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lunes, 24 de febrero de 2020

Manuela Pedraza: La tucumanesa, heroína de la defensa


Los días 10, 11 y 12 de agosto de 1806 se combatía en las calles de Buenos Aires para reconquistar la ciudad que estaba usurpada por los ingleses. Todos participaban en la lucha, las mujeres con el mismo fervor que los hombres.

Cuando el combate había llegado a su culminación en la llamada plaza Mayor (hoy Plaza de mayo), donde las fuerzas al mando de Liniers trataban de tomar la Fortaleza (hoy Casa Rosada), una mujer del pueblo se destaca entre los soldados, uno de los cuales era su marido, a quien había resuelto acompañar.

La metralla no la acobarda. Por el contrario, se lanza al lugar de mayor peligro siempre al lado del soldado de patricios, con el que formaba una pareja de leones. El hombre cayo atravesado por una bala. Manuela tomó su fusil y mató al inglés que había disparado sobre él. Pasada la lucha, el general vencedor la recompensó con el grado de alférez y goce de sueldo.

En su parte dirigido a la metrópoli decía: "No debe omitirse el nombre de la mujer de un cabo de Asamblea, llamada Manuela la Tucumanesa (era nacida en Tucumán), que combatiendo al lado de su marido con sublime entereza mató un inglés del que me presentó el fusil". 

Una anécdota de la reconquista de Buenos Aires en 1806, de la que existen documentos, relata que cuando Liniers llegó hasta el fuerte con el uniforme atravesado por tres balazos, acompañado por una turba de soldados con uniforme y milicianos en su mayoría desarmados, su atención se dirigió hacia una mujer que había matado a un soldado inglés con sus propias manos. Esa mujer era Manuela Pedraza, a quien Liniers llama "la Tucumanesa", y era la compañera de un cabo, a cuyo lado había peleado en las calles de Buenos Aires.

Liniers se ocupará de recomendar a "la Tucumanesa" ante el Rey de España tan persuasivamente que a pesar de tratarse de un reconocimiento extraordinario para los ejércitos de entonces, Carlos IV le concederá a una mujer el grado de subteniente con sueldo y uso del uniforme correspondiente.

El 16 de agosto de 1806 Santiago de Liniers, Comandante General de Armas de Buenos Aires, informó a Manuel Godoy, a la sazón Príncipe de la Paz, acerca de los sucesos de la Reconquista. Y entre las acciones extraordinarias dignas de premio incluyó "la de la mujer de un cabo de Asamblea llamada Manuela la Tucumana, quien combatió al lado de su marido, y mató a un soldado inglés, del que me presentó el fusil". El hecho debió ser notorio, pues un francés que participó en la Reconquista, Pierre Gicquel, recuerda a "Manuela la Tucumana", que, vestida de hombre, combatió junto a su marido y, de propia mano, mató a un soldado enemigo. Y considera, con ironía, que tal vez no fuera el primero, ya que ella "ha recorrido largamente los campos como contrabandista".

Pasó el tiempo, y el 25 de mayo de 1807 el Cabildo porteño consideró una nota de Liniers "en que recomienda el mérito de doña Manuela Hurtado, conocida por la Tucumanesa, que sirvió en la reconquista de esta capital en clase de soldado blandengue". En su virtud, la corporación acordó a doña Manuela una gratificación de cincuenta pesos, por única vez, y también, mientras durase la guerra con Gran Bretaña y a partir del mes de junio, inclusive, el goce del prest (sueldo) de diez pesos mensuales, como soldado del Cuerpo de Artillería de la Unión.

En el Archivo General de la Nación (Sala IX, legajo 26-7-4, f. 245) se conserva una presentación firmada por "Manuela Urtado y Pedraza, natural del Tucumán y avecindada en esta ciudad" (de Buenos Aires). En ella solicitaba se le entregase una suma del caudal de presas a que se consideraba acreedora. El 5 de junio de 1807 Liniers, en providencia marginal, ordenó que se pasara oficio a los ministros de la Real Hacienda para que se entregaran a la peticionante diez pesos fuertes "a cuenta de la parte que pueda corresponderle en ellas" (se refiere a las presas). Este es el único documento conocido con la firma autógrafa de la Tucumanesa.Estaba yo revisando en nuestro Archivo General de la Nación el libro copiador de correspondencia, correspondiente a los años 1807 a 1809, de la casa de comercio de Jaime Alsina y Vergés (que fue teniente coronel del Batallón de Urbanos del Comercio), cuando, al voltear uno de sus folios, encontré la copia de una carta que don Jaime dirigió a Luis de la Cruz, fechada en Buenos Aires el 16 de octubre de 1807. El autor de la misiva consignó, en referencia a los valientes que más se habían distinguido en la defensa de la ciudad, en julio de ese año: "podemos decir que todos fueron los más valientes, hasta aquella oficiala Tucumanesa que ha salido herida de un balazo en un muslo, a la que sin duda se le graduará a tenienta con sueldo?? (Sala VII, legajo 10-6-4, f. 81 vº.)

La referencia, contenida en ese documento privado, alude a dos circunstancias. La primera de ellas, en relación con la lesión sufrida por la Tucumanesa durante el gran asalto de los británicos a la ciudad  en julio de 1807. La segunda, referida a un grado militar que, antes del suceso, le había sido conferido por el Rey de España, lo que resulta ser exactamente cierto.

En virtud de la recomendación hecha por Liniers en su citado parte del 16 de agosto de 1806, por Real Orden comunicada por el ministro Caballero a Pascual Ruiz Huidobro, fechada en El Pardo, el 24 de febrero de 1807, por la que se concedían grados de ejército y milicias, se incluyó "grado y sueldo de subteniente a favor de doña Manuela la Tucumanesa, en premio del valor que combatió al lado de su marido".

El despacho original respectivo que se acompañó, firmado de real mano, se encuentra hoy en el Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, por compra que de él se hizo en el remate, realizado hace algunos años, de la colección que perteneció a Marcos Estrada Lynch.

Dice su texto: "El Rey: Por cuanto atendiendo al valor y distinguida acción de doña Manuela la Tucumanesa combatiendo al lado de su marido en la reconquista de Buenos Aires; he venido en concederle el grado y sueldo de Subteniente de Infantería. Por tanto mando a los capitanes generales, gobernadores de las armas, y demás cabos mayores y menores, oficiales y soldados de mis ejércitos la guarden y hagan guardar las honras, gracias, preeminencias y exenciones que por razón de dicho grado la tocan, y deben ser guardadas bien y cumplidamente. Que así es mi voluntad, y que el Ministro de mi Real Hacienda a quien perteneciere dé la orden conveniente para que se tome razón de este Despacho en la Contaduría principal, y en ella se formará asiento, con el expresado sueldo, del cual ha de gozar desde el día del cúmplase de este despacho sin contribuir cosa alguna al derecho de media anata. Dado en el Pardo a veinte y cuatro de febrero de mil ochocientos y siete = (firmado:) Yo El Rey.= (firmado:) José Caballero.= S. M. concede grado y sueldo de Subteniente de Infantería a doña Manuela la Tucumanesa".

Real Cédula del 24-2-1806
Cabe preguntarse si recibió efectivamente doña Manuela el grado y sueldo de subteniente que le adjudica el Real Despacho. En el Archivo General de la Nación, donde se conservan encuadernadas las copias de los despachos militares con su correspondiente toma de razón por la Contaduría, no se encuentra el de la Tucumanesa, lo que arroja una incertidumbre sobre la posibilidad afirmativa que no me es posible despejar por el momento. Y ahí se pierde el rastro documental de esta famosa hija de Tucumán, considerada por los historiadores como la heroína de la Reconquista de Buenos Aires en 1806, también habrá de serlo, de ahora en más, de la Defensa de la ciudad en 1807

Fuente: LaGaceta

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