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miércoles, 13 de septiembre de 2023

Crónicas del viejo Tucumán: de La Encrucijada a La Ramada de Abajo

 Por José María Posse

Abogado, escritor, historiador

Pocos kilómetros separan La Ramada de Abajo, lugar de descanso del general don José de San Martín, de La Encrucijada, lugar del histórico encuentro entre el general Belgrano y el caudillo Bernabé Aráoz, en días previos a la Batalla de Tucumán. Fue allí donde el tucumano Aráoz convenció al comandante patriota Belgrano de detener su retirada y enfrentar al Ejército Realista. Así se gestó una de las batallas más decisivas de la guerra por la independencia. En los últimos años, en razón de haber comenzado a reconstruirse nuestra historia e identidad, investigando la historia más allá de la versión de Mitre; se fueron rescatando personajes heroicos, como don Bernabé Aráoz.



Leyes

La legislatura de Tucumán, para el bicentenario de la Batalla de Tucumán, mediante Ley 8.527 declaró a Bernabé Aráoz “tucumano ilustre y héroe cívico militar, personaje clave en el proceso que culminó en el extraordinario triunfo de la Batalla de Tucumán del 24 de Setiembre de 1812 y, más tarde, en la Declaración de la Independencia del 9 de Julio de 1816, dos hechos que signaron el curso de la historia argentina y sudamericana”.

Uno de los últimos reconocimientos es la Ley 9.295, que declaró Paraje Histórico de la Provincia de Tucumán la localidad de La Encrucijada, departamento Burruyacu, en su homenaje. La norma señala que cada 10 de septiembre se conmemora el Día del Prócer Tucumano Bernabé Aráoz.

Reconocimiento

Por su parte, la ex senadora nacional Silvia Elías de Pérez había obtenido media sanción del Senado para declarar al tucumano como nuestro primer héroe nacional. Se conoció que en Diputados había prosperado también la idea en las dos comisiones por las que pasó, y allí quedó la cosa.

Además, por la Ley 9.297, se bautizó con el nombre de Bernabé Aráoz la terminal de ómnibus de San Miguel de Tucumán, lo que aún no se ha materializado en los hechos. Falta instalar la cartelería correspondiente.

Hechos históricos

Luego de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, el general José de San Martín se hizo cargo del Ejército del Norte, al que agregó su recientemente creado batallón de granaderos.

Relevó del mando al general Belgrano, a quien puso como segundo al mando y lo colmó de atenciones y respeto. Ya en Tucumán, dispuso una serie de medidas, como la edificación del fuerte, luego conocido como Ciudadela, que sería parte de su estratégico Plan Continental.

Durante cuatro semanas, pudo conversar personalmente a fondo con Manuel Belgrano, acerca de los inconvenientes que surgían de pretender dar el golpe final de la Revolución en Lima, por el camino del Alto Perú. Fue la primera y última vez que se trataron en persona; San Martín dejó muy en claro el respeto que sentía por el general porteño, cuyos consejos en mucho le servirían en adelante.

Pero el Directorio insistía en que Belgrano se presentara en Buenos Aires para dar cuenta de las dos derrotas sufridas bajo su mando. San Martín ponía pretextos para su partida, ya que entendía que la presencia del vencedor de Tucumán y Salta le resultaba fundamental, dado el prestigio que tenía y su conocimiento acerca del territorio, de la gente y de sus hábitos.

Pero Posadas no escuchó razones y el 18 de marzo Belgrano partió a Santiago del Estero (donde tenía parentela), desde donde seguiría, en mayo, a Buenos Aires.

Autonomía tucumana

Para que Tucumán pudiera efectivamente constituirse en la plaza fuerte que la revolución requería, necesitaba imperiosamente ser autónoma de Salta, de la que hasta entonces dependía. La vecina provincia tenía en su clase dirigente demasiados simpatizantes del rey, que creaban recelos e inquinas permanentes. Por tanto, no eran confiables para los líderes revolucionarios. Asimismo su capital era continuamente asediada por los realistas, que tomaban por las armas su ciudad cabecera, para luego ser repelidos en una contradanza mortal.

Fortalecida Tucumán militarmente, debía ser esta comandada por un líder cívico y militar probado, de prestigio y ascendencia social. Ese hombre providencial fue sin duda alguna Bernabé Aráoz, a quien tanto Belgrano como San Martín no dejaron nunca de lisonjear, a pesar incluso de algunas disensiones posteriores con el porteño.

Manuel Belgrano y José de San Martín influyeron mucho en la designación de Aráoz como primer gobernador de Tucumán, lo que refuerza la idea que era el hombre elegido por ellos. En carta al director Gervasio Antonio de Posadas, fechada el 2 de Marzo de 1814 San Martín escribía: “… don Bernabé Aráoz, sujeto el más honrado y el más completo que se conoce en toda la provincia; infórmese usted y respondo de los resultados”.

Por entonces la fortificación de La Ciudadela comenzaba a ser operativa y se convertía en un serio peligro para los realistas apostados en el Alto Perú. Se había echado a correr la versión que un poderoso ejército se preparaba en Tucumán para arremeter definitivamente sobre los realistas. Para esa tarea de distracción, en la visión castrense de San Martín y práctica de Belgrano, no había mejor candidato que Aráoz para la tarea de comandar la nueva provincia. Un hombre probado en la guerra, caudillo popular, hábil político y eficaz administrador. Es por ello que el Libertador refrescó su anterior carta del 23 de febrero de ese año a Posadas, en la que San Martín le manifestaba: “Aráoz es un sujeto que me atrevo a asegurar no se encuentran diez en América que reúnan más virtudes…” Estos conceptos fueron decisivos para su nombramiento.

El director Juan Gervasio de Posadas finalmente dictó el decreto de fecha 8 de octubre de 1814 para crear la Provincia del Tucumán, por lo que se desmembró definitivamente la jurisdicción de Salta. Santiago del Estero y Catamarca quedaron bajo la jurisdicción de Tucumán, con asiento de gobierno en la ciudad de San Miguel.

La Ramada

Sin duda alguna que las medidas del nuevo comandante infundieron un clima de renovación en el Ejército del Norte. Pero repentinamente, el 25 de abril, San Martín cayó enfermo de una “afección al pecho” -un fuerte ataque de asma, según las investigaciones actuales- que se complicó con el sangrado copioso de su vieja úlcera gástrica. Los médicos que lo asistieron determinaron que debía cambiar de clima con urgencia. Así las cosas, quedó al frente del ejército el mayor Francisco Fernández de la Cruz. El 28 de ese mes, San Martín fue conducido a la “hacienda de las Ramadas”, propiedad de don Pedro Bernabé Gramajo, que luego pasaría a su hijo político, Rufino Cossio. Según la tradición, se alojó en la “sala”, que se alzaba por entonces en el sector hoy conocido como La Ramada de Abajo.

Durante un mes allí encontró bastante alivio. El 25 de mayo se sintió “bastante restablecido”, y hasta pensó que podía reasumir el mando. Pero días después, una fuerte recaída lo obligó a dejar Tucumán, con rumbo a Córdoba, donde trataría de recobrar su salud. Algunos historiadores especulan que la verdadera razón era la de hacerse nombrar gobernador de Cuyo, para desde allí desplegar su plan libertador.

Sitio belgraniano

La Encrucijada pertenece a la jurisdicción de La Ramada y La Cruz, en el departamento Burruyacu. Fue justamente el intendente Camilo Isa Morhell, quien comenzó a recopilar años atrás, datos de antiguos hbitantes de la zona y de historiadores que consultaron viejos mapas y textos, para dar con el lugar del histórico encuentro entre Belgrano y Aráoz; hasta que se definieron las coordenadas lo más certeras posibles.

Posteriormente se colocaron tres mástiles y en 2016 se colocó un mural en cerámica, donación del Instituto Nacional Belgraniano.

Así como sucedió en La Ramada de Abajo, donde ahora funciona el Museo Sanmartiniano, en atención a la reconstrucción de un sitio (o parque temático), donde se recuerde el histórico encuentro, resulta esencial la asistencia del Estado provincial y nacional para la puesta en valor del lugar.

Rendir homenaje a Bernabé Aráoz, que acaudilló al pueblo de Tucumán en lo que fue la batalla más importante de las guerras por nuestra independencia, es un acto de verdadera justicia.

Nuestros héroes, son los modelos a seguir, nuestro oriente o guía inspiradora. En Bernabé Aráoz y sus comprovincianos de 1812, encontramos el sentimiento de construcción de la patria, que era un ideal en 1810; que tuvo su momento de gloria en 1812 y que un 9 de Julio de 1816, se hizo carne en la declaración de nuestra independencia. Patria que todos nosotros construimos a diario, en el cumplimiento de nuestras obligaciones y en todo aquello que hacemos por el engrandecimiento de nuestra nación

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