Los seres humanos de este planeta
estamos todos muchos más emparentados de lo que creemos. Una explicación
matemática de esta afirmación nos va a llevar a entenderlo, aunque los
números al principio serán engañosos.
Todos necesariamente tenemos 2
padres. Y 4 abuelos. Y 8 bisabuelos. Y 16 tatarabuelos. Si seguimos a la
sexta generación, descendemos de 32 personas. En la séptima, de 64. En
la octava, de 128. En la novena, de 256. En la décima, de 512. En la
undécima, de 1024. En la duodécima, de 2048. Y así sucesivamente, hasta que
encontramos (oh!) en esta progresión exponencial que en la generación
Nº 18 descendemos de 131.072 personas. Hasta aquí todo es posible. Pero
si seguimos adelante, en la generación nº 32 -sólo hace 800 años-
descenderíamos de 2 mil millones de personas. Y en la generación Nº 41,
de 1 billón (aproximadamente) de personas. Y aquí viene la pregunta:
cómo puede esto ser posible si en el siglo 9 no había esos habitantes en
el mundo, sino tan sólo unos 200 millones?
La respuesta es una consecuencia necesaria: para que esto sea cierto (y lo es) los antepasados tienen que repetirse.
En genealogía, esto se llama
IMPLEXO. Es decir, hay un punto en el pasado en el que la ascendencia,
en lugar de expandirse, se comprime.
Por ejemplo: un mismo ancestro
puede ser nuestro antepasado por parte de madre en la generación 32 y
por parte de padre en la 31, y etc. Una simple ecuación ilumina estas
cifras: 1 billón dividido 200 millones, nos da 5.000. O sea que, hace
1200 años, nuestros antepasados se repiten en nuestro árbol 5.000 veces.
Si a los 6 mil millones de habitantes de hoy se les repiten 5.000 veces
los antepasados, es altamente posible que hace 1.200 años casi todos
tengamos ancestros comunes. Si seguimos hacia atrás en el tiempo, y hay
cada vez menos gente disponible para poner y más ramas de los más de
7000 millones de árboles de la gente viva hoy día, es matemáticamente
inevitable que, en algún punto, haya una persona que aparezca al menos
una vez en el árbol de todo el mundo. Y siguiendo hacia atrás, llega un
momento en el que cada persona de la Tierra es un antepasado de todos
nosotros, hasta que por supuesto, alguien es el ancestro común de todos.
De este cálculo hay que deducir a
los que murieron sin dejar descendencia, y a las líneas de descendencia
interrumpidas.
A la inversa, cualquier persona que hace 800 años haya emigrado de
un continente a otro, puede ser el ancestro de más de 2 mil millones de
personas de hoy en día.
Este fenómeno del implexo se
puede ver claramente en ciertos sistemas de numeración genealógica, como
el Sosa-Stradonitz. Este sistema de numeración es una progresión
exponencial de base 2, (2², 2³, etc.) que funciona de esta manera: El
sujeto estudiado es el Nº 1, su padre el nº 2 y su madre el nº 3. A su
vez, los padres de su padre tendrán los números 4 y 5, y los padres de
su madre los números 6 y 7, y así sucesivamente.
Figura 1 |
En este sistema los hombres llevarán siempre números pares (figura Nº 2) y las mujeres, impares (Figura Nº 3).
Las mujeres son el número de su cónyuge, +1. Y los hombres el número de
su cónyuge, -1. Un padre siempre será el doble de su hijo, y una madre,
el doble+1.
Figura 2 |
Figura 3 |
Este método parte de un individuo,
el sujeto que hace el árbol, y va aumentando hacia atrás de manera
progresiva. Es una progresión exponencial, que tiende a crecer
indefinidamente. Pero tiene que tener un límite.
Lo interesante de este sistema
es que nos permite darnos cuenta de algo, básico en genealogía: que no
hay un número infinito de ancestros. Esto debe tener algún límite.
Siguiendo la progresión lo suficientemente lejos hacia atrás, se termina
produciendo un absurdo. Para ser más claro: en la generación nº 32,
tendríamos ya más de 2 mil millones de ancestros. Y en el siglo VIII,
que es adonde correspondería esa generación, no había 2 mil millones de
personas en el planeta. A su vez, si seguimos aumentando padres y madres
hacia atrás, tendríamos un número de ancestros que son más de los
habitantes del planeta hoy, en un mundo que estaba en realidad
despoblado.
Lo que ocurre es que esta
progresión ascendente, nos muestra claramente el fenómeno del “implexo”:
la progresión, en lugar de expandirse, en un momento dado, comienza a
implosionar, a cerrarse. Y los mismos sujetos se repiten en varias
generaciones. Hasta el punto de que siguiendo hasta lo máximo hacia
atrás, no vamos a encontrar miles de millones de ancestros, sino uno o
dos solos: el primer hombre o la primera mujer.
O sea que en el método Sosa Stradonitz, yendo bastante hacia
atrás, comenzaremos a ver al mismo sujeto clasificado con diferentes
numeraciones. Y esto se produce también en los casos de matrimonios
endogámicos, o sea dentro de la misma familia.
Todo esto es algo que deben tener en cuenta los buscadores de datos genealógicos.
Es por eso que hay que tener
cuidado con las ideas sobre distintas razas, etnias y los prejuicios que
ello acarrea: todos los seres humanos somos mucho más hermanos de lo
que creemos!
Y hay que también comprender
que, si encontramos una ascendencia en línea directa con un antiguo rey,
por ejemplo Carlomagno (siglo IX), más de 2.000 millones de personas
podrían compartir con nosotros este ascendiente. Nada exclusivo, no?
"No importa el idioma que hablamos o el color de nuestra piel,
compartimos los ancestros que plantaron arroz en las orillas del
Yangtze, los que domesticaron los caballos en las estepas de Ucrania,
los que cazaron perezosos gigantes en los bosques de Norte y Sur
América, y los que trabajaron para levantar la Gran Pirámide de Gizeh",
nos dice Steve Olson en un artículo de la revista Nature.
Fuente: ArchivosGenBriand.com
Esto nos ayuda para entender que hay un punto en el que eventualmente se empezaran a repetir los nombres de nuestros antepasados en diferentes líneas del Árbol Familiar. Mucho muy detallado este articulo, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarRevelador descripción de la geneología familiar. Gracias por el articulo.
ResponderEliminarUn muy buen aporte para la mayoría de los genealogistas que no lo conocen, o no se lo han preguntado. Felicitaciones por ello.
ResponderEliminarIgnacio G. Tejerina Carreras
MUY BUENA !! información, especialmente para aquellos que dudaban de su ascendencia por los entronques con nobles, reyes, profetas, emperadores, etc. que lo mostraba fantástico.
ResponderEliminarHay formas matematicas para determinar el porcentaje de consanguineidad de un ancestro lejano ??
Excelente, muchas gracias por compartirlo. Sdos.
ResponderEliminarExcelente explicación....gracias por compartir sus estudios...saludos desde Sonora, Mexico.
ResponderEliminarBueno no hace falta ser muy lince. Yo tengo seis hermanos y todos tenemos los mismos ancestros. Tengo 23 primos y a partir de mis abuelos paternos tenemos todos los mismos ancestros y así sucesivamente. Un saludo
ResponderEliminarContinuo. Si los seis hermanos tuvieramos cada uno 2 hijos y a su vez cada uno otros dos hijos y asi sucesivamente (esuna progresión geométrica del tipo an=a1*r elevado a n-1) dentro de 32 generaciones se habrían generado casi 13 mil millones de seres y todos tendrían unos ancestros comúnes (al menos) a partir de mis padres
ResponderEliminarMuy buen articulo.gracias
ResponderEliminarMuy buen articulo, felicitaciones
ResponderEliminarMuy buen articulo, iluminador, felicitaciones
ResponderEliminarBueno e importante artículo, felicitaciones
ResponderEliminarNo cave duda, es como decia nuestro Señor Jesucristo, TODOS SOMOS HERMANOS !!!!!
ResponderEliminarSaludos. Para que se artículo quede mejor, hay que recordar que los números ordinales correspondientes a las posiciones 11 y 12 son undécimo y duodécimo.
ResponderEliminarLa realidad es que antes de 1900 o en algunos 1800 las personas no se movían de un pueblo. Dentro de esos pueblos los antepasados se repetían por millones, pero no necesariamente teníamos antepasados en otro pueblo a 500 km. El implexo se daba dentro de los pueblos y no a nivel planetario. Cada tanto un aventurero emigraba y eso abre un árbol a otro pais, pero era mas excepción que regla. El articulo muestra algo en forma matemática, pero conceptualmente erróneo. Mi abuelos vinieron de pueblos europeos y posiblemente todos sus antepasados se repetían por millones, pero dentro de la misma comarca. Mis abuelos italianos tenían pocas posibilidades de tener antepasados polacos. Porque muy pocos emigraba de Polonia a Italia, por ejemplo. La endogamia se daba dentro de los pueblos.
ResponderEliminarExcelente, pero doceavo no es lo mismo que duodécimo, ni onceavo es lo mismo que undécimo.
ResponderEliminarmuchas gracias por la observación, los términos han sido corregidos
ResponderEliminarGracias por el artículo ¿cómo puedo citarlo?
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