Por Marcelo Gershani Oviedo (*)
Poco se ha dicho, hasta el momento, sobre el mecanismo con que fueron elegidos los diputados por Catamarca al Congreso de 1816 en Tucumán. Ese proceso se inició el 17 de junio de 1815, cuando el cabildo catamarqueño recibió una comunicación del Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que en ese entonces era José Rondeau. Invitaba al pueblo de Catamarca a elegir sus diputados al Congreso General que debía reunirse en Tucumán. Dice el documento que “invita a este Pueblo a que prontamente pase a hacer nombramiento de Diputado o Diputados que hayan de formar la constitución que ha de regir los Pueblos de América congregados en Asamblea General”. Y agregaba que “para evacuar este importante encargo y expedir las correspondientes circulares a las campañas de este Distrito con todas las advertencias insertas en el expresado oficio, y aquellas que sean consiguientes a allanar cualesquiera dificultades que ocurran, acordamos se encargue en el particular, al Señor Teniente Gobernador…”.
presbítero Manuel Antonio Acevedo |
El acta capitular de ese día está firmada por el Teniente de Gobernador Feliciano de la Mota Botello y los cabildantes Félix Plá, Juan Ignacio Soria, Tomás Félix de Avellaneda, Juan Asencio Salas, Fernando Vaz y José Antonio Olmos de Aguilera, a quien pronto lo veremos como protagonista en la elección de diputados.
Conforme con las instrucciones recibidas, Feliciano de la Mota Botello ordenó que en cada distrito de la campaña se formen las “asambleas primarias”, de las que debían surgir los electores para integrar la Asamblea Electoral. Ésta última elegiría a los diputados que debían concurrir “a la Capital de Tucumán punto señalado para la reunión de todos los que han de formar el Congreso General…”. Por el acta capitular del 22 de julio de 1815, Catamarca toma conocimiento de que será Tucumán la ciudad donde sesionará el Congreso.
Se anunció por bando al pueblo que el 2 de agosto se abrirían las sesiones “y que estas se dividan en dos cuarteles con concepto al número de diez mil almas que se le calculan...”. Se determinaba que esas sesiones “sean presididas por un miembro de la Municipalidad, el Juez del respectivo barrio y un vecino de probidad autorizada la una por el único escribano público y de Cabildo y la otra por dos testigos y que esta resolución se publique por bando anunciando al Público el día en que se han de abrir las sesiones primarias el término de su duración para la recepción de votos que es el de los dos días entre de los cuales deberá concurrir todo ciudadano a prestar el suyo…”. En ese lapso de dos días los ciudadanos debían votar.
Estaba previsto que los electores debían reunirse en la ciudad de San Fernando el 15 de agosto para la Asamblea Electoral definitiva. Dichas sesiones debían ser presididas por un integrante del Cabildo, que ya se comenzaba a denominar “Municipalidad”; el juez partidario respectivo y un vecino representativo de la sociedad citadina.
La primera parte del proceso eleccionario se había concretado y el 19 de agosto de 1815 el Teniente de Gobernador Mota Botello informaba que se habían recibido las actas que nombraban a los electores, tanto de la ciudad como de la campaña. El Teniente ordenó que dos días después se reúna el Cabildo para calificar dichas actas y legalizar la representación de los electores. Efectivamente, el día 21 de agosto se revisaron los mandatos de los electores, siendo aprobados, y se los declara aptos para concurrir junto a los miembros del Cabildo a la elección, que se realizaría al día siguiente.
Reunidos los miembros del cabildo con los electores de la ciudad y la campaña, el 22 de agosto resultan elegidos el presbítero Manuel Antonio Acevedo, que era Cura y Vicario de Belén, y José Antonio Olmos de Aguilera, quien había representado a Catamarca en Buenos Aires en 1810 y que ahora ocupaba el cargo de Síndico Procurador General de la Ciudad.
Hemos consultado el documento correspondiente que registra la elección. En el mismo se lee que “se procedió a la Elección de los dos representantes que por parte de este pueblo deben concurrir a formar el cuerpo legislativo en Asamblea General con los demás representantes de la Provincias Unidas de estos Estados de la América del Sud, y poniéndolo en ejecución; el señor Alcalde Ordinario de 1° voto don Félix Plá, dijo que nombraba por representantes para el expresado Congreso por parte de este Pueblo a los señores Cura y Vicario del Beneficio de Belén de esta jurisdicción Doctor don Manuel Antonio Acevedo, y el Síndico Procurador General de esta Ciudad don José Antonio Olmos de Aguilera por concurrir en los expresados las cualidades de patriotismo decidido e idoneidad a los efectos de tan escrupulosa confianza…”.
Luego votan por los mismos candidatos el Alcalde Provincial José Manuel de Figueroa Cáceres; el Regidor Alguacil Mayor Juan Asencio Salas; el Regidor Juez de Policía Juan Antonio Villegas; el Regidor Fiel Ejecutor Juan de la Cruz Arellano y el Regidor Defensor de Menores Fernando Vaz, que eran los miembros del Cabildo.
Dr. José Eusebio Colombres |
Acto seguido votaron por los mismos candidatos los electores de la campaña catamarqueña: por el curato de Piedra Blanca lo hizo el doctor José Eusebio Colombres; por el de Nuestra Señora de la Concepción de El Alto, Francisco Javier Thames; por el Partido de Santa María, el Cura José Gaspar Villagra; por el Partido de Belén, Juan José de la Madrid; por el Partido de Tinogasta, Vicente de Villafañe. Y por último, los electores de la ciudad, el Teniente Coronel Domingo López de Barreda y el Administrador de Correos José Domingo Rivero.
Y dice textualmente el documento: “…y resultando los expresados señores canónicamente electos por la uniforme conformidad de sufragios dijeron que dándose por celebrada y ratificada la Elección de representantes por parte de este Pueblo para que asistan a componer la Asamblea General en unión con los de las demás Provincias en las personas de los señores cura y vicario del beneficio de Belén, Doctor don Manuel Antonio Acevedo, y en la del Síndico Procurador General don José Antonio Olmos de Aguilera procediese el Ilustre Cuerpo Municipal a extenderle los Poderes relativos a los negocios a que se dirige la reunión de los representantes de las Provincias de estos Estados de la América del Sud en Asamblea General con autoridad legislativa, con todas las cláusulas que serán inherentes al serio encargo de su representación y las especiales que sean consiguientes a los derechos privativos de este Pueblo, y que a este fin se les anticipe la correspondiente noticia oficial de haber recaído en ellos la confianza pública…”.
Como surge de las fuentes consultadas, los diputados que el pueblo de Catamarca eligió para que nos represente en el Congreso de Tucumán fueron Manuel Antonio Acevedo y José Antonio Olmos de Aguilera, el mismo, como ya dijimos, que había representado a Catamarca en Buenos Aires luego de la Revolución de Mayo de 1810. Sin embargo, Olmos de Aguilera renunciará a la diputación el 5 de abril de 1816, por grave enfermedad, dicen los documentos, y en su lugar él eligió como su reemplazante, pues tenía facultades para hacerlo, al párroco de Piedra Blanca, el ya mencionado doctor José Eusebio Colombres, de quien sabemos que era compadre y amigo de Olmos. El diputado renunciante tenía poderes para elegir a su reemplazante, ya que se lee en las fuentes que el Cabildo acordó “que inmediatamente se procediese a extender a favor de los representantes de este Pueblo don José Antonio Olmos de Aguilera, y el Doctor don Manuel Antonio Acevedo con todas las ampliaciones que exige tan interesante negocio como el que se recomienda a su confianza, y aún la de poderlo substituir en persona de probidad, acreditado patriotismo, y conocimientos suficientes de este País en los casos de enfermedad, y otras comisiones del Estado…”. Además, se informaba cómo se pagaría la dieta a los diputados, cuando se lee “que en el caso de abrirse y continuar el Soberano Congreso en la expresada Capital de Tucumán se les asignaba por Dieta sobre los fondos de esta Caja del Estado la cantidad de mil y quinientos pesos a cada uno en atención a la escasez de numerario y a los precios cómodos de los alquileres de las habitaciones de aquella, y ramos de abasto, que deberán apercibirlos desde el día en que se les otorguen los Poderes distribuidos en cuatro mesadas por año, quedando a discreción de esta Municipalidad el aumento de las expresadas dietas en el caso de variar de destino o Pueblo en su continuación del Soberano Congreso…”.
Tenemos entonces que de ese complejo proceso eleccionario, de manera indirecta, el pueblo eligió a quiénes representaron a Catamarca en la jornada histórica del 9 de julio de 1816 en Tucumán. Fueron dos sacerdotes que reunían algunas características similares. Ambos eran curas párrocos en jurisdicción catamarqueña al momento de su designación, ninguno había nacido en Catamarca y los dos eran naturales de ciudades del Tucumán. Manuel Antonio Acevedo había nacido en Salta y José Eusebio Colombres en Tucumán.
*Marcelo Gershani Oviedo es Licenciado en Historia. Magíster en Historia Regional Argentina. Diplomado en Genealogía y Heráldica. Docente-Investigador en el Departamento Historia-Facultad de Humanidades-Universidad Nacional de Catamarca. Presidente del Centro de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Catamarca. Miembro de Número de la Junta de Estudios Históricos de Catamarca. Miembro Correspondiente de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán.
Fuente:
1. Nota publicada originalmente el el La Unión el día 12/07/2015
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