Detrás de la vanguardia, Belgrano ordenó efectuar un movimiento envolvente con el grueso del ejército por caminos de montaña, marchando 17 km en una jornada, guiado por el capitán salteño Apolinario Saravia. Tras efectuar un rodeo a través de la quebrada de Chachapoyas, acamparon a 5 km de la ciudad, bajo una copiosa lluvia.
Los tucumanos formaron en la sexta columna del regimiento I al mando del teniente coronel Gregorio Pedriel, y su segundo el sargento mayor Francisco Tollo, dividido en cuatro secciones al mando de los capitanes Silvestre Álvarez, Mariano Díaz, Vicente Silva y Luciano Cuenca, que formaba el cuerpo de reserva e infantería y de caballería , lo componían dos cuerpos de Dragones al mando, uno del comandante y sargento mayor interino Diego González Balcarce y de sus secciones al mando de Gabino Ibáñez, Juan Manuel Mallán y el alférez Lorenzo Lugones, el otro al mando del capitán Domingo Arévalo, y sus secciones: 1) al mando del teniente Juan Paz, 2) del capitán Alejandro Heredia, y la 3) del alférez Juan José Jiménez, Belgrano anota: agregué para la acción a los escuadrones de milicias de Tucumán del mando del coronel mayor D. Bernabé Aráoz y de Jerónimo Zelarayán, con quienes estuvo el capitán de Dragones Diego de Valderrama.[1]
La vanguardia atacó frontalmente, para luego replegarse y así accionar juntamente con el grueso de las tropas que el día 19, a las 11 de la mañana, avanzó por la pampa de Castañares, y atacó la posición realista por la retaguardia bajando de los cerros.
Allí, la caballería gaucha volvió a demostrar su destreza para maniobrar en esos montes que los criollos sabían encarar como nadie, con una temeridad rayana en la locura.
Belgrano se encontraba seriamente enfermo, por lo cual había preparado un carro para efectuar en él los desplazamientos, pero a último momento se repuso y pudo montar a caballo.
Al mediodía del 20, el ataque se generalizó desde distintas direcciones. Tristán desplazó su dispositivo, improvisando una posición defensiva hacia el norte.
Actos de bravura y coraje se multiplicaron por doquier y la tierra bramaba ante las cargas de caballería y estallidos producidos por fusiles, tercerolas y cañones de diferentes calibres. Primero los flancos realistas y luego el centro comenzó a ceder ante el ataque arrollador de los patriotas, quienes cargaban una y otra vez ignorando la lluvia de plomo con la que eran repelidos.
En el cerro de San Bernardo, un destacamento español resistía el ataque patriota, obligando a Belgrano a emplear sus reservas para lograr su rendición. Continuó el ataque a través del Tagareté, en momentos en que los realistas, ya al límite de sus resistencias se replegaron al recinto fortificado de La Plaza Mayor.Finalmente, el abrumado Pío Tristán se vio obligado a ofrecer la capitulación que fue aceptada por Belgrano, quién incluso les permitió retirarse desarmados, prestando previamente juramento de no tomar las armas contra las Provincias Unidas del Plata hasta el límite del Desaguadero, que era el objetivo a alcanzar y que le había fijado el gobierno a Belgrano. [2]
Así fue como el 20 de febrero de 1813, las armas patriotas, venidas desde Tucumán, triunfaron de manera contundente sobre los realistas en La Batalla de Salta.
Como escribió Julio P. Avila: “El coronel don Bernabé Aráoz, al frente de la Milicia Patriótica de
Tucumán, ocupó un puesto de honor bajo el mando de Belgrano, compartiendo con éste la gloria de haber vencido al general Tristán el 20 de febrero en Salta”.[3]
EL VALOR RECONOCIDO DE LOS TUCUMANOS
En el parte respectivo, el general Manuel Belgrano decía al poder central que "la acción duró tres horas y media, y que ha sido muy sangrienta tanto en el campo como en las calles de la ciudad. Los enemigos se han comportado con mucha energía y valor, pero tuvieron que ceder al ardor, fuego y entusiasmo patriótico del ejército de mi mando, que sin desordenarse llevaba la destrucción y la muerte por doquiera que acometía".
Agregaba: "No hallo, Excelentísimo, expresión bastante para elogiar a los jefes, oficiales, soldados, tambores y milicia que nos acompañó del Tucumán al mando de su coronel don Bernabé Aráoz"[4].
Es tradición que el coronel mayor don Bernabé Aráoz, solicitó a Manuel Belgrano el honor de encabezar la carga junto a sus “Decididos”. Hemos visto el reconocimiento oficial que tuvieron por su valerosa participación.
Entre otros tucumanos, quienes pelearon en diferentes cuerpos, se destacaron los hermanos Alejandroy Felipe Heredia quienes luego tuvieron una importante actuación durante los años de nuestras guerras civiles. También Jerónimo Zelayarán al mando de los escuadrones de milicias se batió valerosamente, secundado por el capitán de Dragones, José Valderrama. A la cabeza de ellos, siempre sobresaliente por su arrojo y valentía estuvo Gregorio Aráoz de Lamadrid, joven oficial a quién Belgrano le tenía especial afecto y consideraciones[5].
FRAGMENTO DEL LIBRO: "BERNABÉ ARÁOZ, EL TUCUMANO DE LA INDEPENDENCIA", José María Posse, 2017,
[1]Carlos Calvo: “Anales Históricos de la Revolución de la América Latina”, Bs As. Edición de 1864. transcripto por Ariel Hernando Campero, en Los Campero, edit Dunken, 2012, p. 104
[2]Paz José María. Memorias…cit ps 82/87
[3]Julio P. Avila . La Ciudad…cit. p.385
[4]Belgrano Manuel, Autobiogrfía….cit. Parte de la Acción de la Batalla de Salta fechado el 23/02/1813.
[5]Ibídem.
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