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martes, 8 de noviembre de 2022

La Madre de la Patria, la parrillada, el tango y la Marcha de San Lorenzo: qué le debemos a los afroargentinos y muchas veces olvidamos

En 1810 eran un tercio de la población. Las enfermedades y las guerras los diezmaron. Sin embargo, un buen número de argentinos son descendientes de africanos y tuvieron un rol destacado en las luchas por la Independencia y la conformación de nuestra música, costumbres y hasta la gastronomía. Una historia que muchos intentaron borrar pero continúa viva

Imagen creada por IA



Así como la mujer fue invisibilizada durante muchos años en la historia de la construcción de la nación Argentina, los africanos de varias naciones que habitaron este territorio y sus descendientes corrieron la misma suerte.

El tráfico de esclavos hacia el virreinato del Río de la Plata tuvo su punto neurálgico donde se encuentra la plaza San Martín de Buenos Aires. A ese lugar se lo conocía como “el retiro de los esclavos”. Allí permanecían los africanos recién llegados hasta ser vendidos y derivados con sus nuevos amos. De allí surge el nombre de “Retiro”, pero hasta el génesis de esa denominación fue cambiada: muchas veces se impuso el relato que allí había una ermita y en ella vivía un ermitaño que “se había retirado” del mundo, por eso el término.


Entre 1777 y 1812 entraron al puerto de Buenos Aires y Montevideo más de 700 barcos con 72 mil esclavos africanos. Hacia 1810, la capital tenía alrededor de 40 mil habitantes y se calcula que un tercio eran de origen africano. Para el momento de la revolución de Mayo, la ciudad de la Santa Trinidad (actual Buenos Aires) no tenía una mayoría de población blanca.

Los africanos que se introdujeron al actual territorio de la Argentina procedían de las regiones de la actual Angola, de la república Democrática del Congo, de Guinea Ecuatorial. La mayoría eran pertenecientes al grupo étnico que habla la familia de lenguas bantúes. En cambio, los grupos yoruba y ewé fueron llevados en gran parte al Brasil. Los esclavos que permanecieron en las costas del Río de la Plata de esta etnia fueron un número más reducido. Se calcula que más de veinte millones de africanos fueron enviados a América, de los cuales solo llegaron con vida la mitad, y en América del Sur ingresaron fundamentalmente a través de los puertos de Buenos Aires, Montevideo, Valparaíso y Río de Janeiro.

Los barrios porteños de San Telmo y Montserrat (denominado “el barrio del Tambor”) alojaron a gran cantidad de esclavos, aunque la mayor parte fue a dar al interior. El censo llevado a cabo por Juan José de Vértiz y Salcedo en 1778 arrojó resultados de población africana muy elevada en las regiones de mayor producción agrícola: eran el 54 % de la actual provincia de Santiago del Estero, el 52 % de la actual Catamarca, el 46 % de Salta, el 44 % de Córdoba, el 42 % en la región del Tucumán, el 24 % de Cuyo, el 20 % de la actual La Rioja, el 16 % de San Juan y el 13 % de Jujuy.

Uno de los barrios bajos de la ciudad de Corrientes lleva hasta hoy el nombre de «Camba Cuá» -del guaraní kamba kua, “cueva de los negros”-. En cuanto a la actual ciudad de Buenos Aires el mismo censo cifró en 15.719 la cantidad de españoles, 1.288 la de mestizos e indios, y de 7.268 la de mulatos y negros; en 1810 se contabilizaron 22.793 blancos, 9.615 negros y mulatos, y solo 150 indígenas.

La investigadora Marisa Pineau informa que “es interesante conocer cómo se daban las relaciones de los esclavos con los amos, que no era sólo relaciones de servidumbre. Los esclavos, como todos los grupos subalternos, actuaban, tenían iniciativa y agencia. Nos impregnaron de saberes, poseían conocimientos sobre cuestiones medicinales, agrícolas, manejo de la madera y el hierro. Esto nos hace pensar que no fueron solo fuerza de trabajo”.

El ejemplo de un africano al que llamaron Ventura es curioso: este esclavo pertenecía a Martín de Álzaga (uno de los mayores propietarios de esclavos en la antigua ciudad de la Trinidad), y fue distinguido por el Primer Triunvirato por denunciar la conspiración organizada por los españoles contra el gobierno. Tal gesto le valió la libertad. Luego de desarticular la conjura, Ventura fue declarado libre, se le pagó el sueldo de un soldado y desde entonces se le dejó usar el uniforme del Regimiento N° 2 con un sable para defensa propia. Además, se le otorgó una medalla de plata repujada, con una frase grabada: “Por fiel a la Patria”. Esa condecoración se exhibe en el museo del Cabildo de la ciudad de Buenos Aires.

Cofradías, naciones y sociedades de socorros mutuos

Las cofradías eran grupos de índole religioso. Cada uno de los miembros tenía garantizado su funeral y poder ser enterrado cerca de la iglesia y las misas conmemorativas. En el año de 1769 nos encontramos con la cofradía de san Benito de Palermo, en 1772 en la iglesia de la Piedad se funda la de san Baltasar, en 1780 se crean dos cofradías en la iglesia de la Virgen del Rosario, convento de santo Domingo, y una en el convento de san Francisco y la cuarta cofradía se creó en la Iglesia la Merced.

Las naciones eran organizaciones sin relación con la Iglesia. Algunas de ellas fueron Conga, Cabunda, Africana argentina, Mozambique, etc. Solían adquirir algunas viviendas en las cuales se reunían y hablaban sus lenguas y bailan con sus ritmos. Estos lugares eran por lo general espaciosos y mayoritariamente abiertos, y poseían un lugar en el cual siempre estaba el invitado de honor, como por ejemplo Juan Manuel de Rosas o su esposa Encarnación Ezcurra o su hija, como nos muestra el famoso cuadro de Martin Boneo “El candombe federal”.

Las asociaciones de socorros mutuos, por su parte, se concentraron en los intereses económicos de sus miembros. En este sentido, proveían de viviendas y préstamos económicos para sacarlos de la esclavitud a ellos o a miembros de sus familias, y, si los africanos no estaban registrados en alguna cofradía, pagaban los gastos de los oficios religiosos de sus funerales y aniversarios. En 1855 se fundó la primera sociedad mutualista de socorros mutuos.

Es muy común escuchar que “en Argentina no hay africanos, solo vinieron europeos”. Falso y erróneo. Los africanos habitaron la región bonaerense aproximadamente desde la primera fundación de la actual ciudad de Buenos Aires en 1536 y su legado cultural es parte de nuestra idiosincrasia: las achuras e inclusive las payadas, las cuales son elementos claves en nuestra argentinidad, tienen raíz africana. Y hoy más de 15 mil argentinos tienen algún vínculo con África.

San Martin los reconocerá en una carta escrita en el cuartel general de Mendoza el 14 de octubre de 1816, en la que se lee: “...es doloroso ver a un cuerpo de la mejor gente en desorganización por la notabilísima falta de cabos y sargentos. No pueden sacarse estos empleados de entre ellos mismos por haber una orden prohibitiva; menos de los blancos, pues no los hay aún para el completo de los regimientos de color. (...) Entre los esclavos hay muchos de más que regular educación para su esfera, que saben escribir, y poseen un genio capaz de las mejores instrucciones. Abriéndose la puerta a sus ascensos, se empeñarán eficazmente a adquirirlos, cumpliendo mejor los deberes de su clase. Razones políticas y muy fuertes influyeron acaso para esta prohibición; pero, o no las distingo, o a lo menos ha cesado su influjo. Si he de hablar francamente, no puedo concebir que la Nación se perjudique porque la esclavatura pueda ascender más allá del destino del soldado. (...) Yo espero que el supremo gobierno se digne habilitar los esclavos para la opción a los empleos, sirviéndose vuestra señoría elevar mi solicitud, la que no solo se le contrate a sólo cabos y sargentos...”

El cocinero Antonio Gonzaga inventó la parrillada como la conocemos y editó un libro de cocina que fue un éxito en 1928 

La llegada de Juan Manuel de Rosas al poder (1829-1852) marcó la mayor participación e influencia de los africanos en la sociedad porteña. Fueron uno de los principales puntales de su régimen, debido a su preocupación por el estado de abandono en el cual se encontraban los estratos más bajos de la sociedad de aquella época y lograron el estatus más elevado. Será Rosas que recupere de la miseria a la “madre de la patria”, Doña María Remedios Valle; la cual mendigaba en las iglesias de Buenos Aires, como lo muestra Grillo Castro en su pintura denominada “La madre de la patria”, en la cual la convierte en el eje central desea pintura y le otorgará la pensión de sargento mayor. Durante su gobierno, la población negra de la metrópoli porteña llegó al 30 %. De esa época data la celebración de los carnavales en su forma actual en Buenos Aires, y el desarrollo de ritmos como el candombe y la milonga que pasarían a formar parte integral del folclore del Rio de la Plata.

La Constitución Nacional de 1853 abolió la esclavitud, pero legalmente recién con la reforma de la Constitución en 1860 la abolición quedó completa, al establecerse la libertad de esclavos de extranjeros introducidos por sus amos en el territorio argentino.

Pero si las personas provenientes del África eran tantas, ¿qué pasó con ellas? La desaparición casi total de los afrodescendientes de nuestro territorio, ha sido fuente de estudios en muchas disciplinas, y algunas de las conclusiones podrían ser las siguientes: la gran tasa de mortalidad y poca natalidad y la gran cantidad de muertos que causaron las epidemias del Cólera y Fiebre Amarilla, que azotaron con furia las barriadas de los afro descendientes, sobre todo al litoral porteño. La merma y posterior desaparición del comercio de esclavos. Haber sido convocados para las luchas de emancipación ocupando casi siempre la infantería. Una mutación y mezcla de razas al ser libertos, los cuales se podían contraer nupcias con personas de otras etnias. La acción de los censos, los cuales para cultivar el mito de la “Argentina pura y blanca”, ponían en el censo el término “trigueño” en lugar de afrodescendiente. La migración hacia países más hospitalarios, como ser Uruguay o la costa del Perú.

Los aportes que los afrodescendientes han legado a la cultura de la Nación Argentina son infinitos, pero muchas veces olvidados por nuestros primeros historiadores. En una pequeña lista podríamos citar el candombe, el malambo, la milonga, los bombos y tambores, la devoción a san Baltasar -el rey mago que la tradición identificó como africano y de gran devoción en el litoral argentino-. También muchos términos africanos de uso común, por ejemplo: mucama, bochinche, dengue, mondongo, quilombo, marote, catinga, tamango, mandinga, candombe y milonga, empleandose muchos de ellos en el lunfardo; hasta la famosa canción de cuna “Arrorró” proviene de los africanos que habitaron nuestro territorio.

Muchos personajes de nuestra historia y nuestra cultura fueron africanos o afrodescendientes: el Siervo de Dios Manuel Costa de los Ríos, el “Negrito Manuel” que fue el custodio de la imagen de la Virgen de Lujan hasta su muerte y se ha iniciado el proceso de canonización, La “madre de la patria” María Remedios Valle, el sargento Juan Bautista Cabral, hijo de la angoleña Carmen Robledo; el héroe de la independencia Bernardo de Monteagudo; el autor de la “Marcha de san Lorenzo” Cayetano Alberto Silva, hijo de la esclava africana Natalia Silva; Gabino Ezeiza, payador y poeta; Antonio Gonzaga, el cocinero que inventó la parrillada como la conocemos; Enrique Maciel, guitarrista y bandoneonista y autor de la música de “la pulpera de santa Lucía”; Horacio Salgán, compositor, director de orquesta y pianista; el guitarrista de jazz Oscar Alemán; el presentador Guillermo Brizuela Méndez; el actor Rey Charol; el futbolista y campeón del mundo en 1978 Héctor Baley y el cantante contemporáneo Fidel Nadal, entre muchísimos más.

El estado argentino finalmente reconoció el aporte de los africanos y los Afrodescendiente mediante la sanción la ley 26.852 en la cual proclama el Día Nacional de los/as afro-argentinos/as y de la cultura afro el 8 de noviembre en conmemoración a María Remedios del Valle, a quien el General Manuel Belgrano le confirió el grado de Capitana por su arrojo y valor en el campo de batalla.

Pero a pesar de todo lo expuesto, muchas veces se negó la existencia de afrodescendientes en nuestro territorio. Un famoso acto discriminatorio ocurrió a manos de funcionarios de Migraciones contra María Magdalena Lamadrid, quinta generación en nuestro país, descendiente de africanos, quien permaneció detenida durante 6 horas el 22 de agosto de 2002. El argumento de Migraciones es que el pasaporte era nuevo y tenía códigos de seguridad no reconocidos por el sistema, pero la razón podría ser otra. La oficial de migraciones le dijo que: “…no podía ser argentina si era negra”. Lamadrid, en representación de la organización África Vive, iba a Panamá invitada al primer encuentro sobre la vida y obra del doctor Martin Luther King Jr. en representación de los argentinos negros.

En distintas épocas, los africanos tuvieron mucho que ver en la construcción de nuestra nación y también fueron borrados de su historia. Pero gracias a la lucha de muchos, estas acciones, estos aportes y la gran cantidad de afro-argentinos que existen están siendo ubicados en el sitial histórico que les corresponde.

Notas Relacionadas:

La "Madre de la Patria" María Remedios del Valle

El "Negro Gonzaga", inventor de la parrillada

Sargento Juan Bautista Cabral

Bernardo de Monteagudo

Fuente: Infobae

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