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viernes, 2 de agosto de 2019

El 3 de agosto 1821 - San Martín, Protector del Perú

Los años de acción de San Martín en el Perú constituyen uno de los períodos más cortos en su vida pública: en sólo dos años realizará su acción militar y de gobierno, sin embargo fue una de sus etapas más complejas y ricas.


Coherente con los objetivos de su carrera pública, desde el Plata hasta el Pueblo de los Incas, llevará adelante la obra militar y política, no como un conquistador, sino como un Libertador respetuoso de las costumbres y estilos de vida de los habitantes, fundando con la claridad de las ideas y la fuerza de la acción, los principios liberales y las bases de la República Independiente del Perú.

El Ejército de Los Andes, formado en Cuyo, bajo la efectiva administración de la Gobernación Intendencia de Cuyo, ha hecho la campaña de los Andes, batido los realistas en Chile y restituido su independencia. 

Distinto es el escenario en el rico y tradicional Virreinato del Perú.  Por siglos el apogeo y epicentro de la dominación española lo convirtieron en el centro geográfico del poder del Rey en América. Los intentos  revolucionarios no progresaron y Lima se convirtió  en el centro de la contrarrevolución ante los  focos independentistas. 

Este es el escenario sobre el que  San Martín se prepara a operar una vez liberado Chile. 


Es importante destacar que la  expedición libertadora intentará hacer frente con poco más de 4.000 hombres a casi 20.000 que tiene Pezuela, Virrey del Perú. 

El teatro de operaciones peruano, lejos de las bases de aprovisionamiento del Ejército de Los Andes, ahora Ejército Unido,  será un gran desafío profesional y humano que San Martín deberá enfrentar, y al mismo tiempo la más grande realización y enseñanza para sus contemporáneos y la posteridad.

Al asumir el liderazgo de la operación militar, ante la falta de una personalidad aglutinante e integradora entre los patriotas peruanos, San Martín decide aceptar el gobierno de los Pueblos Libres del Perú, no como dictador, ni como rey, ni emperador, ni presidente, ni cónsul vitalicio. Por el contrario, una vez más, coherente con su visión y  carácter, ajeno a toda ambición personal, asume con el  título de “Protector de los Pueblos Libres del Perú”; expresando estas palabras:

Es demasiado notorio que no aspiro más que a la tranquilidad y el respiro de una vida tan agitada; pero tengo sobre mí una responsabilidad moral que exige un sacrificio de mis más ardientes votos. La experiencia de diez años de revolución en Venezuela, Cundinamarca, Chile, y las Provincias del río de La Plata me han hecho conocer los males que ha ocasionado la convocación intempestiva de congresos cuando aún subsistían enemigos en aquellos países, primero es asegurar la Independencia, después se pensará establecer la libertad sólidamente. La religiosidad con que he cumplido mi palabra en el curso de mi vida pública me da derecho a ser creído y yo lo comprometo ofreciendo solemnemente a los pueblos del Perú que en el momento mismo que sea libre su territorio haré dimisión del mando para hacer lugar al gobierno que ellos mismos tengan a bien elegir.

El Gran Americano comenzaba a transitar el camino final de su vida pública y dejaba uno de sus legados más importantes, como ejemplo de Hombre Probo y Gobernante Ilustre. 

Desde este lugar, al momento de sancionarse el Estatuto Provisional del Perú, emitirá al pueblo la siguiente proclama que identifican su estampa de Líder, Administrador y Estadista republicano: “Al reasumir en mí el mando supremo bajo el título de Protector del Perú, mi pensamiento ha sido dejar puestas las bases sobre que deben edificar los que sean llamados al sublime destino de hacer felices a los pueblos,…   he declarado con franqueza mis designios, para que se juzgue de ellos según los resultados, y de los campos de batalla donde he buscado la gloria de destruir la opresión, unido a mis compañeros de armas, he venido a ponerme al frente de una administración difícil y de vasta responsabilidad… ”. 

Finalmente sellaba la suerte de su Administración, con la promesa de dejar el poder una vez concluida su misión, palabra de honor que, como durante toda su existencia, cumplió una vez terminada su tarea: “Mientras existan enemigos en el país, y hasta que el pueblo forme las primeras nociones del gobierno de sí mismo, yo administraré  el poder directivo del Estado, cuyas atribuciones sin ser las mismas, son análogas a las del Poder Legislativo y Ejecutivo. Pero me abstendré de mezclarme jamás en el solemne ejercicio de las funciones judiciarias,  porque su independencia es la única y verdadera salvaguardia de la libertad del pueblo; y nada importa que se ostenten máximas a continuación de filantrópicas, cuando el que hace la ley o el que la ejecuta, es también el que la aplica;... Con tales sentimientos, y fiado en la eficaz cooperación de todos mis conciudadanos, me atrevo a esperar que podré en tiempo devolver el depósito, de que me he encargado, con la conciencia de haberlo mantenido fielmente. Si después de libertar al Perú de sus opresores puedo dejarlo en posesión de su destino, yo iré a buscar en la vida privada mi última felicidad, y consagraré el resto de mis días a contemplar la beneficencia del grande Hacedor del universo y renovar mis votos por la continuación de su propicio influjo sobre la suerte de las generaciones venideras”.

El 3 de agosto 1821, el General San Martín se constituye en protector supremo del Perú. fue un protectorado surgido luego de la proclamación de la independencia del Perú, en la ex capital del virreinato del Perú, Lima, el 28 de julio de 1821, cuando el general José de San Martín y Matorras, asumió el mando político militar de los departamentos libres del Perú, bajo el título de Protector, a decir del decreto del 3 de agosto de 1821.



El Perú había sido dividido en dos partes, militar y administrativamente:

     1. Lima, el norte y un sector del centro del país estaban en manos de los patriotas.
    2. La sierra sur, el centro y el Cusco, estaban en manos realistas.

Luego, el título de Protector fue cambiado por el de Protector de la Libertad del Perú. El protectorado, duró un año y 17 días y tuvo las siguientes realizaciones político – administrativas:

1. Comienzo de un régimen administrativo autónomo después de tres siglos de colonialismo.

    2. Posibilidad de que el pueblo elija el sistema que más conviniera a los intereses nacionales.
    3. Los símbolos de la patria: la primera bandera y el himno nacional.
    4. La moneda nacional, signo fiduciario de libre poder económico.
    5. Reglamento básico de su sistema comercial para iniciar relaciones económicas con otros países del mundo.
    6. La adquisición de los primeros buques de guerra para su escuadra nacional, a fin de defender la soberanía adquirida, la que fue puesta al mando del vicealmirante AP Jorge Martín Guise.
    7. La organización básica de su fuerza militar, para resguardar la seguridad interna y externa.
    8. La determinación de su propia ejecutoria educacional con la fundación de la primera Escuela Normal, así como las primeras escuelas públicas del Perú libre.
    9. El primer intento de rescatar, valorizar y difundir la cultura nacional mediante la creación de la Biblioteca Nacional. 

Fuente: LosAndes.com.ar

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