Kulubá es un sitio maya del nororiente de Yucatán que tuvo una relación importante con las urbes mayas de Ek’ Balam y, particularmente, Chichén Itzá, ya que se convirtió en parte de su red de comercio y de control territorial hacia la costa norte.
Kulubá es una zona arqueológica que pertenece al municipio yucateco de Tizimín. Se encuentra en la región noreste del estado de Yucatán, a 37 km al sureste de la cabecera municipal referida y a 212 km de la ciudad de Mérida, en lo que hoy son terrenos de los ranchos ganaderos de Kulubá y Emannuel y en los ejidos de San Luis Tzutuk y San Pedro Juárez.
Es uno de los pocos sitios de esta región que aún conserva arquitectura en pie y está clasificado bajo la clave 16Qe (4)1 en el Atlas arqueológico de Yucatán (Garza Tarazona y Kurjack, 1980), como un sitio de rango III.
Un aspecto relevante es el medio ambiente de la región nororiente de Yucatán, ya que de sus peculiaridades surgió la percepción de la naturaleza y del cosmos de los habitantes de la región de Kulubá. Los cenotes y las rejolladas son las constantes principales en la fisiografía de la zona. De esta manera, se establece una relación entre la sociedad y la naturaleza que se manifiesta en la arquitectura, la escultura y el patrón de asentamiento.
Las rejolladas fueron importantes para la producción de cacao y, en la cosmovisión maya, portales del inframundo y fuente de agua y fertilidad. A partir de este elemento vital, como origen y punto nodal, se fue configurando el asentamiento de Kulubá.
A pesar de que Kulubá es uno de los sitios arqueológicos más importantes de esta región, no lo encontramos referido en las fuentes documentales, ya sea indígenas coloniales, como los libros de Chilam Balam o en las obras de los cronistas hispanos. El nombre con el que se le conoce en la actualidad probablemente no está asociado a su denominación original, y sólo aparece tardíamente en la documentación de mediados del siglo XX.
Antecedentes arqueológicos
El primer reporte arqueológico de esta zona tuvo lugar en 1941, cuando Wyllys Andrews IV publicó unas notas y un croquis del sitio, como resultado de un recorrido que hizo a fines de diciembre de 1939. Este investigador resaltó la presencia de elementos arquitectónicos “maya toltecas” o “mexicanos”, similares a los de algunos edificios de Chichén Itzá.
Las estructuras más grandes de Kulubá fueron clasificadas años después por Wyllys Andrews V en tres grupos: A, B y C, que se encuentran relativamente cercanas entre sí y de la rejollada principal del sitio. Ésta, al parecer, funcionó como un centro aglutinador del asentamiento. Los conjuntos mencionados tienen estructuras piramidales, palacios, basamentos habitacionales y construcciones menores asociadas.
Las primeras intervenciones arqueológicas en Kulubá fueron llevadas a cabo por la brigada de salvamento del Centro Regional del Sureste del INAH (hoy Centro INAH Yucatán), de julio a septiembre de 1980, a cargo del arqueólogo, ya fallecido, Ricardo Velásquez Valadez.
Fue a fines de 1999 y principios de 2000 cuando el suscrito y el arqueólogo Carlos Peraza Lope tuvimos la oportunidad de iniciar trabajos arqueológicos en Kulubá. Continuaron éstos bajo mi dirección durante dos temporadas de campo adicionales, en 2001-2002 y 2002-2003. El proyecto tuvo como objetivos principales el levantamiento del plano del grupo central y del área periférica, la delimitación de la zona prehispánica, la restauración de los edificios que aún conservaban arquitectura en pie y la ubicación cronológica del sitio. Luego de todos estos trabajos se hizo el estudio de los materiales recuperados, como cerámica, lítica, concha, etc.
Durante las temporadas referidas se realizaron labores de restauración en el Palacio de los Mascarones y el Palacio Chenes del Grupo B (estructuras 9k1a y 9k1c). También se intervino el Palacio de las U (Estructura 11k1a), la Estructura 11k1b, de tipo residencial, y otras edificaciones menores de la plaza noroeste del Grupo A y una estructura tipo palacio (10I1i) del Grupo C.
Posteriormente se han hecho labores de mantenimiento menor en el sitio, durante 2012 y 2013, con recursos del Programa Temporal de Empleo de Sedesol.
Éstas fueron las primeras intervenciones sistemáticas a gran escala en el sitio arqueológico y representan sin duda un paso adelante en la conservación, investigación y difusión de este sitio, legado cultural del pueblo maya.
Fuente: Arqueologia Mexicana
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