Pocas veces en la
Historia de la Humanidad, se ha visto una situación tan épica y heróica
como la llevada a cabo por un puñado de Granaderos a Caballo, una
lluviosa tarde de abril de 1822, en las afueras de una villa ecuatoriana
llamada "Riobamba".
Un Escuadrón de Granaderos de los Andes, al
mando del Sargento Mayor Juan Galo de Lavalle, integrante de la avanzada
del Ejército del Mariscal Sucre, se encuentra de pronto, frente a tres
Escuadrones de caballería Realista, fuertes cada uno de 120 hombres.
Ambas fuerzas se acercan, y estando a apenas
quince pasos de distancia, Lavalle manda a tocar a su trompa de órdenes,
el grito de guerra de los Granaderos a Caballo... "¡A DEGÜELLO!".
Los realistas, sorprendidos de la osadía de los argentinos, luego de
perder a los más valientes, sableados sin piedad por los Granaderos,
vuelven caras, huyendo del Campo del Honor, dejando a varios muertos y
heridos tendidos en el suelo. Los persiguen implacables aquel puñado de
Granaderos, que los sablean con crueldad. Cuando los soldados argentinos
llegan al alcance de la fusilería realista, detienen la persecución y
vuelven al tranco hacia sus líneas.
Luego de la sorpresa sufrida por
los realistas, éstos se reagrupan y reordenan, y acicateados por
algunos oficiales, detienen su huída y deciden atacar a los Granaderos
que retrocedían hasta sus líneas.
Percatado de ésto, Lavalle continúa su retroceso, y cuando los realistas estaban ya cerca, da media vuelta y vuelve a enfrentarlos.
Dirá Lavalle en su Parte del Combate:
"...El coraje brillaba en los semblantes de los bravos Granaderos, y
era preciso ser insensible á la gloria para no haber dado una segunda
carga..."
En el segundo choque, los
realistas se mantuvieron un poco más firmes, pero al ver caer a los más
valientes, volvieron caras nuevamente y huyeron en ignominiosa derrota.
Fuente: Granaderos Bicentenario
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