En la América del siglo XVI el apellido Menéndez de Valdés llegó a ser bien conocido en lugares tan separados unos de otros como La Florida, Puerto Rico, Cuba, México y el Reino de Lima en Perú. Encontramos que la mayoría de las personas con los apellidos Menéndez de Avilés, Menéndez de Valdés, y Valdés en la América de los siglos XVI y XVII estaban emparentados y relacionados a una extensa familia asturiana. La historia y genealogía de esta familia tan ilustre es importante porque sus hazañas durante los siglos XVI y XVII moldearon el curso de la historia española en las tierras de las Américas para siempre.
Juan Francisco de Hita y J.-B. Rietstap señalan para los de las Asturias de Oviedo: En campo de plata, tres barras de azur. |
Entre los personajes de esta familia encontramos al adelantado Pedro Menéndez de Avilés , que conquistó el territorio de la Florida y luego fue gobernador de Cuba desde el día 24 de julio de 1568 hasta el día 21 de abril de 1572.. Don Pedro de Valdés, Caballero del hábito de Santiago, . primo hermano de Diego Menéndez de Valdés y cuñado de Pedro Menéndez de Avilés, también fue Gobernador y Capitán General de Cuba entre los años de 1602 a 1608. Don Diego Flores de Valdés, General de la Carrera de Indias se casó con doña María Menéndez e hija de General Álvaro Sánchez y doña Marquesa de Valdés, doña María Menéndez fue sobrina del Adelantado Pedro Menéndez de Avilés. El capitán Diego Menéndez de Valdés se destacó en Santo Domingo y Puerto Rico por su participación en armada de don Diego Flores de Valdés que se hizo en Santo Domingo con contra el capitanes Juan Haquete y otro francés nombrado Lorenzo. Don Juan de Salas de Valdés, (el Viejo) pasó al Reino de Perú. Tuvo un hijo nombrado Juan de Salas de Valdés (el Mozo), gentilhombre de la compañía de Lanzas de a caballo del Perú, alguacil mayor del Cuzco, vecino de Cuzco. Todos los anteriores se destacaron en la conquista de nuevos territorios para España, dejando números descendientes. Pensamos que viajó a la Florida (1565) con su pariente el adelantado Pedro Menéndez de Avilés, pero no hemos encontrado todas las listas de marineros y soldados, y en las dos que hemos logrado estudiar el nombre de Diego no se encuentra.
No sabemos con exactitud cuando llegó a Santo Domingo pero entre los años de 1575 a 1581 don Diego Menéndez de Valdés residía en la ciudad con su esposa doña Elena de Valdés además de dos hijos pequeños. Diego era vecino de la ciudad de Santo Domingo.
Es importante comprender que la palabra vecino tenía un significado distinto al usado actualmente en nuestra sociedad. En el siglo 16 se necesitaba cumplir con varios requisitos para obtener la vecindad en cualquiera de las posesiones españolas en las Indias. Se necesitaba ser español peninsular o persona de puro origen español o europeo. Proceder de un matrimonio legítimo además de tener casa propia dentro de una de las ciudades principales de la Monarquía Española en las Indias. La Monarquía Española es término importante y básico para comprender más adecuadamente la relación del conjunto de tierras gobernadas por el Rey Español. Todas las tierras bajo el Rey se consideraban parte de la Monarquía Española pero cada reino era casi independiente uno del otro. Lo que les unía era la figura de un mismo Rey. Otro requisito para ser vecino era rendir servicio militar voluntario. Por último, se tenía que permanecer un cierto período de años en dicha localización, esto varía según los lugares y época. Como vecino don Diego podía servir en el cabildo de la ciudad y podía aspirar a títulos militares o políticos, sin embargo según lo que conocemos, nunca llego a ser regidor.
En el caso particular de la ciudad de Santo Domingo, había que permanecer un período inicial de cuatro años para obtener la vecindad. Luego se cambió a cinco años. De todas maneras ello variaba en función de la necesidad de que la gente no aprovechara el permiso del Rey y luego lo vendiera y se marcharse a otros lares.
Entre los años 1580 hasta 1581 se nota que Diego no aspiraba a títulos en el cabildo de Santo Domingo, pero si buscaba la forma de ganar más dinero. Su carrera como hombre de mar aparentemente no lo remuneraba lo suficiente. Por ello se encuentra en España en 1581 tratando
de obtener licencias para transportar esclavos desde Guinea hasta las Islas del Caribe. “Es de recordar que el precio de los esclavos dependía de la edad, el sexo, la condición física y su origen de nacimiento. El negro fue preferido al indio de la Española y el varón negro a la hembra”. Todo esto don Diego tenía que tomar en cuenta en este nuevo negocio de compra y venta de esclavos.
Para obtener la licencia necesaria para envolverse en la trata de esclavos, don Diego (1581) viaja a España. Fue durante su estancia allí donde recibió el nombramiento de alcaide y capitán del Castillo de San Felipe del Morro en la Isla de San Juan de Puerto Rico. Probablemente los escritos de don Diego describiendo las condiciones militares de las Islas de Santo Domingo, Cuba y Puerto Rico poco antes de su gira a España lo destacaron como hombre capaz para ocupar dicho cargo.
El miércoles, del día 25 de junio de 1582, el Capitán don Diego Menéndez de Valdés llegó a San Juan de Puerto Rico desde el puerto de San Lúcar de Bárramela en la jurisdicción de Sevilla. Llegó en su nave capitana con una flota de dos barcos adicionales, la cual traía una guarnición de cincuenta soldados para el presidio de San Juan de Puerto Rico. Los cincuenta soldados habían formado parte de la flota de Nueva España al mando del capitán don Álvaro Manrique a bordo de la nao española San Felipe. La flota de Nueva España estaba a cargo del piloto Alejandro Díaz.
Don Diego había sido nombrado Alcaide y Capitán General de la Isla por el Rey Felipe II por Decreto Real fechado el día 13 de abril de 1582. La orden del Rey le dio su titulo y sus explícitas instrucciones. Con gran expectativa y después de larga espera, llegó a Puerto Rico a tomar cargo de la Fortaleza del Morro. “Durante los primeros años de la colonización española, era costumbre de los gobernantes, quienes a su vez tenían la responsabilidad de conservar y defender la ciudad y sus fortificaciones de los enemigos de España, hacer el Juramento de detener e guardar, e defender en paz y en guerra, de noche e de día esta dicha fortaleza… Una vez que don Diego Menéndez de Valdés hizo el juramento ante el Gobernador don Juan Melgarejo (interino), recibió las llaves, tomó posesión y recibió por inventario de la artillería, armas, municiones y demás pertrechos.”
Dijo don Diego Menéndez de Valdés que, “El día siguiente tomé la posesión y se me entregó esta Fortaleza del Morro. Todo lo hallé mal reparado y con muchas necesidades, acudí al Gobernador y Oficiales para el remedio. No pude hacer nada en muchos días por que los negros que Vuestra Majestad aquí ha enviado para el reparo de esta fortaleza traía el Gobernador ocupados y los tuvo, y no trae obras hasta que dio
Parte de ellos con los cuales comenzamos ha acudir a lo más necesario, que fue a limpiar y aderezar alcibes, hacer sumideros, y allanar la plataforma de la artillería, que por esta cuesta arriba a cada tiro rompía ejes, ruedas o cureñas, y como está en peña viva es mala de allenar. Luego trataremos de hacer en el patio unos aposentos de madera donde los soldados se acomoden que será de poca costa y por falta de ella y dormir en el suelo y sobre ladrillos, se han enfermado algunos y es causa bastante en esta tierra para no quede ninguno
No hay comentarios:
Publicar un comentario