MANUEL BELGRANO Y BERNABÉ ARÁOZ (ENCUENTROS Y DESENCUENTROS ENTRE DOS BALUARTES DE LA REVOLUCIÓN AMERICANA) - Parte III
ALEJAMIENTO DEFINITIVO DE BELGRANO
Nuevamente Bernabé Aráoz estaba al frente de una provincia
sin recursos y nuevamente tendría que hacer uso de medidas
extraordinarias para afrontar gastos urgentes. Su constante desapego a
lo propio y el celo extremo por el cuidado de los recursos de la
provincia fueron una constante durante su gobierno, lo que el propio
Cabildo reconocerá, como veremos más adelante.
Mientras tanto el general Manuel Belgrano, ya ajeno a todos estos
sucesos se encontraba muy enfermo y atacado por una gran pena y
depresión. Su amigo, el comerciante José Celedonio Balbín recordaba: “
de resultas de la revolución ( del 11 de Noviembre de 1819), se vio
abandonado de todos el general Belgrano, nadie lo visitaba, todos se
retraían de hacerlo”.
Toda esa cohorte de lisonjeros que
lo rodeaba en épocas de su jefatura en el Ejército se había esfumado.
Dos razones fundamentales: una la propia naturaleza humana que
generalmente abandona al héroe caído y la otra es que sus últimas
medidas como gobernante, ordenando la exacción forzosa de fuertes sumas
de dinero a una población empobrecida por el sostenimiento de las
tropas, habían horadado fuertemente su popularidad.
Para
colmo se habían agregado a su casa varios de sus antiguos oficiales
caídos en desgracia a los que no podía mantener.
Desagradado ya por
su situación y sintiendo que su salud se agravaba decidió viajar a
Buenos Aires y alejarse las inquinas de la ciudad aldea que era por
entonces Tucumán.
Fue entonces cuando le solicitó
formalmente al gobernador Bernabé Aráoz que le facilitara dinero de la
caja provincial para su viaje. El 20 de febrero de 1820 el gobernador
Bernabé Aráoz eleva la siguiente nota: “Al oficio del Excelentísimo S.
Capitán General don Manuel Belgrano (nótese el trato respetuoso) a este
gobierno de fecha 17 del corriente expresándole que desesperando
invensiblemente los físicos que asisten a su curación (SIC) de un
perfecto restablecimiento sino muda de temperamento con la posible
anticipación, a cuyo efecto había dispuesto trasladarse cuanto antes a
la ciudad de Buenos Aires, y para verificarlo pide el auxilio de dos mil
pesos con concepto a que le será forzoso por las presentes
circunstancias alguna detención en alguno de los puntos intermedios, se
decretó lo que sigue: “ Tucumán Enero 19 de 1820. Por recibido en esta
fecha para contestar y satisfacer el presente oficio del Exmo Cap. Gral.
Informe el Ministro de Hacienda acerca del dinero existente en cajas”.
Firma el oficio el gobernador don Bernabé Aráoz y el Ministro de
Gobierno Dr. José Mariano Serrano.
El Ministro de hacienda
responde al día siguiente: “El corte y tanteo de esta caja que V.S. se
sirvió practicar por el mes de Diciembre último dio el caudal de seis
mil noventa habidos en el y su existencia de cinco reales por razón de
haberse invertido en hacienda en común 172 pesos, en gastos de guerra
2610 seis y tres cuartillos; en sueldos militares 2667 cuatro y tres
octavos; en los de hacienda 596, y en los políticos 50. Y por lo que
respecta al presente hay ingresado hasta la fecha treinta y siete pesos y
cinco reales en suscripción voluntaria entregada de esta forma…de modo
que para mi subsistencia he tenido que mendigar auxilios particulares
mientras mejoraban los ingresos y éste mismo recurso entiendo han
adoptado en e día los subalternos de la oficina. He cumplido con este
Superior Decreto de ayer traído como a las cuatro y media de la tarde”. (
Página 61 vta, Libro copiador de informes que corresponden desde 1818
hasta 1826, Archivo Histórico de la Provincia de Tucumán).-
Tal como lo prueba de manera palmaria la documentación referida y
que puede consultarse públicamente, las arcas de la provincia estaban en
la más completa ruina. Al momento de la solicitud de Belgrano, consta
que sólo había CINCO REALES en existencia y que el Ministro de Hacienda
debía literalmente “mendigar auxilios” para la subsistencia de la
administración. También que el grueso de los gastos eran para atender
gastos de guerra y sueldos militares…
Por tanto la
acusación que muchos historiadores han proferido en contra de don
Bernabé Aráoz, afirmando que NEGÓ auxilio y DESAMPARÓ a Manuel Belgrano,
son absolutamente FALSAS. No se puede “NEGAR” lo que no se tiene; no
existía dinero en las cajas provinciales, allí están las cuentas
públicas a disposición de cualquier investigador.
Tampoco es cierto que lo desamparó pues cuando Belgrano, gracias a un
préstamo de dinero de su amigo Balbín pudo viajar finalmente a Buenos
Aires, el gobernador Aráoz mandó una fuerte custodia para que lo
acompañara hasta Santiago del Estero, seguramente hasta el límite con
Córdoba, pues allí llegaba la jurisdicción de la entonces provincia del
Tucumán.
Es entonces inobjetable el hecho que Aráoz,
le rinde atenciones y consideraciones especiales a un hombre que estima
en verdad, más allá de sus diferencias, cuyas razones ya se explicaron
anteriormente. Con el aporte de la custodia, le rendía “honores
militares” y el agradecimiento del cabildo que representaba, siendo en
ese momento todo lo que podía hacer por él. La provincia estaba quebrada
y ningún comerciante capitalista prestaba dinero al gobierno, a no ser a
fuerza de embargos o prisión.
Por supuesto que las
relaciones entre Belgrano y Aráoz se habían tornado distantes desde los
tiempos en que disputaban el manejo de la provincia en 1817, pero
siempre se habían mantenido dentro de la cordialidad y las formas.
Insisto: el gesto de enviarle una custodia, seguramente
solventada del propio bolsillo de Aráoz, muestra el respeto,
agradecimiento y alta estima que sentía por el insigne patriota que
marchaba ya hacia un destino incierto, sin poder conocer que ya no
volverían a verse.
Autor: José María Posse
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