Las fuerzas de seguridad de EE UU ya han detenido a al menos 13 criminales con esta nueva técnica
Un hombre mató a 12 personas, violó a 45 mujeres y robó en 120 casas en varias poblaciones de California (EE UU) entre los años 1976 y 1986. Durante cuatro décadas, los crímenes del llamado Violador de la Zona Este permanecieron sin resolver, hasta el 24 de abril de 2018, cuando el FBI y la Policía de Sacramento anunciaron que habían detenido a Joseph James DeAngelo, de 72 años, en Citrus Heights, a las afueras de la capital californiana.
Tras 40 años de fracasos, uno de los investigadores decidió introducir el perfil genético hallado en los escenarios del crimen en GEDmatch, una base de datos abierta en internet en la que la gente mete su ADN para averiguar sus orígenes étnicos o encontrar nuevos familiares. La búsqueda arrojó coincidencias compatibles con un tatarabuelo común. Suficiente para reconstruir el árbol genealógico y dar con DeAngelo.
Una nueva investigación, publicada hoy en la revista Science, sugiere que ya es posible identificar a la mitad de la población de EE UU mediante estos registros genealógicos de empresas privadas. “El ADN de cada persona en estas bases de datos es como un faro que ilumina a cientos de sus parientes que no están en esas bases de datos”, ha explicado en un comunicado el genetista Yaniv Erlich, principal autor del trabajo y jefe científico de MyHeritage, una compañía israelí líder en el negocio de los árboles genealógicos. Al menos 13 criminales ya han sido detenidos en EE UU con el mismo método que en el caso del Violador de la Zona Este, según el recuento de Erlich.
El estudio ha empleado una base de datos de 1,28 millones de personas. Sus resultados sugieren que bastaría un registro de perfiles genéticos del 2% de la población adulta de EE UU para localizar a los parientes de casi cualquier ciudadano del país, a partir de una muestra de ADN anónima. Con las actuales bases de datos disponibles en internet, empleadas sobre todo por ciudadanos blancos, ya sería posible identificar al 60% de los estadounidenses de origen europeo.
El grupo de Erlich, que incluye a científicos de la Universidad de Columbia y de la Universidad Hebrea de Jerusalén, muestra que a partir de la identificación de una persona con un tatarabuelo común aparecen 850 candidatos a ser el culpable de un asesinato. Si se asume que el crimen se cometió en un radio de 160 kilómetros desde el hogar del homicida, es posible excluir al 57% de los familiares. La edad aproximada del sospechoso, calculada por testigos, posibilita descartar al 91% restante. Y conocer si es hombre o mujer deja una lista de 16 o 17 candidatos, una cifra asumible para una investigación tradicional.
Los autores urgen a las empresas de genealogía a que establezcan medidas para impedir que esta información se use con fines espurios. Como demostración del potencial de esta técnica, el equipo de Erlich ha rastreado el ADN de una participante anónima en un proyecto científico hasta llegar a su nombre y apellidos. “Si bien los políticos y los ciudadanos en general pueden estar a favor de estas herramientas forenses para resolver crímenes, hay que tener en cuenta que surgen de bases de datos que están abiertas para todo el mundo”, reflexionan los investigadores. “Por lo tanto, la misma técnica se podría explotar con fines dañinos, como la identificación de participantes en estudios científicos a partir de sus datos genéticos”, advierten.
Fuente: elpais.com
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