevas que llegan por la domesticación de los animales. Está claro que
nosotros somos los descendientes de los que sobrevivieron a esas
enfermedades y nuestro genoma ha sido modelado por genes resistentes a
esos patógenos. Hemos mirado un listado de genes relacionados con este
episodio del Neolítico y bastantes de los genes que se suponía que
habían sido modificados, Braña 1 ya los tenía”, señala Carles
Lalueza-Fox.
Sin embargo, existen otros genes del individuo
europeo que no tiene la variante africana que subyace en el mapa del ADN
del hombre encontrado en León. Por eso, presenta una forma de comparar
que tiene una gran utilidad en el estudio de la zoonosis, es decir, en
cómo se articula el paso de patógenos de animales a hombres, por lo que
el hallazgo representa un “referente biomédico para el estudio de qué
genes son los que nos hacen resistentes a los patógenos” algo que, a su
vez, serviría incluso para investigar posibles curas a enfermedades del
individuo actual.
Medio mundo pendiente
El
hallazgo por primera vez en la historia de la humanidad del mapa
genómico de un hombre mesolítico ha tenido como final una investigación
trascendental para la ciencia, pero también una victoria en la ‘carrera’
por ser el primero en desvelar el misterio. España, mediante los restos
del prehistórico leonés, ha sido el vencedor al imponerse a un equipo
conformado por investigadores de varias nacionalidades, sobre todo
estadounidenses y alemanes, que han trabajado con restos de otro
mesolítico encontrados en algún lugar del norte de Europa, en mejor
estado de conservación que los que fueron encontrados en el municipio de
Valdelugueros, en la provincia de León.
Imagen de los restos de La Braña 1, en la cueva de La Braña-Arintero en 2006 |
El estudio, que ‘Nature’
ha hecho público este domingo a nivel mundial, ha acaparado el interés
de medios de comunicación de todo el mundo. De hecho, Carles
Lalueza-Fox, en la entrevista telefónica mantenida con leonoticias.com,
ha reconocido haber sido entrevistado horas antes de la presentación
mundial por medios de comunicación de Alemania, Inglaterra, Estados
Unidos, Suiza, Suecia, Francia y Dinamarca. Las grandes agencias de
comunicación mundiales han preparado un amplio despliegue informativo.
Objetivo: La Braña 2
Ahora,
el investigador catalán del CSIC, que desarrolla su trabajo en el
Instituto de Biología Evolutiva (centro mixto del CSIC y la Universidad
Pompeu Fabra), ubicado en Barcelona, se marca el reto de no detenerse
aquí. En primavera insistirá con los restos del otro individuo
encontrado en 2006 por unos excursionistas en el mismo lugar que La
Braña 1, aunque sumergido en una poza. Por eso, el material genético se
encuentra en peores condiciones. “Este individuo es mucho más
problemático. Hemos probado varias muestras pero está peor conservado
que el primero”.
El objetivo que se marca Lalueza-Fox es el de
tratar de analizar si no todo, al menos una parte de ese otro cuerpo
para “ver si es posible obtener el genoma en una parte sustancial” para
“comprarlo con el individuo 1” y tratar de determinar qué tipo de
parentesco exacto guardan entre sí los dos cuerpos y “si están más cerca
entre sí o más cerca de nosotros”, además de aportar más datos para una
base de tipo genómico, que se publicará de forma gratuita y libre en
Internet para establecer comparaciones y seguir ahondando en la
investigación de la propia historia del hombre.
ADN con una conservación “excepcional”
El
yacimiento de La Braña-Arintero fue descubierto de forma casual en 2006
y excavado por el arqueólogo de la Junta de Castilla y León Julio
Manuel Vidal Encinas. La cueva, localizada en una zona fría y montañosa,
con una temperatura estable, y a 1.500 metros por debajo del nivel del
mar, propició la “excepcional” conservación del ADN de dos individuos
descubiertos en su interior, y que fueron denominados La Braña 1, un
varón de unos 30 años de edad, y La Braña 2.
Según señala Iñigo
Olalde, primer firmante del estudio, “la intención del equipo es
intentar recuperar el genoma del individuo de La Braña 2, que está peor
conservado, para seguir obteniendo información sobre las características
genéticas de estos primeros europeos”.
Fuente: Leonoticias
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