Se suele decir, e incluso creer, que todo tiempo pasado fue mejor. Es común escuchar, que la gente de antes era mejor, mas buena. Frecuentemente escuchamos: ¡esto antes no pasaba! o ¡Cada vez estamos peor, antes era otra cosa! Es decir, se afirma que vamos en un camino de descenso en lo que hace a lo moral. Y la verdad, estimado lector, que ese pensamiento es equivocado y no se compadece con la realidad.
Manuela Mónica |
Fijémonos en las relaciones de familia. En la cristiana Buenos Aires de
fines del siglo XVIII y el siglo XIX, había varias clases de hijos.
¿Como? Sí, leyó bien. Si el hijo era fruto de padres casados según la
“Santa Madre Iglesia”, era legítimo. Si era hijo de una persona que
estaba bajo el compromiso de votos religiosos, (cura o monja), se
denominaba sacrílego. Pero si era hijo de persona casada con otra que no
fuese el cónyuge legítimo, entonces era adulterino. También estaba la
posibilidad de que fuese hijo de personas que no podían casarse en razón
del vínculo de sangre, (hermanos, padres e hijos, etc.), estos fueron
los llamados incestuosos. Finalmente, si eran hijos de padres solteros
que no tenían impedimentos para estar casados, pero que por cualquier
razón no lo estaban, se denominaban naturales.
Como
se aprecia claramente de lo comentado, en la "paradisíaca y pía"
sociedad de gente buena, cuyas casas eran servidas por esclavos que se
compraban en el mercado con total naturalidad, como si fuesen
electrodomésticos, los hijos acarreaban el pecado de los padres.
Pero hecha la ley, hecha la trampa. Estos estigmas que pesaban sobre
los niños obviamente mortificaban espíritus sensatos, sensibles y
amorosos. Y se crearon atajos para salvar estas monstruosas situaciones.
Para el caso de los naturales, era posible remover esa mácula, mediante
un recurso elevado al Consejo de Indias denominado “gracias al sacar”, incluso
en el caso de que sus padres no se casaran. Eso si, no era para
cualquiera dado su elevado costo. Pero muchas familias económicamente
poderosas, desembolsaban lo necesario para legitimar su descendencia.
Pedro Pablo |
Y este comentario viene a colación en nuestra columna de hoy en razón de que mucho tiene que ver con don Manuel Belgrano.
Como se sabe, el creador de la bandera tuvo dos hijos, un varón y una niña, con distintas parejas.
María Josefa |
El primero, Pedro Pablo Rosas y Belgrano, fue fruto del amor con María
Josefa Ezcurra, la que al momento de la concepción del niño, era casada
con su primo español Juan Esteban Ezcurra, ausente de Buenos Aires desde
junio de 1810. El niño fue concebido entre octubre y noviembre de 1812,
durante el encuentro de los padres en Tucumán, es decir mas de dos años
desde que el matrimonio Ezcurra-Ezcurra estaba fácticamente separado.
Luego, el hijo no podía ser fruto de otra relación que no sea
adulterina, es decir de la madre con una persona distinta de su marido.
Para evitar esta mancha, y además, que el multimillonario Juan Esteban,
ofendido por el adulterio de su mujer, le quitara todos los cuantiosos
bienes de la enorme fortuna dejada en Buenos Aires, se armó la escena de
que el niño fuese encontrado en el atrio de una iglesia donde iba
diariamente a rezar Encarnación Ezcurra, (mujer de Juan Manuel de Rosas y
hermana de María Josefa). El niño fue adoptado por el matrimonio
Rosas-Ezcurra, y recién cuando Pedro Pablo cumplió con la mayoría de
edad, le fue informado por el Restaurador su verdadero origen.
En cuanto a la hija que Belgrano tuvo con la tucumana Dolores Helguero,
esta nació en fecha 4 mayo de 1819 y fue bautizada en la Iglesia
Matriz de San Miguel de Tucumán en fecha 7 del mismo mes. Belgrano
reconoce a su hija, en carta de fecha 22 de febrero de 1820, que remite
al Cabildo tucumano, solicitándole ponga a nombre de la niña la
propiedad que el tenía en la Ciudadela. En dicha carta, define a la niña
como “hija natural”.
Ahora bien, esto de los hijos
naturales y legítimos y todo el otro parafernálico menú de opciones
según la categoría de la relación de los padres, era frecuente y por lo
tanto se trataba de legislación usualmente empleada. Según un estudio
realizado por Ricardo Lesser, en la Catedral de Buenos Aires, de cada
cuatro bautismos formales, uno correspondía a “hijos de la iglesia”.
hola como estas? gracias por este blog guia de estambul
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