A finales del siglo XIX comenzó a tomar forma la idea que suponía que el
ascendente vasco-navarro fue muy importante en la formación del
carácter e idiosincrasia de los antioqueños. Este indicio se apoyaba en
estudios genealógicos que resaltaban la cantidad de antioqueños que
portaban apellidos vascos, y tomaba aquellos rasgos socio-culturales que
habían sido atribuidos a antioqueños y vasco-navarros, tales como:
andariegos, fundadores, industriosos, religiosos, autonomistas,
tradicionalistas, prácticos, de palabra empeñada, de espíritu
emprendedor, de afición al juego, entre otros.
Esta relación que se encuentra registrada en las fuentes de la época
(libros, revistas, prensa, entre otras) coincidió con el periodo en que
los vasco-navarros migraron masivamente a América —segunda mitad del
siglo XIX y principios del XX—, sin embargo, no prestó atención a la
migración experimentada por este colectivo, mucho menos constituyó un
elemento historiográfico (por su carácter especulativo) para el estudio
del fenómeno migratorio en Antioquia y en el país.
Fuente: Euskadi Eus
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