Mucho antes de que el capitán James Cook navegara hacia el norte por la costa oeste norteamericana en 1778, reclamando para Inglaterra el territorio que hoy es la Columbia Británica canadiense, los españoles ya habrían explorado la zona. Pero no existen documentos que apoyen esa teoría, ni siquiera registros de expediciones perdidas. Solo leyendas. Leyendas que ahora parece se empiezan a verificar con la aparición de dos galeones hundidos y dos curiosas espadas.
La historia lleva siglos circulando, cual mito, por el interior de la Columbia Británica, y en las últimas décadas ha dado el salto incluso a los libros de historia regionales, aun a costa de la falta de pruebas.
Pero los nuevos hallazgos parecen sugerir que se trata de algo más que mitos. En ese caso habría que reescribir toda la historia de norteamérica, con los exploradores españoles miles de kilómetros más al norte de lo que hasta ahora se sabía.
Los españoles llegaron hasta Alaska en el siglo XVIII, pero siempre manteniendose en la costa, nunca penetraron al interior de territorios tan al norte como la Columbia Británica. De hecho nunca penetrarían al interior del continente más al norte de Colorado y Arkansas, según la versión oficial.
Pero según Stan Copp, director del departamento de sociología y antropología del Langara College, una pintura rupestre en el valle del Okanagan muestra una línea de esclavos atados por el cuello y custodiados por perros, que representa el método empleado por los españoles. Los españoles habrían capturado esclavos en el valle siguiendo el curso del río Columbia desde la costa de Oregón. Pero finalmente habrían sido atacados por los nativos en represalia, cerca de lo que hoy es Kelowna, y sus cuerpos enterrados en algún lugar del Okanagan.
Pero hay más. En los archivos del cercano Museo Penticton encontró una espada catalogada como la espada de los hombres tortuga. Copp la identificó como una kastane, una espada cingalesa fabricada en Sri Lanka en el siglo XVI. No se sabe como llegó hasta allí, pero en el Museo Kamloops apareció otra espada encontrada por un granjero local en los años 50. El curador del museo, Dennis Oomen, envió fotos al Museo de la Guerra Canadiense, donde determinaron que era de origen español, fabricada en alguna de sus colonias.
No obstante, ambas armas pudieron ser introducidas mucho más tarde por comerciantes o incluso por nativos. Pero también cabe la posibilidad de que un grupo de españoles se hubiera internado en la Columbia Británica desde California o siguiendo el curso del río Columbia.
Ya en 1542 barcos españoles habían alcanzado la bahía de San Diego. Y durante el siglo XVIII llegarían incluso hasta Alaska, como demuestra la existencia de nombres castellanos en la costa de la Columbia Británica (Estrecho de Juan de Fuca, Isla de Cortés).
Por otro lado, Scott Williams, que dirige un equipo de investigadores al sur del río Columbia, afirma que existen dos pecios de galeones españoles en la zona. Uno hundido en 1694 y otro en 1725. Y que más barcos españoles se perdieron mientras exploraban la costa oeste norteamericana.
El naufragio de 1725 es conocido porque el hijo de uno de los supervivientes vivía todavía cuando los comerciantes de pieles llegaron allí. Les contó que era hijo de un marinero español que había naufragado en la boca del río Columbia, y que su padre y otros tres supervivientes habían vivido con los indios durante un tiempo. Luego decidieron probar suerte siguiendo el curso del río hacia el interior, y nunca más se supo de ellos.
Del naufragio anterior de 1694 se desenterraron, cerca del lugar donde se cree que reposa el galeón, partes de su cargamento de cera. Hay historias transmitidas de manera oral que afirman que de este naufragio pudieron sobrevivir hasta 30 personas, pero que morirían después en una batalla en la costa.
Lo curioso es que Copp y Williams, cuyas investigaciones iban paralelas, no supieron uno del otro hasta fechas recientes. Ahora se preguntan si existe alguna conexión entre las armas halladas por Copp y los naufragios de los galeones investigados por Williams. Si así fuera demostraría que exploradores españoles se internaron por aquellas tierras mucho antes de la llegada de los británicos.
Fuente: Brujulaverde
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