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martes, 15 de enero de 2019

15 de enero de 1814: Belgrano emprende el 2º Éxodo Jujeño.

Luego de la derrota de Belgrano en Ayohúma (1813), el ejército patriota inicia su penosa retirada hacia Potosí y desde allí a Jujuy, en condiciones sumamente difíciles por su estado y falta de elementos indispensables ante a un clima que distingue a uno de los desiertos más áridos del mundo y transportando a gran cantidad de heridos.

Poco ayudaron los pueblos intermedios en su trayecto, temiendo las terribles represalias prometidas por el jefe realista Pezuela a quienes colaboraran con los "insurgentes".

En cuanto al movimiento de tropas, pensaba Belgrano reunir en Jujuy las milicias de Salta y Tucumán y tratar de oponer resistencia al enemigo para luego esperarlo en Tucumán.

El 21 de diciembre de 1813, el Gobierno había dispuesto suspender las facultades de “Capitán general” que se le había conferido a Belgrano el 21 de octubre de 1812, limitando su autoridad al comando del ejército auxiliar del Perú, tal cual el propio Belgrano lo había solicitado

En los primeros días de enero de 1814, mientras los realistas preparaban en Cotagaita el ejército invasor con sus jefes principales Ramírez, Picoaga y Castro para caer con sus vanguardias sobre Jujuy, Belgrano se encontraba en Humahuaca donde recibió al gobernador Chiclana, quien había delegado el mando político en el Cabildo y el mando militar en el coronel Dorrego, tratando de organizar la resistencia.

El coronel Manuel Dorrego había sido comisionado por el Gobierno, a solicitud de Chiclana, para reunir en las provincias de Jujuy y Salta a los restos del ejército en retirada y reclutar nuevos efectivos y provisiones como artículos de guerra al efecto de detener esta nueva invasión, que pretendía por su alta preparación y organización llegar hasta Buenos Aires con el apoyo de las fuerzas de Montevideo.

La invasión de Pezuela cobra dimensión al estar destinada a aniquilar al ejército patrio en retirada, evitando el encuentro con los refuerzos enviados por Carlos de Alvear que, comandados por San Martín, debían esperar en la Posta de los Algarrobos, cercano a Yatasto, para luego armar infraestructura en Humahuaca y tomar San Salvador de Jujuy y Salta. El ejército de Joaquín de la Pezuela había organizado la ofensiva para caer sobre Salta y Jujuy en tres columnas principales. En Jujuy existía un movimiento febril alentado por Dorrego en apoyo a la causa y en el reclutamiento de jóvenes, los cuales se organizaban en movimientos de guerrilla. Con gran eficiencia, Dorrego reunió 500 nuevos soldados y 250 dispersos con los que organizó un regimiento que llamó de "Partidarios", requisó 1.000 caballos y ganado vacuno; hizo fabricar armas, especialmente lanzas, fornituras y municiones, acciones que motivaron un oficio dando superadas las desinteligencias y reincorporándolo al ejército.

En San Salvador de Jujuy existía una febril actividad en apoyo a la causa patriota, sobre todo en los jóvenes que alentados en milicias con movimientos de guerrilla participaban de ejercicios diarios consistentes en correrías a caballo, montar y desmontar, prácticas de tiro y uso de la lanza, dirigidos por oficiales o caudillos naturales que oficiaban de jefes y fabricando armas caseras, labores en las que participaban hombres y mujeres.

Este éxodo debió ser en su mayor parte femenino pues los hombres se habían alejado al sur con la vanguardia de Zamudio.

Belgrano en esta situación abandonó San Salvador protegido por la tropa de Dorrego, quien combatirá día a día con eficacia retrasando la vanguardia enemiga y protegiendo al grueso del ejército en su penosa retirada permitiéndole llegar a Tucumán.

El 15 y 16 de enero de 1814 se produce el segundo éxodo en la ciudad donde solo quedó combatiendo Dorrego en una resistencia y bravura más que heroica. Sobre una ciudad vacía, el enemigo logró instalarse el día 17 de enero de 1814.

Este nuevo éxodo fue casi tan terrible como el primero.
Toda su población había desaparecido; dejando atrás estas milicias populares que ocuparon los alrededores y fincas cercanas a la ciudad, bien montados y con cierto adiestramiento, comenzaron a hostigar a los invasores, convirtiéndose en guerrillas populares que prontamente formalizaron la “guerra de guerrillas” o la guerra Gaucha y harían de la ciudad un escenario permanentemente de combate, apoyados por las mujeres que voluntariamente en ella habían quedado.

Mientras de este modo se combatía y los jinetes aparecían, atacaban y se diluían en los aledaños, el ejército en retirada abierto en tres columnas alcanzaba Tucumán.

Esas mujeres todas indias y cholas les guisaban a su usanza papas, chuños y maíz..” relata Pezuela en sus memorias.

El coronel Máximo Zamudio con su columna, llevaba los bagajes oficiales y entre la documentación , la Bandera de la Libertad Civil, en la columna principal iría Belgrano con su jefatura y en la tercera a cargo de Zelaya los heridos, entre ellos el coronel Carlos Forest.

La heroica resistencia de Dorrego permitió la llegada de las tropas a Tucumán, encuentro de Belgrano con San Martín quien asumió el mando del ejército.
Por eso, también se lo conoció como el "Éxodo de las Mujeres".


Fuente: Asociación Belgraniana de Morón

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