La primera San Miguel de Tucumán en su
existencia (1565-1685) cumplió un rol fundamental en el proceso de conquista y
colonización del territorio provincial y del Noroeste Argentino. Su inicio,
desarrollo y finalización como urbe estuvo marcada por la función que cumplió
desde que fue fundada: El ser un baluarte pensado para la defensa y la guerra
en un territorio hostil y proveedora de alimentos, ganado y manufacturas en el
contexto de las ciudades fundadas en el norte del Río de la Plata, en la
segunda mitad SXVI y principios del S XVII
La ciudad de Ibatín, ubicada en las cercanías
a las vías de comunicación incaicas del valle, en 1685, quedó fuera de la vía
comercial, por la que pasaban los productos desde el Alto Perú a Buenos Aires,
y una ciudad junto al Camino Real al Perú era necesario para el control del
Estado y la expansión del área de presencia colonizadora española y su
reinserción como productora en el mercado regional es, por este motivo que San
Miguel de Tucumán, fue trasladada al noroeste de Ibatín en las cercanías del
Río Grande o Salí por el que, paralelo al mismo, corría el camino real,
finalizando 120 años de existencia en la comarca ubicada a los pies de la
sierra tucumana.
En septiembre 1685, una nueva ciudad en el paraje llamado La Toma, se levantaba con las autoridades, órdenes religiosas, familias provenientes de Ibatín, comenzando una nueva vida San Miguel de Tucumán
La ciudad de San Miguel de Tucumán hacia 1630 comenzó un proceso de decadencia, que culminó en 1685 con el abandono de la misma, y su traslada a más o menos 60 kilómetros (12 leguas) en el lugar llamado La Toma.
La ciudad de San Miguel de Tucumán hacia 1630 comenzó un proceso de decadencia, que culminó en 1685 con el abandono de la misma, y su traslada a más o menos 60 kilómetros (12 leguas) en el lugar llamado La Toma.
Tuvieron influencia en dicha decadencia, los siguientes factores:
1. Abandono del antiguo camino que bajaba por la Quebrada del Portugués
2. Las guerras Calchaquíes
3. Continuas crecidas del río cercano a Ibatín
4. Proliferación de enfermedades que afectaron a su población
5. Abandono espontáneo de los habitantes de San Miguel en Ibatín
1. Abandono del antiguo camino que bajaba por la Quebrada del Portugués
2. Las guerras Calchaquíes
3. Continuas crecidas del río cercano a Ibatín
4. Proliferación de enfermedades que afectaron a su población
5. Abandono espontáneo de los habitantes de San Miguel en Ibatín
La Mudanza de San Miguel de Tucumán en ibatín a la Toma
Hacia 1679 algunas de las autoridades del Cabildo de San Miguel de Tucumán comenzaron a plantear la idea de trasladar la ciudad a La Toma, lugar donde pasaba el movimiento comercial a este grupo, se oponía otro que no quería mudar la ciudad, del paraje de Ibatín.
Hacia el año 1679 el gobernador del Tucumán Juan Diez de Andino visitó Ibatín para verificar el estado de la ciudad e informar al rey de la situación calamitosa de la misma. Además, comunicaba al rey la realidad del paraje de La Toma donde de planificaba realizar la mudanza, al cual menciona como propicio para instalar la ciudad por los siguientes motivos:
1. Existencia de una acequia que suministraba agua.
2. Presencia de algunos edificios de paja .
3. Abasto de maderas, cal , yeso y demás materiales para construir
4. La junta de todos los caminos
5. La posibilidad del aumento de las reales alcabalas (impuesto por la compraventa (al vendedor)y a las permutas (por ambos contratantes))
6. La posibilidad de atajar los extravíos de hacienda que pasaban para el Perú o al puerto de Buenos Aires
7. La presencia de una población española en La Toma serviría para contener los avances de los mocovíes del Chaco.
El definitivo traslado de San Miguel de Tucumán
El Arcón de Ibatín |
Hacia agosto de 1685. El gobernador del Tucumán Mendoza de Mate de Luna dispone, a través de un auto, el traslado de la ciudad de San Miguel de Tucumán, ante la solicitud del Cabildo y del Cura y Vicario de dicha ciudad y según la Real Cédula, que no se había puesto en ejecución, hasta este momento, porque los vecinos y el cura y vicario no se habían puesto de acuerdo con la idea del traslado
Hacia septiembre de 1685, el lugarteniente de gobernador de San Miguel de Tucumán, Miguel de Salas y Valdés, recogió la intimación del procurador General de la ciudad, por orden del gobernador y según lo dispuesta por la cédula Real, para que la ciudad sea trasladada al sitio denominado La Toma el 10 de septiembre, se publicaron la cédula Real y los autos del gobernador y del lugarteniente de gobernador, por voz del pregonero Diego, negro y esclavo de aquel.
El 17 de septiembre de 1685 se ponen en práctica las medidas que conducirán al traslado de San Miguel al paraje de La Toma. En la casa del Capitán Miguel de Salas y Valdés, por no poder hacerlo en el deteriorado edificio del Cabildo, se reúnen los cabildantes y el teniente de gobernador para acordar el traslado de la ciudad
El 24 de septiembre de 1685 se procedió al traslado de la ciudad al sitio de La Toma con asistencia del capitán don Luis de Toledo y Velasco, vecino feudatario y Alcalde Ordinario de Primer Voto y el sargento mayor don Felipe García de Valdés, Alférez Real propietario. También asistieron Francisco de Herrera Calvo, Procurador General y el capitán Juan Pérez Moreno, vecino feudatario.
Real Estandarte |
El procedimiento del traslado fue el siguiente “…como a las ocho horas de la mañana… se arrancó en esta plaza el árbol de la justicia y se metió en una carreta y así mismo la caja del archivo de los papeles de esta ciudad y su cabildo, cerrado con tres llaves y cada con un lazo de cuero fresco se sacó de la casa del ayuntamiento y cargó en la dicha carreta con más el cepo que son las prisiones que tiene la cárcel donde se hacían los cabildos y todo junto en la dicha carreta se enviaron y llevaron al paraje llamado La Toma, señalado para la traslación de esta ciudad
El 25 de septiembre de 1685 entre las once y las doce horas del día, con la asistencia del justicia mayor Miguel de Salas y Valdés, los Alcaldes ordinarios, capitanes Luis de Toledo y Velasco y Antonio de Todo, con el Sargento Mayor don Felipe García de Valdés, Alférez Real Propietario, sacó de su domicilio el Real Estandarte y con cabildantes y vecinos feudatarios y moradores realizaron el acto de rodear caminando la plaza del antiguo San Miguel antes de trasladarse al nuevo sitio
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