Surgió cuando en los monasterios medievales del siglo XII, los monjes se dedicaban a copiar libros a mano. Para ahorrar pergamino y para ahorrar espacio en las palabras que contenían -nn-, los monjes empezaron a escribir una sola n coronada por un signo de menor tamaño (~) llamado virgulilla.
Después en las imprentas se tenía la costumbre de economizar letras abreviando para ahorrar esfuerzo en las tareas de copiado y colocación de caracteres. Así, la «nn» se escribía con una pequeña tilde encima de la ene: «ñ». Lo mismo sucedió en portugués con «an» y «ã»; annus > añus.
La nasal palatal no existía e latín, pero al evolucionar grupos de letras como gn, nn, ni, que alternaban con grafías como in, yn, ny, nj, etc., dio origen a ese sonido.
El italiano y el francés se quedaron con las letras ng para la ñ, el catalán con ny, y el portugués con nh.
El castellano eligió las dos nn, y después se quedaron con una n con una raya encima. Esta se reafirmó en la ortografía alfonsí, o sea de Alfonso X El Sabio, en el siglo XIII y que luego se onduló.
Antonio de Nebrija un humanista español que gozó de fama como colegial en el Real Colegio de España de Bolonia, Italia, en el siglo XV, la empezó a considerar como una letra independiente, aun sabiendo que era una abreviación de la doble nn.
Entre las lenguas que han adoptado la letra «ñ» se encuentran el aimara, asturiano, bubi, castellano, chamorro, mapuche, mixteco, quechua, tagalo, extremeño, euskera, filipino, guaraní, tetum, wolof y zapoteco. El inglés admite la “ñ” en préstamos del castellano como cañón, cañada, jalapeño, piñata o niño
Hoy en día, la «ñ», se ha convertido en símbolo de la hispanidad. Actualmente puede ser utilizada en los dominios de Internet. La “ñ” se sitúa a la derecha de la «l» en los teclados Qwerty para español, y no tiene equivalente en el alfabeto romano.
La «ñ» tiene en común con la «w», que ambas proceden de una versión doble de la «n» y la «v» respectivamente y han pasado a ser consideradas como letras independientes.
En 1991, algunos fabricantes de ordenadores pretendían vender teclados sin «ñ». estalló una auténtica batalla cultural cuando la Comunidad Económica Europea (CEE) impulsó ese proyecto
El colombiano Gabriel García Márquez premio Nobel de literatura 1982, afirmó: “Es escandaloso que la CEE (Comunidad Europea) se haya atrevido a proponer a España la eliminación de la eñe (…) sólo por razones de comodidad comercial (…) Los autores de semejante abuso y de tamaña arrogancia deberían saber que la eñe no es una antigualla arqueológica, sino todo lo contrario: un salto cultural de una lengua romance que dejó atrás a las otras al expresar con una sola letra un sonido que en otras lenguas sigue expresándose con dos”.
Mientras que la poetisa argentina María Elena Walsh, quien en el diario La Nación de Buenos Aires señaló: “¡No nos dejemos arrebatar la eñe! Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y admiración. Ya nos redujeron hasta el apócope… Sigamos siendo dueños de algo que nos pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño, pero menos ñoño de lo que parece (…) La supervivencia de esta letra nos atañe, sin distinción de sexos, credos ni programas de software (…) Luchemos para no añadir más leña a la hoguera donde se debate nuestro discriminado signo (…) La eñe es gente”.
En todo caso, para reforzar la defensa de la letra, el gobierno español respondió el 23 de abril de 1993 con un Real Decreto que salvaba a la «ñ», acogiéndose al Tratado de Maastricht , siendo ya la Unión Europea (UE), que admite excepciones de carácter cultural.
Fuente: exprimehistorias
Fuente: exprimehistorias
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