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miércoles, 17 de noviembre de 2021

Lola Mora era Tucumana: Terminando con falacias y endebles argumentos

por José María Posse

Desde hace unas décadas, la porfía de un grupo de investigadores salteños pretende instalar de manera temeraria que en realidad, Lola Mora no fue tucumana, sino salteña. Con endebles argumentos, que magnifican al punto de darles una entidad que a todas luces carecen, han convencido a muchos; pero ello no convierte la mentira en verdad, ni a la falacia en argumento válido a la hora de emitir un pronunciamiento de carácter científico sobre los hechos históricos en entredicho.



El único documento fehaciente existente para establecer el lugar de nacimiento de Dolores Mora, es una partida anotada en el Libro de Bautismos de la parroquia tucumana de Trancas, donde se asienta: “En ésta Parroquia de S. Joaquín de las Trancas, el día 22 de junio del año del Señor de mil ochocientos sesenta y siete, yo el cura into de este beneficio puse óleo y crisma a Dolores, de edad de dos meses, hija legítima de Don Romualdo Mora y de Da Regina Vega, fue bautizada por Don Ramón Cañabere, sujeto aprobado, y para que conste lo firmó José D. Torres.” Fue la tercera, de los siete hijos del matrimonio, que también se casó en la misma iglesia .

La niña fue bautizada de socorro, lo que no solamente era muy común entonces, en tiempos donde la mortalidad infantil era más elevada, sino que incluso era obligatorio en virtud de la normativa canónica, en caso de grave peligro para sus vidas. Dicha normativa, obligaba también a los fieles católicos a bautizar a sus hijos lo antes posible (Infantes quamprimum baptizentur), en la Parroquia correspondiente al domicilio de sus padres, aspectos ambos que todavía regulan los cánones 867 y 857 del CIC, actualmente en vigencia. Una vez realizado este Sacramento, que era también el acto jurídico de incorporación a la Iglesia, y puerta de entrada a los restantes, asentaban el bautismo en los libros parroquiales. Hasta la sanción de la Ley de creación del Registro Civil en 1884, y la posterior Ley de Matrimonio Civil en 1888, eran los archivos de las parroquias, donde se anotaban los nacimientos, casamientos y defunciones de las personas, pues el Código de Vélez – en sus arts. 179 y 263- remitía a las constancias de dichas actas parroquiales, a efectos de la prueba de la filiación legítima . Lo expresado, deja fuera del margen de toda posible duda, la cuestión acerca del valor legal del acta que transcribimos.

El Dr. Raúl Cossio, miembro de número del Centro de Estudios Genealógicos de Tucumán, agrega: a más de estudiar el acta de bautismo de Dolores Mora, debe también analizarse el “Libro de Bautismos”. Digo esto porque en la parroquia de Trancas se bautizaba en efecto a personas de otras localidades vecinas. En cada caso, el oficiante pone en el acta “vecino de…” Señalo esto por cuanto a fs. 182 hay un título que dice: “Candelaria, febrero”, con varios bautizos. A Fs. 190 en el margen dice “Trancas” y el segundo bautizo desde allí es justamente el de Dolores Mora. Después de algunos bautizos de Trancas y en la página siguiente hay una anotación que dice “Colalao”, y la lista de bautizados de esa localidad. Claramente, del simple análisis del Libro, surge palmariamente que era nacida en Trancas.

Los sostenedores de la “salteñidad” de Lola Mora, basan su tesis en un censo de 1869 donde en el Tomo 330, correspondiente a los departamentos Salta Capital, Cachi y Candelaria (libreta de censo de la localidad de El Tala), figuran sus padres y hermanos mayores censados en el Tala. Dan por sentado con esto, que si allí fueron empadronados, allí debían vivir permanentemente.

Los Mora poseían unas pequeñas fincas en la zona fronteriza donde criaban ganado, lo que no significa que allí estuvieran radicados.

Curiosamente, los investigadores salteños, omiten establecer que la familia Mora tenía su casa espaciosa en Trancas, frente a la Plaza. Hay una descripción de la misma, firmada de puño y letra por el matrimonio Mora-Vega en 1884, cuando la ofrecen en venta al gobierno para construir la cárcel de Trancas. La describen “…una propiedad que nos pertenece, situada en la esquina SE de la plaza de la referida Villa, la que se ubica mirando al muro sur del muro de la Iglesia, calle de por medio.” Manifiestan que “la vivienda tiene unas 20 varas de frente a la plaza, con media cuadra de fondo de norte a sur sobre la calle lateral; todas las paredes dobles, algunas de ladrillo y otras de adobe, galería con pilares de quebracho, pozo, galpón, etc .”

También omiten decir que el Tala pertenecía por entonces a la jurisdicción de la provincia de Tucumán. Más de un siglo después, por un acuerdo de límites, pasó a corresponder a Salta. Ello fue estudiado detenidamente por el historiador Roberto Zavalía Matienzo .

En 1870, su familia decidió radicarse definitivamente en San Miguel de Tucumán, a efectos de que los niños tuvieran una buena educación. Lola estudió en el colegio del Huerto; desde muy joven comenzó a desarrollar sus dotes para las artes. El maestro Italiano Santiago Falcucci le ayudó a potenciar aquellos talentos extraordinarios.

Siguieron sus estudios en Roma, la fama y el prestigio, sus vaivenes profesionales y una vida asombrosa. Lola Mora fue una adelantada en toda empresa que emprendió; abrió mundos nuevos a las mujeres, demostrando como el llamado por entonces “sexo débil”, podía abrirse paso y triunfar en un mundo de hombres. Es difícil imaginar lo que significó en su época y lo que le costó triunfar, edificando una imagen controversial, y muchas veces polémica.

Es sin duda alguna, la artista argentina más importante de la historia y una leyenda y paradigma de su género.

ORÍGENES DE LA POLÉMICA ACERCA DEL LUGAR DE SU NACIMIENTO.

Durante la vida de Dolores Mora, todo el mundo se refirió a ella como, la “TUCUMANA”. Jamás nadie puso en duda su lugar de procedencia.

La propia Dolores Mora al casarse, en su acta de matrimonio civil en la ciudad de Buenos Aires consigna ser “Tucumana”, como lo señala el Dr. Carlos Páez de la Torre en su documentado libro.

Pero ocurrió que – un siglo después de su nacimiento- en el año 1968, una vecina de Trancas en una carta al director del Diario La Gaceta, refirió una historia acerca de haber escuchado a un tercero decir que nuestra Lola Mora había nacido en la finca “El Dátil”, en la localidad del Tala. Incluso publicó un pequeño folleto, que en nada acerca pruebas concretas . Desde entonces comenzó a generarse una polémica sostenida en el tiempo, por la cual los salteños pretenden hacer suya a Lola Mora. Por la porfía de algunos de ellos, incluso se toma como cierta ésta versión, a todas luces errónea.

Voy a dejar establecidos algunos argumentos, que considero palmarios, al efecto de sostener la indudable “tucumanidad” de Dolores Mora.

1)- Durante su extensa vida, fue motivo de innumerables artículos periodísticos. Invariablemente, en todos ellos, se hace mención a la “Artista Tucumana” Lola o Dolores Mora. Hemos tenido a la vista decenas de ellos, especialmente de la conocida Revista Caras y Caretas . Desafiamos a los sostenedores de la “salteñidad” de la artista, a mostrar una sola publicación de época que respalde su teoría.

2)- Del único documento fehaciente referido a su nacimiento, queda establecido que nació en abril de 1867. Por entonces, en la provincia de Tucumán había muy pocos médicos. Los niños nacían en las casas de sus mayores, con la ayuda de las solicitadas parteras. En los pueblos rurales, era lo habitual y cuando la mujer estaba ya cercana al parto, lo lógico era estar cerca de esas matronas que tenían la experiencia de ayudar en los nacimientos.

Siguiendo esta línea argumental: ¿dónde elegirían los padres de Lola traerla al mundo? ¿En su espaciosa casa del pueblo de Trancas, o en medio de la selva inculta que eran esas primitivas estancias fronterizas? El Tala ni siquiera conformaba un pueblo urbanizado por entonces, eran puestos dispersos en el monte espeso.

3)- Lola Mora, no sólo nació en Tucumán, sino que estudió en Tucumán, se formó en Tucumán, y fue en su provincia donde comenzó a ser reconocida. El 9 de julio de 1894, Mora expuso la serie completa de sus dibujos en la Escuela Normal de Maestras de San Miguel de Tucumán; era una colección de 20 carbonillas que llevó al diario local El Orden a editorializar: “Es la obra quizás de más aliento de cuantas se han llevado a la exposición. […] Muchos de ellos son algo más que un retrato, son verdaderas cabezas de estudio, de franca y valiente ejecución.”

Los retratos de los “Gobernadores” le dieron fama y prestigio; luego de exponerlos profusamente, los donó a Tucumán, junto con una nota en la que hacía votos por la prosperidad de la que nombraba “mi provincia… ”

La Cámara de Diputados tucumana valoró el trabajo de la artista (que se conserva íntegro en el Museo Histórico de la Provincia Presidente Dr. Nicolás Avellaneda), en 5 mil pesos que le fueron entregados como “estímulo”, con la firma y el aval del gobernador interino de Tucumán Agustín S. Sal García.

Entonces, la Cámara de Diputados tucumana, premiaba a una artista tucumana, que había donado “A SU PROVINCIA…” los retratos de los gobernadores tucumanos. Un documento oficial de entonces respalda nuestra posición.

4)- Los salteños que se empecinan con tener razón, insisten con el famoso “Censo” efectuado a los padres de Lola antes de su nacimiento, como si fuera prueba del “lugar” de nacimiento de alguien. El censo solo indica donde se encontraba una persona determinada en un tiempo determinado, de ninguna manera es prueba fehaciente del lugar de nacimiento del censado. No podemos imaginar un ejemplo más claro de “prueba meramente circunstancial”, que el referido registro, absolutamente inconducente.

5)- Para terminar de demoler el “relato”: la estancia “EL DÁTIL”, NUNCA FUE PARTE DE LA TESTAMENTARÍA DE LOLA MORA. Nunca perteneció a los Mora. La familia sí tenía fincas cercanas, pero… ¿de dónde extraen que allí nació o tan siquiera vivió nuestra artista? El Dátil como estancia se formó años más tarde con la compra de varias fincas, entre ellas, las que fueron de Los Mora. El comprador, por cierto, fue el tucumano don Alfredo Guzmán. Por otra parte, la casa del Dátil, donde se sostiene que nació nuestra comprovinciana, es una edificación de comienzos del Siglo XX, lo que se aprecia claramente por el estilo y los materiales con los que fue construida.

Debemos instar a las autoridades provinciales a sentar de una clara posición reivindicatoria acerca de la “TUCUMANIDAD” de Dolores Mora. Me consta que en los últimos años se ha comenzado a trabajar oficialmente y muy bien en el rescate de la IDENTIDAD tucumana, pues en este tema, estimo que de una vez por todas, se debe establecer y sostener una posición oficial.

En el salón de las mujeres de la Casa Rosada, se muestra una hermosa fotografía de nuestra admirada Lola Mora, con la leyenda: “Salteña”. También en la “Fuente de las Nereidas”, el gobierno salteño puso una placa reclamando la presunta “salteñidad” de la escultora. Incluso en la página oficial de la provincia limítrofe, se consigna a nuestra Dolores como nacida allí. Para colmo, un cartel al costado de la ruta a la altura de La Candelaria invita a la Estancia El Dátil, “lugar de nacimiento de Lola Mora”.

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