Un importante hallazgo arqueológico que confirma la presencia en el lugar de un asentamiento con evidencias aborígenes de grupos agricultores ceramistas y europeas del siglo XVI se produjo hace apenas horas en la margen izquierda del río Yayabo, donde este desemboca en el Zaza.
De acuerdo con declaraciones exclusivas a Escambray del ingeniero Orlando Álvarez de la Paz, jefe del Gabinete de Arqueología de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos adscrita al Centro Provincial de Patrimonio Cultural de Sancti Spíritus, en el sitio fueron encontradas tres áreas correspondientes a estaciones multicomponentes, entre cuyos materiales figuran varios traídos por los europeos en los primeros momentos de la Conquista y Colonización de las poblaciones indígenas de esta región de Cuba. Componen la muestra fragmentos de mayólica Columbia Liso y Caparra Azul, junto a otros de botijuelas de estilo temprano, así como dos herraduras de caballo y algunos clavos.
El elemento más relevante de la colección lo constituye una punta de lanza de hierro, única de su tipo hallada en contextos del siglo XVI en Sancti Spíritus. En el propio lugar afloraron porciones de burén (disco de barro donde se cocinaba el casabe y se asaban las carnes), sumergidores de redes de pescar y piedra tallada, objetos todos que definen de forma inequívoca una ocupación aborigen y colonial en el siglo XVI, a más de otras evidencias de períodos posteriores.
Según los especialistas involucrados, estas revelaciones se corresponden con la vieja hipótesis de historiadores que sitúan el punto fundacional del poblado de Sancti Spíritus, cartográficamente entre el arroyo La Botella (lugar antiguamente denominado El Fraile) y el arroyo de Pueblo Viejo (hoy Puente Palo). Ese es justo el enclave donde convergían elementos probatorios del contacto entre indios y españoles en el muy lejano siglo en que estos se asentaron en suelo espirituano.
El hallazgo habría sido imposible sin la sequía que ha provocado un significativo descenso del nivel de las aguas en la presa Zaza, con lo cual quedaron expuestas las márgenes del río Yayabo en su desembocadura. Se enmarca, dijo Álvarez de la Paz, en el VII Taller de Arqueología Aborigen y Colonial, que desde abril y hasta el presente mes tiene lugar en suelo espirituano. Dicho evento, a su vez, da continuidad al proyecto Museo de Sitio. Asentamiento fundacional de la villa de Sancti Spíritus, que se viene desarrollando desde el año 2009.
Según acotó la fuente, el taller tiene entre sus principales objetivos localizar las estaciones arqueológicas que pudieran encontrarse en las márgenes del río Zaza y sus afluentes, “en el tramo comprendido entre el puente en la Carretera Central, río abajo, hasta donde las aguas del embalse lo permitan”. En tres expediciones anteriores a esa zona, desplegadas en condiciones de campaña entre el último día de abril y el pasado 19 de mayo, habían sido localizadas más de una treintena de nuevas estaciones arqueológicas, casi la mitad de las cuales eran aborígenes, en tanto otras contenían piezas de siglos entre el XVII y el XIX.
En el caso del más reciente descubrimiento fue posible localizar un número significativo de espacios arqueológicos, mayoritariamente de nuevos reportes. “De finales de abril a la fecha el taller ha podido reportar el hallazgo de 54 estaciones de ese tipo, que se suman a las anteriores. Faltan por ejecutarse otras incursiones a la cuenca de inundación de la presa Zaza, donde hay áreas inexploradas y potencialmente relevantes”, adujo Álvarez de la Paz.
Estos nuevos elementos facilitan la determinación del área de distribución de evidencias de la ocupación aborigen en sitios muy puntuales, así como el registro de las coordenadas GPS de alrededor de 170 estaciones que fueron ubicadas antes en las orillas de los ríos Tuinicú, Zaza, Yayabo y otros afluentes, durante 2009 y 2010, cuando el proyecto ejecutó su primera campaña de exploraciones y excavaciones en la cuenca.
Se recupera así un importante conjunto de pruebas materiales de alto valor patrimonial en la zona, que usualmente permanece bajo las aguas del embalse. Además de la Dirección Provincial de Cultura, que las auspicia, vale mencionar, por su importancia en la ejecución de las labores, los esfuerzos de la Unidad Empresarial de Base ACUIZA, de la empresa PESCASPIR, y de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre.
“El taller ha contado con la decisiva participación de Roberto Pérez Fernández, miembro del grupo Siguajabo de la Sociedad Espeleológica de Cuba; Luis Olmo Jas, Osmany Rodríguez Pino y Gregorio Valdés Rodríguez, del grupo espeleológico Samá, y Sergio Alejandro Álvarez García, arqueólogo aficionado del municipio de Cabaiguán. El aporte de cada uno de ellos ha sido determinante”, especificó Orlando, y agregó que una vez concluidos los trabajos de campo y los análisis de la información recopilada podrá tenerse una idea más exacta de la trascendencia del hecho, que califica como “un regalo a la villa en su aniversario 503”.
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