Casi cuatro de cada diez puertorriqueños con genes europeos o norteafricanos descienden de los colonos canarios que comenzaron a asentarse allí en el siglo XVI, según un estudio que pone de manifiesto que la conexión entre los isleños de las dos orillas es más estrecha de lo que se pensaba.
Los cantantes puertorriqueños de más éxito incluyen casi sistemáticamente a Canarias en sus giras como parada imprescindible -sin ir más lejos, Luis Fonsi lo hará este fin de semana al son de su Despacito- y algunos grupos canarios de éxito, como Efecto Pasillo, confiesan que más de una vez les han preguntado en Latinoamérica si son de Puerto Rico, porque confunden su acento.
Las Universidades de Puerto Rico, de Ciencias Médicas de Ponce y de Arizona (EEUU) publican en la versión de libre acceso de Human Biology, la revista de la Asociación Americana de Antropología Genética, una investigación que revela que las afinidades entre canarios y boricuas va mucho más allá de la idiosincrasia cultural.
Su trabajo indaga en los lugares de procedencia de los linajes europeos más frecuentes de las familias puertorriqueñas, tomando como punto de partida que la base de ADN más completa que existe sobre los naturales del país caribeño constata que al menos el 11,5 por ciento de sus 3,6 millones de habitantes desciende por vía materna de ancestros de Europa occidental y del norte de África
Los autores de este estudio recuerdan que la llegada de colonos europeos (fundamentalmente españoles) a Puerto Rico comenzó casi con la conquista de la isla por la Corona de Castilla, en 1505, a la que siguieron numerosas oleadas en los siglos posteriores.
La comparación del ADN mitocondrial (que recoge la herencia genética materna) de los puertorriqueños que tienen haplotipos típicos de Europa y África del Norte con el de los habitantes actuales de esos dos continentes corrobora que la fuente de origen genética de la mayor parte de esa población se encuentra en España.
Este trabajo defiende que hay detalles en el ADN de los puertorriqueños con genes europeos o norteafricanos que permiten afirmar que buena parte de ellos proceden de familias que antes de cruzar el Atlántico estuvieron algunas generaciones en Canarias e, incluso, emparentaron con los propios guanches (de hecho, también se encuentran entre los habitantes del estado caribeño ciudadanos con el haplotipo U6b1, considerado típico de los aborígenes canarios).
La historia colonial de Puerto Rico contiene episodios que concuerdan con lo que revela la genética. En 1532, España favoreció la emigración de campesinos de Andalucía, Castilla, Extremadura y Canarias a Puerto Rico, para compensar los límites que se habían establecido al uso de esclavos en las haciendas (se reguló un máximo de cinco esclavos africanos por cada campesino "blanco").
En 1695, se documenta el viaje a Puerto Rico de 20 familias desde Canarias, con 100 personas en total, a petición del gobernador de la isla, en la que sería la primera oleada de emigraciones de familias completas desde las Islas Afortunadas hacia la colonia de San Juan.
Existe constancia, por ejemplo, de que solo entre 1720 y 1730 se asentaron en Puerto Rico 176 familias canarias con un mínimo de cinco miembros cada una, en una tendencia que después acentuaron las luchas políticas internas en Venezuela, que convirtieron a Cuba y Puerto Rico en los principales destinos de los emigrantes canarios.
Y entre 1855 y 1860, se documentó otra importante oleada de emigrantes canarios a Puerto Rico, después de que esta isla del Caribe sufriera una epidemia de cólera que mató a 26.820 personas.
Ese contexto histórico, argumentan los autores, explican que el 38% de los puertorriqueños de origen europeo tengan en sus genes herencia canaria. Y la segunda fuente de origen de esa población, en gran parte mestiza, son las etnias Fulani, Wolof y Serer (30,11 %), lo que concuerda con el hecho de que los primeros esclavos enviados al país provenían mayoritariamente de Senegal y Gambia, apuntan.
Fuente: Eldiario.es
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