Sin temor a equivocarnos, sin lo hecho por Don Juan Martín de
Pueyrredón, el Cruce de los Andes hubiera sido impracticable. Porque más
allá del armado formal del Ejército de los Andes, obra cumbre del
General San Martín, la ayuda de materiales e insumos aportadas por el
Director Supremo Pueyrredón fue indispensable para concretar la tarea
libertaria.
El apoyo desde Buenos Aires realizado por Don Juan Martín fue imprescindible.
Y como afirmación de lo que decimos, compartimos con nuestros amigos
una carta de setiembre de 1816, apenas cinco meses antes del inicio del
Cruce de los Andes, enviada por Pueyrredón a San Martín:
"...A más de las cuatrocientas frazadas remitidas de Córdoba, van ahora
quinientos ponchos, únicos que he podido encontrar; están con
repetición libradas órdenes a Córdoba para que se compren las que faltan
al completo, librando su costo contra estas Cajas.
Está dada la
orden más terminante al gobernador intendente para que haga regresar
todos los arreos de mulas de esa ciudad y de la de San Juan; cuidaré su
cumplimiento.
Está dada la orden para que se remitan a Vd. mil arrobas de charqui que me pide para mediados de diciembre: se hará.
Van oficios de reconocimiento a los cabildos de esa y demás ciudades de Cuyo.
Van los despachos de los oficiales.
Van todos los vestuarios pedidos y muchas más camisas. Si por
casualidad faltasen de Córdoba en remitir las frazadas toque Vd. el
arbitrio de un donativo de frazadas, ponchos o mantas viejas de ese
vecindario y el de San Juan; no hay casa que no pueda desprenderse sin
perjuicio de una manta vieja; es menester pordiosear cuando no hay otro
remedio.
Van cuatrocientos recados.
Van hoy por el correo en un cajoncito los dos únicos clarines que se han encontrado.
En enero de este año se remitieron a Vd. 1.389 arrobas de charqui.
Van los doscientos sables de repuesto que me pidió.
Van doscientas tiendas de campaña o pabellones, y no hay más.
Va el mundo. Va el demonio. Va la carne.
Y no sé yo cómo me irá con las trampas en que quedo para pagarlo todo, a
bien que en quebrando, cancelo cuentas con todos y me voy yo también
para que Vd. me dé algo del charqui que le mando; y ¡carajo! no me
vuelva a pedir más, si no quiere recibir la noticia de que he amanecido
ahorcado en un tirante de la fortaleza.
Adiós, memorias a esas damas. Siempre será Usted íntimo.
Juan Martín de Pueyrredón."
Fuente: Granaderos Bicentenario
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