Por Prudencio Bustos Argañaraz, Ignacio Tejerina Carreras e Ignacio Olmos
Diferentes
autores se han ocupado de la familia del Fundador de Jujuy, tanto en lo que
hace a su ascendencia vascongada, como a las distintas ramas que de él
provienen y que se han diseminado a lo largo del territorio argentino. Si bien
hubo varios de este linaje que fijaron su vecindad en Córdoba, dos de ellos,
hermanos entre sí, han dejado sucesión que se prolonga hasta nuestros días por
vía agnaticia.
A pesar de ser conocida la ascendencia del genearca del linaje, estimamos
conveniente reproducirla aquí de manera sucinta, comenzando por tanto con el
primero del que se tienen noticias fidedignas, y limitándonos tan sólo a
mencionar, para evitar reiteraciones inútiles, la línea directa que conduce al
objeto de nuestro estudio.[1]
I) OCHOA DE ARGAÑARÁS, nacido en la segunda mitad del siglo XV, fue
señor de la casa de su apellido, “casa solar y palacio de caballeros
hijosdalgo notorios y casa de armería”, sita en la villa de Amézqueta,
partido judicial de Tolosa, Guipúzcoa. Súbdito de los Reyes Católicos, luchó
bajó su estandarte al frente de sus mesnadas “y se señaló mucho en las
batallas que hubo con los franceses y gascones y navarros en Noain y Belate”.
Dichos combates fueron librados el 30 de junio de 1521 y el 4 de diciembre de
1512, respectivamente.
Fue casado
con MARÍA DE GARICANO, de la casa y palacio de su apellido en Guipúzcoa,
en la que tuvo cuanto menos un hijo llamado:
II) MARTÍN OCHOA DE ARGAÑARÁS, nacido por 1504, heredó de su padre el
señorío de la casa y solar de Argañarás y la vocación guerrera. Luchó bajo las
órdenes del Emperador don Carlos V, en grado de capitán de infantería, en las
luchas religiosas que sostuvo España contra la liga de Esmalkalda, destacándose
en la batalla de Mühlberg, librada en las proximidades de la ciudad homónima,
sobre la margen occidental del río Elba, el domingo 24 de abril de 1547. Dicho
encuentro constituyó una de las más resonantes victorias del ejército católico,
comandado por el Emperador y el duque de Alba, que infligió una categórica
derrota a los protestantes. Durante su transcurso fue tomado prisionero el
duque Juan Federico de Sajonia, comandante de las tropas enemigas, cuya
custodia encomendó don Carlos V al capitán Martín Ochoa de Argañarás y a su
hijo primogénito, a la sazón alférez. Casó dos veces: la primera con DOÑA
MARÍA LÓPEZ DE BERÁSTEGUI, hija de Juan Martínez de Berástegui, señor de la
casa solar y palacio de su apellido, y de doña Casilda de Lazcano; nieta de
Juan Martínez de Berástegui, asimismo señor de la casa de Berástegui, y de
Urraca Vélez de Amézqueta, casados el 25 de febrero de 1500, y bisnieta de un
tercer Juan Martínez de Berástegui, señor de la misma casa, y de María Juana de
Otein, señora de la casa de Otein, en Guipúzcoa.[2]
La segunda vez casó con DOÑA MARÍA DE LURREIZA. De su primer matrimonio
vieron la luz al menos dos hijos, uno de los cuales fue:
III) MARTÍN OCHOA DE ARGAÑARÁS, el mozo, al igual que su padre
señor de la casa solar y palacio de su apellido, participó con él en la batalla
de Mühlberg con el grado de alférez y en la custodia del duque de Sajonia, como
acabamos de ver. Tomó parte asimismo en la campaña contra los franceses bajo el
mando del general don Luis de Carvajal, destacándose por su valor en la batalla
de Gravelinas, librada contra las tropas del mariscal de Thermes, el duque de
Guisa y el conde de Egmont, cerca de la ciudad de Calais el 13 de julio de
1558. En 1565 partió a América como capitán de mar y tierra de la armada de don
Pedro Menéndez de Avilés y Márquez, adelantado de la Florida y gobernador de la
isla de Cuba, llevando “a su cargo y cuenta un tercio de soldados
guipuzcoanos y vizcaínos, gente principal y lucida”. En la Florida
levantaron el fuerte de San Agustín, actual ciudad del mismo nombre, la más
antigua población blanca de los Estados Unidos, y tuvo destacada actuación en
la recuperación del fuerte de San Mateo, que había caído en manos de los
franceses. Allí murió, a consecuencia de un flechazo recibido en un
enfrentamiento con los indios comarcanos, tras haber pasado duras jornadas de hambre,
“donde comieron cortezas de árboles y hasta la suela de los zapatos y mucha
suma de ratones”. Había casado en 1556 con DOÑA LEONOR DE MURGUÍA,
tras haberla raptado. Esta señora, que murió muchos años después que su marido
bajo testamento labrado en su casa solariega el 22 de setiembre de 1586,
pertenecía a uno de los más nobles e ilustres linajes vascongados, como hija
que era de Amadís de Murguía, señor de la casa solar y palacio de su apellido,
nacido por 1498 y muerto el 29 de abril de 1540, y de doña Pascuala de Salinas
y Albornoz; nieta paterna de Bernardino de Murguía y Londoño, asimismo señor de
Murguía y “contino” (sic) de los Reyes Católicos, y de su mujer, doña
Ana de Avendaño y Urdayaga (muerta en noviembre de 1546, sobrina de doña Leonor
de Urdayaga, heredera de la casa de Urdayaga, casada en 1493 con Nicolás de
Guevara, nieto del Conde de Oñate y mayordomo mayor de la reina doña Isabel la
Católica), quienes habían casado el 10 de enero de 1496.[3]
Martín Ochoa de Argañarás y doña Leonor de Murguía tuvieron un sólo hijo que
llegó a edad adulta, a saber:
IV) DON FRANCISCO DE ARGAÑARÁS Y MURGUÍA, nacido en Amézqueta en 1562,
fue señor de la casa de su apellido y del palacio casa-fuerte de Murguía, que
heredó de su tío materno, don Felipe de Murguía, en 1596. “Hombre mozo, de
edad de diecinueve a veinte años, de buen rostro, cariampollar y en el carrillo
de la parte izquierda tiene una señal hecha como de fuego, y es de mediana
estatura y bien hecho, algo más pequeño que crecido”, según lo describen
los testigos de la ejecutoria de nobleza que hizo ante el alcalde de la villa
de Tolosa en 1581[4]
En 1584 pasó a Indias y entró al Tucumán dos años más tarde, con el gobernador
Juan Ramírez de Velasco. Fue allí regidor y maestre de campo y el 19 de abril
de 1593 fundó la ciudad de San Salvador de Velasco en el valle de Jujuy –hoy
San Salvador de Jujuy– de la que fue teniente de gobernador y justicia mayor.
Por 1589 contrajo matrimonio con DOÑA BERNARDINA MEJÍA, hija legítima
del maestre de campo Hernán Mejía Mirabal, vecino fundador de Santiago del Estero
y Córdoba y su primer alcalde, uno de los más ilustres y señalados
conquistadores de nuestro territorio, y de su mujer, doña Isabel de Salazar, la
que viuda, casó en segundas nupcias con el general Alonso de Vera y Aragón,
apodado Cara de perro, fundador de la ciudad de Concepción del Bermejo.
Doña Bernardina fue dotada por sus padres en una cifra superior a los treinta
mil pesos, una respetable fortuna para la época. Don Francisco murió bajo
testamento fechado en Jujuy el 13 de enero de 1602, dejando, además de sus dos
mayorazgos en España y los derechos a un tercero, las encomiendas de Osas,
Gaypetes, Tilcaras y Guizpitas, una estancia en el valle de Zapla y una
fundición de metales en Cochinoca. De los siete hijos que tuvo seguimos a:
V) DON FELIPE DE ARGAÑARÁS Y MURGUÍA, vecino feudatario de Santiago del
Estero y Santa Fe, encomendero de Matará y Mogosnas, alcalde ordinario de ambas
ciudades, alférez real de Santa Fe, teniente de gobernador, justicia mayor y
regidor propietario de Santiago del Estero. Maestre de campo general, tuvo a su
cargo la frontera de San Miguel de Tucumán en 1659, con motivo de la tercera
guerra de Calchaquí, debiendo enfrentarse contra “mil quinientos bárbaros
valerosos”.[5]
Casó con DOÑA PETRONILA DE JEREZ Y GARNICA, hija legítima del capitán
Juan de Jerez Calderón, mayordomo del real Hospital de Santiago en 1674 y de
doña Lorenza de Garnica, hija a su vez del gobernador Nicolás de Garnica.
Seguimos a uno de sus hijos:
VI) DON MARTÍN DE ARGAÑARÁS Y MURGUÍA, capitán, sargento mayor y maestre
de campo, vecino de Santiago del Estero y Córdoba, dueño de las estancias del
Remanso, en Santiago y La Herradura, en el Río Chico, jurisdicción de San
Miguel de Tucumán. Testó en Salta, siendo ya viudo, el 8 de octubre de 1721.[6]
Había casado en Córdoba el 24 de agosto de 1684 con DOÑA JULIANA DE CARRANZA
Y LUNA[7],
cordobesa, nacida en 1665 y oleada el 20 de julio de 1667[8],
hija legítima del capitán don Pedro de Carranza y Cabrera, encomendero de
Soconchillo y Calchaquíes y de doña Agustina de Luna y Cárdenas; nieta paterna
de don Sebastián de Carranza y doña Petronila de la Cerda Villarroel y nieta
materna del comisario don Gregorio de Luna y Cárdenas y doña Juliana de
Albornoz y Pedraza, todos de ascendencias conocidas.[9]
Doña Juliana recibió en dote 6.500 pesos, mientras que el novio incorporó un
capital de 20.000.[10]
El mayor de los hijos de dicho matrimonio fue:
VII) DON PEDRO DE ARGAÑARÁS Y MURGUÍA, nacido en la ciudad de Córdoba,
en cuya iglesia matriz –hoy Catedral– fue bautizado con los nombres de Pedro
Luis el 7 de junio de 1685.[11]
Vecino de San Miguel de Tucumán, fue dueño de las estancias de la Herradura y
Quisca y de una chacra en Palpalá. Capitán y sargento mayor de milicias, se
desempeñó como procurador general en 1732 y alcalde de la Santa Hermandad en
1740 y 1741.[12]
Testó en Tucumán el 4 de mayo de 1737, con motivo de hallarse enfermo, pero no
murió sino muchos años después.[13]
Casó dos veces: primero con la tucumana DOÑA MARGARITA DE ABREU Y FIGUEROA,
dotada al efecto con 1.000 pesos y sepultada en La Merced el 7 de octubre de
1744,[14]
hija legítima del maestre de campo don Francisco de Abreu y Figueroa el mozo,
encomendero de Amaicha, juez de menores, procurador general, alcalde de primer
voto y teniente de gobernador de San Miguel de Tucumán, y de doña Margarita de
Aragón. Sus abuelos paternos eran el capitán don Francisco de Abreu y Figueroa,
primer encomendero de Amaicha, y doña Lorenza Díaz Caballero, y los maternos el
sargento mayor Francisco de Aragón y doña Catalina de Medina y Pastene.[15]
No hemos podido averiguar el nombre de su segunda mujer, con la que tuvo una
hija.[16]
Del primer matrimonio nacieron diez hijos, dos de los cuales fueron:
1) Don Pedro de Argañarás y Murguía, que inicia la rama primera y
2) Don Ignacio de Argañarás y Murguía, que da comienzo a la rama segunda.
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