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domingo, 23 de noviembre de 2014

Etimología de apellidos alemanes


El estudio etimológico de los apellidos alemanes se inició a finales de la Edad Media. La mayor parte de los apellidos alemanes se generaron a partir de apodos. Se clasifican en cuatro grupos, con base en el origen del apodo: uno o más nombres de pila, designaciones de oficios, atributos físicos y referencias geográficas (incluso las referencias al nombre de alguna construcción). Además, muchos apellidos describen alguna característica específica en el dialecto correspondiente a la zona en la que se originaron.

Con frecuencia, los nombres de pila se convirtieron en apellidos cuando se identificaba a algunas personas a través del nombre de su padre, es decir, con el patronímico. Por ejemplo, el apellido Ahrend se convirtió, con el tiempo, en Ahrends, al añadirle la terminación -s correspondiente al caso genitivo del alemán (en alemán, la frase Ahrends Sohn equivale en español a "el hijo de Ahrend").

Ejemplos de apellidos: Ahrends, Burkhard, Wulff, Friedrich, Benz. Dado que muchos de los primeros registros urbanos se escribieron en latín, era frecuente que se usara el plural genitivo -i como, por ejemplo, en Jakobi o en Alberti o (escrito con -y) en Mendelssohn Bartholdy.

Las designaciones de oficios son la forma más común de formación de apellidos. Cualquiera que tuviese una ocupación poco usual terminaría por ser identificado con ella. Ejemplos: Schmidt (herrero), Müller (molinero), Meier (administrador de una granja; emparentado con Mayor y Meyer), Schulze (corregidor), Fischer (pescador), Schneider (sastre), Maurer (masón, albañil), Bauer (granjero), Metzger o Fleischer (carnicero), Töpfer o Toepfer (alfarero).

Nombres de características físicas fueron adoptados como apellidos en casos como Kraus (pelo enrulado), Schwarzkopf (cabeza negra), Klein (apodo, pequeño), Groß (grande).

Nombres geográficos de los que se derivaron apellidos gentilicios, como Kissinger (de Kissingen), Schwarzenegger (de Schwarzenegg), Busch (bosquecillo), Bayer (de Baviera, en alemán Bayern). Böhm indica que la familia proviene de la región checa de Bohemia.

Un caso particular es el de los apellidos derivados de nombres de lugares o edificios. Antes de la asignación de nombres y numeración a las calles, e incluso mucho después, muchos edificios importantes, tales como posadas, molinos y granjas, tenían nombre. Generalmente eran más conocidos por éste que por la gente que vivía en ellos; los habitantes recibían su apellido del nombre del edificio o zona. Podía estar combinado con una profesión: Rosenbauer (granjero de rosas, por una granja llamada 'la rosa'); Kindlmüller (niño-molinero, de un molino llamado 'el niño de Navidad', 'el hijo pródigo' o 'el hijo [niño] del rey'). También se usaba el nombre tal cual: Bär (oso); Engels (de Engel, ángel).

La inmigración, fomentada a menudo por las autoridades locales, aportó también apellidos foráneos a las regiones de habla alemana. Según cual fuere la historia regional o las condiciones geográficas y económicas reinantes en las diversas épocas, numerosos apellidos tienen un origen francés, holandés, italiano, húngaro o eslavo (p.ej. polaco). En ocasiones han perdurado con su forma original, en otras la ortografía se ha adaptado al alemán (la terminación eslava ic se ha convertido en alemán en -itz o -itsch, pronúnciese "ich"). Con el correr del tiempo, la ortografía se ha modificado frecuentemente para reflejar la pronunciación efectiva en alemán (Sloothaak, del holandés Sloothaag). Sin embargo, en algunos casos, como el de los Hugonotes franceses que emigraron a Prusia, se conservó la ortografía de sus apellidos pero con la pronunciación natural de los nativos alemanes al leerlo: Marquard se pronuncia marcar en francés, pero luego pasó a pronunciarse Markuart como si se tratara de un nombre alemán.

La preposición von ("de") fue utilizada para distinguir la nobleza; por ejemplo, si alguien fue Barón de la villa de Veltheim, su familia será von Veltheim. En tiempos modernos, la gente perteneciente a la nobleza agrega 'von' a su nombre. Por ejemplo, Johann Wolfgang Goethe, su nombre sería Johann Wolfgang von Goethe. Esta práctica termina con la abolición de la nobleza en Alemania y Austria en 1919. En algunas zonas de Suiza, von es usado en nombres geográficos y no nobles, p.ej. von Däniken (del pueblo de Däniken). Lo mismo es válido en los Países Bajos y Flandes, donde se habla flamenco (un idioma muy similar al alemán) y donde este tipo de apellido era muy común. Muchos nombres de ciudades terminaron dando lugar a apellidos flamencos (Van Gogh, Van Keulen, Van Gulik, Van Bon, etc.), pero no así a alemanes.

Los judíos germanoparlantes no adoptaron apellidos hasta los siglos XVIII y XIX. Algunos pudieron escogerlos ellos mismos, creando apellidos con dos nombres que sonaran bien. Ejemplos: Goldblum (flor dorada), Rosenthal (valle de rosas), Rothschild (escudo rojo), Schwarzschild (escudo negro), Silberschatz (tesoro de plata), Stein (piedra). En otros casos la administración les asignaba apellidos a discreción de los funcionarios, que a veces resultaban denigrantes. Algunos adoptaron apellidos alemanes tradicionales para no llamar la atención, como los conocidos Meyer o Löwe, que podría referirse tanto a la palabra alemana 'Löwe' (león) como a la tribu judía de Leví. La terminación alemana -mann debería distinguirse del sufijo judío -man, pero como es lógico esto no puede generalizarse.

En cuanto a los apellidos originariamente locales, son numerosos los que presentan características de dialectos locales, tal es el caso de las terminaciones corrientes de los diminutivos en el sur de Alemania, Austria y Suiza, como -l -el, '-erl, -le o -li como en Kleibl, Schäuble o Nägeli (de 'Nagel', uña, clavo).

Muchos nombres de familias no poseen una conexión obvia con una comunidad, ocupación o estadio de vida. Uno de ellos es Geier, que se refiere a un ave, a una ciudad o a una historia oral de origen campesino que refiere a un mito - que los bebés humanos fueron robados de un pueblo por aves gigantes que devolvieron a sus captivos una vez que los pueblerinos atacaron y destruyeron sus nidos.

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