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miércoles, 30 de agosto de 2017

Tras 61 años, resolvieron el misterio de una lluvia de meteoros "fantasma"

Gracias a la detección de un cometa muerto, investigadores japoneses lograron descifrar el enigma de Phoenicid, que tuvo lugar en 1956 en la Antártida. A qué se debió el curioso fenómeno



El 5 de diciembre de 1956, una expedición japonesa en la Antártida observó por primera -y única- vez la lluvia de meteoros Phoenicid, llamada así por la constelación Phoenix. Desde entonces, nunca más se pudo detectar, lo cual abrió un interrogante que recién hoy, 61 años después se puede resolver: ¿cómo surgió el inédito fenómeno?

La respuesta está en un cuerpo celeste desaparecido. El cometo Blanpain, que apareció por primera vez en 1819 y luego se esfumó. En 2013, astrónomos advirtieron un cuerpo pequeño que se movía a lo largo de la misma órbita que Blanpain. El cometa ya no era tal. Se había reconvertido en un asteroide.

¿Cómo es posible tal conversión? La coma y la cola de un cometa están hechos de gas y polvo que emerge de la superficie del núcleo. Todo ese gas y polvo escaparon del cuerpo central y ahora, de acuerdo a los dos equipos japoneses a cargo del descubrimiento, es más exacto llamarlo "asteroide".

Producto de la expulsión de gas y polvo, se formó un sendero espacial que gira la misma órbita que Blanpain. Los investigadores dedujeron que cada vez que la Tierra pasa a través del sendero, las partículas entran en contacto con la atmósfera y se deja ver como una lluvia de meteoros.

Con la presunción de que el cometa fantasma provocó Phoenicid, se decidieron a corroborarlo. Calcularon que otra lluvia de meteoros se produciría en diciembre de 2014. En ese momento, se separaron. Un grupo se condujo a la isla de La Palma, en archipiélago de Canarias, y otro a Carolina del Norte para observar el fenómeno.

En Carolina del Norte, se detectaron 138 meteoros. Los resultados, presentados en Publicaciones de la Sociedad Astronómica de Japón, muestran un pico de mayor actividad entre las 20 y 21 de la noche. Veintinueve de los meteoros -solo el 10% de la previsión- fueron identificados como Phoenicids.



"Esto indica que el cuerpo de Phoenicids todavía estaba activo como un cometa a principios del siglo XX y proporcionó meteoros, aunque su nivel de actividad era significativamente más débil que a principios del siglo XIX", sostuvo el equipo de investigación.

Pese a que aún los resultados de la isla de La Palma no se publicaron, los investigadores ya anunciaron su interés por ampliar el estudio. "Nos gustaría aplicar esta técnica a muchas otras lluvias de meteoros para las cuales los cuerpos de los padres están actualmente sin actividades cometarias claras, con el fin de investigar la evolución de los cuerpos menores en el Sistema Solar", remarcaron.

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