por Ana A. Teruel (aateruel13@gmail.com)
Objetivo
El objetivo del artículo es reconstruir, en la larga duración, los cambios y continuidades en el patrimonio territorial del Marquesado del Valle de Tojo en una extensa región a ambos bordes de la actual frontera entre Argentina y Bolivia. El análisis parte de los antecedentes y constitución del mayorazgo, a principios del siglo XVIII, hasta su desestructuración en el último tercio del siglo XIX, y finaliza con una evaluación de las permanencias de esta gran unidad territorial en las estructuras agrarias del Sur de Bolivia y Norte de Argentina en los albores del siglo XX. El estudio se basa en documentación del Archivo del Marquesado del Valle de Tojo, en los catastros republicanos de propiedad territorial de Bolivia y de Argentina; en otras fuentes cualitativas y en estudios previos que permiten una aproximación a la estructura territorial del Marquesado y de la región.
Residencia de los Marqueses de Tojo, en la localidad de Yavi, provincia de Jujuy Hoy Múseo Histórico Nacional |
Introducción
Entre los escasos títulos nobiliarios otorgados por la Corona española y los pocos mayorazgos que existieron en los actuales territorios de Argentina y Bolivia, se encuentran los concedidos al Marquesado del Valle de Tojo. Tal fue su poderío que la extensión de sus vastos dominios fue comparada con la de un tercio de la actual Bélgica, a lo que se sumaba la posesión de la más importante encomienda de indios del Tucumán: la de Casabindo y Cochinoca.
Las propiedades del Marquesado, vinculadas por el mayorazgo, constituyeron un espacio integrado económica y socialmente durante casi tres centurias, aún cuando, a comienzos del siglo XIX, las fronteras de los recientes Estados nacionales de Argentina y Bolivia lo dividieran aministrativamente.
Un mosaico de haciendas y estancias de sus titulares, miembros de la familia Campero, cuyos núcleos principales se hallaban en Tarija (actual Bolivia) y en Yavi (actual provincia de Jujuy, Argentina), cubrían este amplio espacio de tierras situadas en el altiplano (Puna), en los valles intermontanos y en sus bordes selváticos (Yungas).
La peculiaridad e importancia económica, social y política de esta estructura colonial no pasó desapercibida para la historiografía dedicada al Noroeste Argentino. Debemos el primer estudio integral del Marquesado del Valle de Tojo a Guillermo Madrazo, quien trabajó con el archivo del Marquesado depositado en Jujuy (Argentina), centrando su interés especialmente en la porción del antiguo Tucumán y en la encomienda de Casabindo y Cochinoca. Gastón Doucet, también inicialmente interesado en dicha encomienda, se internó en la historia de la familia Campero, convirtiéndose en uno de los mayores especialistas en el tema, notoriamente en el conocimiento de los aspectos genealógicos, jurídicos y sociales.
A pesar de estos importantes antecedentes, hasta el momento de escribir estas líneas no contábamos con una reconstrucción completa del territorio bajo dominio del Marquesado, considerando sus modificaciones a lo largo del tiempo: desde sus orígenes, en el siglo XVI, hasta la desmembración del mayorazgo, en el último tercio del siglo XIX, y el posterior reparto entre sus herederos. Dicha reconstrucción es relevante y necesaria para el conocimiento histórico de la región, pues las permanencias de esa vasta y sólida estructura colonial en la posterior configuración de la propiedad de la tierra y en las relaciones de producción, generaron, hasta el siglo XX, conflictos sociales y políticos.
Me gusto el artículo.
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