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viernes, 10 de noviembre de 2017

¿Fue el papa Inocencio VIII el padre de Colón?

Cada tanto se publican versiones sobre el lugar de nacimiento de Cristóbal Colón, pero los documentos más fiables confirman que la historia ha tenido la razón: es genovés.


Lo que sí parece ocultar un misterio es el tema de su paternidad. Existe una teoría muy interesante publicada hace 16 años por el periodista italiano Ruggero Marino, ganador del Premio Scanno, que modificaría la manera que tenemos de ver a Colón. Marino, después de doce años de estudios, anuncia que el verdadero padre del navegante fue el papa Inocencio VIII.

Posteriormente, otros dos historiadores italianos, Lioniero Boccianti y Renato Biagioli, presentaron en el 2004 nuevas investigaciones que ampliaban las noticias del 2001.

El nombre de pila de Inocencio VIII fue Giovanni Battista Cybo, y nació en Génova en 1432. Sus padres fueron el noble genovés Arano Cybo y Teodorina d’Mari. Arano tenía habilidades como diplomático, y fue enviado a Nápoles con la misión de apoyar a Alfonso V de Aragón. Al finalizar su encargo regresó a Roma, donde fue nombrado senador.

La infancia de Giovanni Battista transcurrió en la corte napolitana del rey aragonés. Su formación académica la acabó en Roma, donde entró al servicio del cardenal Calandrini, hermanastro del papa Nicolás V, ordenándose como sacerdote. Gracias a esta conveniente relación fue nombrado, en 1467, obispo de Savona por el papa Pablo II.

Cuando tenía alrededor de 37 años, Cybo ingresó a la Curia Romana, donde, al cabo de un tiempo y adecuadamente recomendado, recibió el birrete de cardenal otorgado por el papa Sixto IV, Francesco Della Rovere, también genovés.

A la muerte de este último, en 1484, fue elegido papa y escogió el nombre de Inocencio VIII, con el cual rigió los destinos de la Iglesia católica por ocho años, hasta su muerte en 1492.
La madre biológica de Colón

En 1417, en Nápoles, contraen nupcias el príncipe de Táranto, Giovanni Antonio del Balzo Orsini, de 24 años, y la noble romana Anna Colonna, de 13, sellando la fusión de dos renombrados apellidos. Como todos los enlaces de la época, eran uniones pactadas de acuerdo con intereses económicos.

El príncipe Orsini nació en la provincia de Bari en 1393 y murió en la misma ciudad en 1463 a manos de sicarios del rey de Nápoles, Alfonso de Aragón. Nunca tuvo una relación auténticamente amorosa con Anna; estuvieron casados durante 46 años y no tuvieron descendencia porque se rumoraba que ella no podía darle hijos. Anna quiso desmentir los rumores, así que hacia los 40 años tuvo una relación extraconyugal con Giovanni Battista Cybo, que apenas tenía 14 y no había vestido aún los hábitos sacerdotales. Este episodio tuvo lugar en Nápoles en 1446, y fue así como Anna quedó embarazada siendo la esposa del príncipe Orsini.

La hermana mayor de Anna intervino y la envió a donde unos familiares en el norte de Italia a refugiarse hasta el parto. Así, entre 1446 y 1447 nació un niño bautizado con el nombre de Cristóforo. El papa Inocencio VIII, cuando aún era Giovanni Battista Cybo y residía en Nápoles, tuvo siete hijos ilegítimos con diferentes mujeres. Solo dos fueron legitimados y ubicados en altas esferas, Teodorina y Franceschetto.

Con referencia al hijo ilegítimo Cristóbal, el sacerdote Cybo, con 25 años a cuestas y Cristóbal de 10, consigue darlo en adopción a un comerciante de lanas y tejedor residente en Génova de nombre Doménico Colombo, casado con Susanna Fontanarossa, quienes se convirtieron en sus padres. Legal y socialmente hablando, Cristóbal Colón nunca fue reconocido por Inocencio VIII, pero parece ser un hecho, según las investigaciones de Marino, que siempre le brindó su apoyo cumpliendo su rol de protector.

Esto justificaría cómo un muchacho desconocido proveniente de una familia común de Génova, haya tenido acceso directo a las monarquías y a documentos valiosos de la Biblioteca Vaticana.

Los esposos Colombo tuvieron cuatro hijos biológicos, y Cristóforo, desde 1457, vivió con ellos en Génova. Cuando cumplió 20 años, la familia decidió trasladarse a Savona buscando mejorar su situación económica.

Giovanni Battista Cybo continuaba su exitosa carrera religiosa: en 1467, el papa Pablo II lo nombró obispo de Savona.

Inicio de la vida marítima

En 1469, Colón ya había iniciado su formación como marinero y Anna Colonna fallecía. Cuentan que desde el principio tenía grandes habilidades como navegante, y por eso al trasladarse a Savona logró ingresar al servicio marítimo bajo las órdenes de Renato d’Angio, quien, a pesar de haber sido expulsado de Génova con todas sus tropas, continuaba fletando galeras genovesas para combatir al rey de Aragón.

En adelante la historia continúa como la conocemos y tiene por final conocido el primer viaje, con el descubrimiento de América, aunque vale la pena citar una hipótesis que apunta a que hubo otro viaje anterior.

Marino destaca en su investigación el viaje secreto efectuado por el capitán de Huelva (España) Martín Alonso Pinzón a Roma en la primavera de 1492, que ha servido para generar dos hipótesis diferentes:

La versión española asegura que Pinzón, que había oído hablar del viaje que iba a cumplir Colón a las Indias, ansiaba realizarlo por su cuenta y para ello se desplazó secretamente a Roma a bordo de una carabela de nombre Condesa. Dijo, como pretexto, que transportaría un cargamento de sardinas. Pero iba a reunirse con un amigo suyo, cosmógrafo empleado en la Biblioteca Apostólica del Vaticano, quien le prestaría un documento en el que se describía un viaje trasatlántico al Japón efectuado años atrás.

Lo contó Arias Pérez, hijo de Martín Alonso, quien acompañó a su padre a Roma, sabiendo también del viaje que iba a realizarse en dos carabelas después. Ambos regresaron a Palos de la Frontera el 23 de junio de 1492.

La versión italiana sostenida por Marino afirma que Pinzón fue enviado a Roma capitaneando la carabela Condesa, como portador de una carta firmada por Colón y dirigida a su padre, el papa Inocencio VIII. En la carta le informa del viaje que está próximo a realizar y le solicita que le permita a Pinzón acceder a la biblioteca personal del pontífice, para consultar unos mapas de los cuales el navegante genovés tenía conocimiento.

Pinzón regresó el 23 de junio de 1492 e inmediatamente dio comienzo, con Colón y sus hermanos, al reclutamiento de la tripulación de las tres carabelas.

Las actas notariales que contienen las declaraciones de los marineros en los Pleitos Colombinos certifican que Pinzón visitó la Biblioteca Vaticana, mantuvo conversaciones con el responsable y trajo de regreso de Roma mapas y la ynstruicion de la navegacion, según lo declaró Pedro Alonso Ambrosio en Sevilla, en 1515, certificado por el fiscal del caso.

Existe también información de que este viaje hacia las Indias lo quería realizar Inocencio VIII años atrás, contando con el apoyo de dos carabelas de la Santa Sede, tripuladas por marineros genoveses y acondicionadas con el respaldo financiero de banqueros florentinos liderados por Lorenzo de Médici. Solo existe el rumor de este viaje, pero no hay pruebas: si se realizó, nunca fue público.

El primer viaje

Cuando Colón, viudo de Felipa Moniz Perestrello, llegó a España a finales de 1484, en compañía de su pequeño hijo Diego, la Iglesia ya era liderada por el papa Inocencio VIII.

El 17 de abril de 1492 Colón firmó en el campamento de Santa Fe las Capitulaciones con los Reyes Católicos. Ese mismo año, el 23 de mayo, ocurrió un acontecimiento inesperado en Palos de la Frontera: el pregonero municipal dio lectura a un decreto real, según el cual el pueblo debía contribuir con dos carabelas, incluida tripulación, al proyecto de Colón, en pago de una vieja condena por haber desobedecido las órdenes reales existentes de años atrás, relacionadas con los derechos de explotación de las costas africanas.

A nadie le hizo gracia el Decreto Real y miraron con malos ojos a ese desconocido navegante que había hecho remover el cobro de esa vieja violación.

Sin embargo, Colón recibió apoyo de un prestigioso capitán de barco de la región, Martín Alonso Pinzón, presentado por su amigo el marino Pero Vázquez de la Frontera y por los franciscanos de la Rábida. Con el apoyo de Pinzón, Colón logró convencer a la gente y entre ambos armaron una flota de tres naves con las cuales darían inicio al primer viaje.

Muerte de Inocencio VIII

Inocencio VIII murió en Roma el 25 de Julio de 1492, ocho días antes de la partida de Colón desde Palos de la Frontera, el 3 de agosto. Su mausoleo en bronce está ubicado en el lado izquierdo de la Basílica de San Pedro y fue construido por el artista florentino Pollaiuolo.

Aún resulta un misterio la inscripción que aparece al pie de su tumba, donde un epígrafe en latín dice: Novi orbis suo aevo inventi gloria (Suya es la gloria del descubrimiento del nuevo mundo).

Colón regresó a España el 15 de marzo de 1493. Parecería que este texto hace referencia a la hipótesis según la cual el Nuevo Mundo ya había sido descubierto por Colón o por algún otro navegante designado por él en el año 1485, siete años antes de la fecha oficial de octubre de 1492.

¿Será cierto que ese viaje fue organizado por Inocencio VIII con el apoyo de los genoveses y los florentinos? ¿Cuál fue su participación en el Descubrimiento de América?

La relación entre Colón y el papa Inocencio VIII todavía tiene muchas preguntas por resolver. Quizás cuando sea posible acceder al Archivo Secreto de los papas, sección hasta hoy intocable de la Biblioteca Apostólica Vaticana, pues el pontífice es el único autorizado para darlo a conocer.

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