En el 150 aniversario de su fallecimiento, recordamos a Mercedes Tomasa de San Martín, la hija del Libertador, cuya vida transcurrió entre la Argentina de su infancia y el exilio europeo. Nacida en Mendoza en 1816, Mercedes acompañó a su padre en sus últimos años, dejando un legado de amor filial y custodia de la memoria sanmartiniana.
Infancia y primeros años
Mercedes llegó al mundo en una Mendoza convulsionada por los preparativos del Cruce de los Andes. Su infancia estuvo marcada por la temprana muerte de su madre, Remedios de Escalada, cuando ella tenía solo seis años. Tras el fallecimiento de su esposa, San Martín se encargó de la crianza de Mercedes, llevándola consigo a Europa en 1824.
Educación y vida en Europa
En el Viejo Continente, Mercedes recibió una esmerada educación, mientras su padre le transmitía sus valores y principios a través de las célebres "Máximas". En 1832, contrajo matrimonio con el argentino Mariano Severo Balcarce, con quien tuvo dos hijas. La vida familiar transcurrió en Francia, donde Mercedes se convirtió en el principal apoyo de su padre.
Un legado de amor y memoria
Mercedes acompañó a San Martín hasta su muerte en 1850, cuidándolo con devoción en sus últimos momentos. Tras el fallecimiento del Libertador, ella se encargó de preservar su legado, conservando sus pertenencias y documentos. A su muerte, en 1875, dejó un importante patrimonio histórico, que incluía el mobiliario de la habitación de su padre y numerosos escritos.
Un reconocimiento tardío
En 1951, los restos de Mercedes, su esposo e hija fueron repatriados a Mendoza, donde descansan en la Basílica de San Francisco. Su nieta, Josefa Dominga Balcarce, fue reconocida en Francia por su labor humanitaria durante la Primera Guerra Mundial.
Un día del padre especial
En Mendoza, el Día del Padre se celebra el 24 de agosto en honor al nacimiento de Mercedes, una mujer que dedicó su vida a su padre y a la preservación de su memoria.
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