Hemos querido en este trabajo reunir el mayor número de apellidos vascos y montañeses usados en Chile desde la Conquista hasta nuestros días, con sus consanguíneos correspondientes. No pretendemos haber agotado la materia: es probable que otros investigadores, buscando con más prolijidad, consigan aumentar el número de los que publicamos. El objeto principal que perseguimos es demostrar que la inmensa mayoría de nuestra sociedad actual es de origen vasco, o más bien cántabro, y que, durante el siglo XVIII, principalmente, llegó a tener influencia trascendental no sólo en la formación de la familia chilena sino también en todas las manifestaciones de nuestra vida política y mercantil, como se puede ver con la simple lectura de las breves noticias biográficas que publicamos. Esta raza sobria y trabajadora, sana, fuerte y de hábitos sencillos, absorbió casi por completo la de los antiguos conquistadores, formando una nueva aristocracia que perdura hasta nuestros días; pero que, siguiendo las leyes inflexibles de la evolución social, tendrá que ir desapareciendo, como desaparecieron cada ciertos lapsos las precedentes, dando lugar a la creación de otras3. A sus descendientes, en primer lugar, van dedicadas estas páginas a fin de que recuerden a sus progenitores y conozcan siquiera el origen y el significado del apellido que llevan.
Nos preocupa también el deseo de demostrar que estos estudios no sirven únicamente para halagar vanidades. El culto de los antepasados ha sido la religión de muchos pueblos civilizados y, entre los que llevan la sangre de los vascos, debiera serlo, porque, verdaderamente, se puede, sin caer en el ridículo, tener a honra descender de ellos. En efecto, los que hacen alarde de ignorar quiénes fueron sus progenitores, dan una triste idea del aprecio que sienten por sus padres, pues si aman a éstos, ¿por qué no amar y respetar a los padres de sus padres? Es cierto que muchas veces este desprecio por las cosas añejas es sólo aparente, hipócrita...Todos sabemos muy bien cómo hierve la sangre cuando nos sentimos humillados o mirados en menos...Llegado el caso, cada cual pretende ser mejor nacido.Y por sobre estas pequeñas consideraciones, debemos tener el orgullo de raza: de una raza que no conoció jerarquías, ni aún dentro de su misma nobleza.Nada podrá dar una idea más cabal y exacta de lo que sostenemos, que la transcripción de algunos párrafos de la Historia de la Legislación de los señores Manrique y Marichalar, copiados por don Juan Carlos Guerra en una de sus notables obras sobre Heráldica Vasca, en que hablando de estos esforzados colonizadores de nuestro suelo, que tenían privilegios de hidalguía desde tiempos inmemoriales
No hay comentarios:
Publicar un comentario