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viernes, 15 de abril de 2016

La magnanimidad del prócer



Apenas habían transcurrido siete días del formidable triunfo de "Maypo", en el que las fuerzas del Ejército Unido Argentino-Chileno había consolidado la libertad de Chile.

Era el 12 de abril de 1818.
Era un lugar llamado "El Salto", a unas dos leguas de Santiago. Sólo dos hombres. San Martín y su Edecán O´Brien.

Finalizada la batalla de "Maypo", caen en poder del ejército patriota gran cantidad de documentación realista. Y dentro de esos comprometedores papeles, había unas cuantas cartas que involucraban seriamente a muchos ciudadanos chilenos. Téngase en cuenta que el 19 de marzo había sido la catástrofe de "Cancha Rayada", y apenas dos semanas después la historia cambiaba y se llamaba "Maypo". Muchos ciudadanos creyeron perderlo todo luego de la aciaga noche del 19, e intentaron salvarse, tratando de congraciarse con el español. Sin embargo nunca tuvieron en cuenta a la extraordinaria recuperación del Ejército Libertador del 5 de abril...

Una a una fueron leídas con detenimiento por el General San Martín. Cuando llegó al fin de tal felonía, ordenó a O´Brien que encendiera una fogata, y todas ellas fueron quemadas, para que la culpabilidad de aquellos hombres quedara en el olvido de la historia.

“San Martín - cuenta el historiador Luis Pacífico Otero - leyó una por una las cartas que formaban ese legajo documental y cuando hubo terminado esa tarea - dichas cartas en cuestión eran testimonios fehacientes de la deslealtad para con él de varios prohombres de Santiago – pensando no en la venganza, sino en el perdón, las entregó a las llamas”. “Sólo una naturaleza como la suya era capaz de un gesto semejante y el hombre que acababa de vencer al enemigo en el campo de batalla se venció a sí mismo”.

Fuente: Granaderos Bicentenario

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