La Ciudacita es un yacimiento arqueológico ubicado dentro del hermoso Parque Nacional “Campo de los Alisos” en el sudoeste de la provincia de Tucumán.
En un lugar de difícil acceso, pues se encuentra a 4200 metros de altura, sobre un filo montañoso enmarcados por los ríos Jaya y Las Pavas, en la zona central de los Nevados del Aconquija y fue descubierta en 1949 por un geólogo Alemán, aunque los arrieros tucumanos la conocían desde siempre como “Pueblo Viejo”. El nombre de Ciudacita aparece en documentos antiguos.
Estas ruinas indígenas tienen tanto un valor cultural incalculable, como un misterioso enigma que va desde su origen hasta su funcionalidad.

Entre tantas leyendas que campean sobre este lugar, se dice que de allí bajaron las cadenas de oro con las que se pretendió lograr la liberación del cacique Atahualpa, preso en Cajamarca, actual territorio del Perú. También se dice que a su muerte las valiosas cadenas fueron arrojadas a las aguas de una laguna (conocida en la actualidad como Laguna del Tesoro, ubicada también en Tucumán)
La obra impresiona por el tamaño de la superficie y la calidad del trabajo realizado con piedras lajas de color grisáceo.
Un recorrido por Ciudacita permite distinguir dos ámbitos bien diferentes. El recinto ceremonial, o Kalasasaya, al que se entra por la Puerta del Sol, y Los Corrales, el sitio desde el que se observaba el cielo.
Los recintos, sobre las laderas, rodean un campo ceremonial en forma de rectángulo, de cuarenta por sesenta metros, donde se cree está encerrado el misterio de su origen y su razón de ser.
En 1949, cuando Ciudacita fue descubierta, se iniciaron estudios que todavía no han conseguido develar su funcionalidad, ni explicar por qué ese santuario se levantó en una comarca de clima hostil.
Allí el invierno alcanza los 20 grados bajo cero de temperatura, mientras que las del verano superan los 30 grados.
Los estudiosos descubrieron indicios de que esas pircas, de un metro de altura, están orientadas de manera especial, con “mística sabiduría”. También señalaron que las tierras que rodean este centro ceremonial no son buenas para sembradíos, y que al parecer no había allí una población estable, ya que no se hallaron cementerios en las cercanías.
Los estudios efectuados a lo largo de más de cincuenta años comprobaron que en la Puerta del Sol, o Inti Huatana, que marca el solsticio de verano, es decir el 21 de diciembre, el día del año en que la Tierra está más cerca del sol, ese día al atardecer el astro baja simétricamente por la abertura de la Inti Huatana.
Para los arqueólogos este manejo de los astros demuestra que el sol era una importante deidad dentro de la cosmovisión de los hombres que levantaron el enigmático lugar.
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